UN EMBARQUE #81

614 59 11
                                    



Bloqueé el teléfono al segundo de haberle enviado el mensaje, parecía idiota. Me levanté de mi cama y fui al baño, los nervios me tenían la vejiga llena. Pasé por la cocina y tomé agua para mi garganta seca, peor que para mi casting. Me devolví a la habitación, Violet seguía viendo vídeos de cover de la fans en el smart tv.

          —Sonó tu teléfono —me dijo sin más

Asentí con mi cabeza y me acosté a su lado, tomé mi teléfono y lo desbloqueé. Rápidamente abrí nuestro chat.

Bebé

¿Mañana?  |   21:06 pm

¿A que hora?  |   21:06 pm

A decir verdad, mañana es un día complicado  |   21:06 pm

21:10 pm  |   ¿De verdad?, entonces no te preocupes

21:10 pm  |   No es nada importante de todas maneras

Bebé

¿Estás segura?  |   21:10 pm

Podemos salir otro día. ¿Dónde tenías pensado ir?  |   21:10 pm

21:11 pm  |   De verdad no tienes que preocuparte

21:11 pm  |   Otro día podremos ir al río Han

Bebé

¿Río Han?, sería increíble  |   21:11 pm

Ha pasado tiempo desde que no voy  |   21:11 pm

21:11 pm  |   Sí, no tienes que preocuparte

21:12 pm  |   Habrá tiempo en el futuro

Y así tendría que ser, pues ya se había arruinado todo. De todas formas no iba a perder ese dinero, iba a ir sola para disfrutar del río Han y comer bien, darse un gusto era bueno de vez en cuando y ahora era la mejor instancia. Tal vez me serviría para pensar las cosas bien y no hacerlas apresurada sin el consentimiento de la otra persona, no podía depender de su tiempo si no preguntaba.

Durante la noche mi sueño se veía lejano, por más que mantenía mis párpados cerrados no podía conciliar el sueño. Me giraba de un lado a otro, pensaba demasiado y no podía dejar de hacerlo. Dentro mío sentía que estaba perdiendo, que aquello oportunidad que estaba buscando no iba a volver porque tal vez él ya me había superado y estaba bien sin mí. Sin darme cuenta escuché la alarma del despertador de mi teléfono.

          —Buenos días —escuché a Violet. Abrí mis ojos después de apagar la alarma y me di vuelta a mirarla, la chica estaba mirando algo en su teléfono— ¿Cómo dormiste?

          —Pues.. creo que bien, no me di cuenta cuando me dormí... ¿y tú?

          —Como un bebé

          —Pero si eso eres —la chica sonrió y luego bostezó

          —Me levantaré —dijo. Rápidamente se puso de pie y buscó unas cosas en el armario— Hoy saldré con Clavel de compras, al fin compraré esos pantalones que vi la vez pasada que salimos juntas. ¡Ahora serán míos!

Violet se metió a la ducha y yo me levanté, salí de la habitación con pijama. Me dirigí a la cocina y ahí me encontré con Layla quien estaba preparando desayuno, de paso me lo hizo a mi también. Desayunamos juntas y luego se nos unió Fuji, al parecer Clavel ya había desayunado y se encontraba en su habitación haciendo su maquillaje.

Después de desayunar me quedé en el salón principal viendo televisión, parecía un saco de basura tirado encima del sofá. Oí a Clavel apresurar a Violet quién recién estaba desayunando, como siempre, Violet tardaba mucho. Después de media hora se fueron al fin, siendo las once de la mañana recién.

Cerca de las tres de la tarde después de almorzar, me fui directo a la ducha y me di un baño un poco largo. Al fin estaba usando esas sales de baño que me había regalado Fuji para navidad, si que relajaban. Mientras me mantenía pensando en la nada venían a mi recuerdos vagos, pues no podía sacar de mi cabeza el rostro de Taeyong. Una vez que terminé de ducharme entonces salí de mi habitación y me arreglé un poco, en realidad usé y me maquillé como se me dio la gana. Alisé mi cabello y me hice aquella cola de caballo, las extensiones eran muy largas y a veces me fastidiaban un poco.

          —Saldré, no me esperen para la cena —les dije a Fuji y Layla quienes estaban en el salón viendo televisión

          —¿Saldrás?, ¿estás bien? —me preguntó Layla

          —Sí, lo estoy —le sonreí— Solo quiero respirar aire fresco y visitar lugares, he estado un poco estresada

          —¡Vamos, yo igual tengo ganas de ir! —exclamó Fuji

          —¡No! —exageró Layla— Osea... digo, Fuji, Unnie quiere salir sola. ¿Entiendes?

          —Oh... entiendo, perdón

           —No, no tienes que disculparte —sonreí— No tengo alg-

          —¡No te preocupe por nosotras Unnie, ve tranquila! —me interrumpió Layla

Fuji sonrió y asintió con su cabeza, Layla hizo lo mismo. Yo asentí también y salí de casa, me subí al ascensor y así bajé hasta el aparcamiento. Solo al dar un paso recordé cuando lo vi, estando de pie, tan joven y guapo como siempre. Pero ahora solo había gente desconocida subiendo a sus autos y conduciendo por el lugar. Me subí a mi auto y suspiré, encendí el auto y luego la radio. Tener un viaje relajante era el objetivo principal de esta salida y lo quería mantener hasta el final.

Después de veinte minutos conduciendo, al fin llegué al río Han donde estaría el barco esperándome para embarcar. Gracias al cielo no había mucha gente,, en realidad solo vi un par de parejas de ancianos caminando y uno que otro ciclista. Porque el ambiente no estaba para salir a pasear en realidad, el viento soplaba fuerte y estaba bastante frío, pero nada me iba a detener y menos perdería dinero.

          —Hola, disculpe —le dije a un señor que estaba a las orillas del río. El caballero me miró

          —Sí, dígame señorita

          —Yo, un barco, yo arrendé un barco para hoy

          —¡Oh, sí, hola! —me dijo alegre— Seré la persona encargada si tiene algún problema, mareo o cosas así. Mi nombre es Minki

          —Buenas tardes, soy T/N —le sonreí

          —Señorita T/N, aún son las cinco de la tarde —me dijo— Tendrá que esperar hasta las cinco y media, el conductor esta asegurándose que todo este en su lugar. ¿No le importa esperar no?

          —Sí, no se preocupe por eso. Estaba un poco ansiosa por eso me vine antes

Y así esperé sentada en mi auto, mientras miraba la gente pasar, mientras oía música, mientras el tiempo pasaba y me entraba el sueño sin quererlo. A lo lejos vi a una persona de cabello rubio llegar corriendo hacia donde estaba el señor que yo había hablado hace unos minutos. Su ropa era demasiado llamativa como para tratarse de cualquier persona. Ya estaba alucinando otra vez.

Las palabras se las lleva el tiempo / Taeyong y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora