UN ATARDECER #82

584 75 9
                                    



Seguí mirando a aquel chico, lo vi conversar con el señor que yo había hablado hace algunos segundos. En un momento el señor apunto hacia mi automóvil y el chico se giró a ver rápidamente, no podía creer ver de nuevo ese rostro. Como una canción de amor, así me sentí cuando volví a verlo. Su mirada estaba fija en mi auto, ni siquiera se movió por un segundo.

Después de decidir sobre bajarme del auto o no, al final decidí hacerlo, sobre todo cuando lo vi caminar hacia mí. Mientras más nos acercábamos, más parecía como una ilusión en medio del desierto. Tal vez sí estaba sucediendo.

          —¿Qué haces aquí? —fue lo único que salió de mi boca a pesar de tener mil cosas más por decir.

          —Ah... Hola —dijo seguido de una sonrisa nerviosa, así mismo rascó su cabeza con el dedo índice.

          —Sí... Hola, Taeyong —reí nerviosa— Perdón, es que solo me sorprendió verte aquí... pensé... yo pensé que no vendrías

          —Ya sé que dije eso... no te mentí —inmediatamente su expresión cambió a una de preocupación y abrió sus ojos más de lo normal— Tuve un día realmente ajetreado... pero hice tiempo para venir. Perdón si no te avisé con anticipación...

          —¿Perdón? No pidas perdón, esta bien... yo te creo

El chico dejó de lado su expresión de preocupación y se relajó. Decidí caminar hacia el señor y preguntar, Taeyong me siguió el paso. Aquel señor nos dijo que no había problema en que nos subiéramos, que todo estaba preparado y no había razón para estar más tiempo en tierra. Nos embarcamos al barco de color blanco, se veía muy alto. Al subir me di cuenta que el conductor estaba arriba y que había una escalera hacia abajo, era tal cual lo había visto en la página de reservas.

          —¡Wow, es genial! —exclamó Taeyong al ver al conductor

          —¡Oh, Hola! Bienvenidos a "Medusa", seré su capitán esta noche. Mi nombre es Shin Dong Hee, espero que se diviertan y olviden sus problemas durante esta aventura.

Todos dimos reverencias y sonreímos, era un poco incómodo y tonto pero a la vez Shin Dong Hee era gracioso y se veía amable. Después de esa presentación nos alentaron a caminar hacia la apunta del barco, el cual tenía todo el borde rodeado por una cerca de metal blanco que llegaba hasta la altura de mi cintura.

El cielo ya estaba tomando ese color anaranjado a medida que el sol se escondía tras los edificios, no habían muchas nubes por lo que se podía preciar aún más el degradado que se iba formando.

          —Espero que no terminemos como el titanic —dijo Taeyong. Yo lo miré, el chico sonrió tímido, me daba cuenta por como ponía sus cejas.

          —Tienes razón, espero que no —me quedé mirando el agua mientras el barco avanzaba

          —Vi el vídeo que ustedes lanzaron...

El chico habló mientras le daba la espalda a la cerca y se apoyaba contra ella, así dejando ver al chico apuesto que nunca me había dejado de gustar. El cálido sol de atardecer le llegaba directo a su rostro, sus ojos se veían más hermosos que de costumbre y se dejaba notar con mayor claridad esa cicatriz al lado de su ojo derecho. Aún me seguía pareciendo tan atractivo con todas sus "imperfecciones físicas", pues lo hacían lucir más real.

          —Es increíble, y no solo hablo del vídeo. La canción es increíble y la coreografía es realmente impactante, ¿es verdad que Lia Kim tiene que ver?

          —Correcto —reí— ¿Cómo es que lo sabes?

          —Pues... investigué un poco —dijo.

Sin pensarlo me quedé viendo directamente sus hermosos ojos, el chico me notó y dejó de mirarme. Recorrí con mis ojos el contorno de sus brazos hasta llegar a sus manos, quería tomarlas y dejar besitos en ellas. Era la cosa más tierna que podría haber conocido, el más lindo, el más herido y al único que podría ver, oír e incluso soportar sus enojos por toda una eternidad sin aburrirme.

          —¿Qué? —preguntó entre risas

          —¿Qué de qué?

          —Ah... no sé —rió y cepilló su cabellera con sus dedos— ¿Tienes algo que decirme?

          —Si te soy honesta... muchas en realidad

El chico me miró al fin, sus grande ojos lucían hermosos. La forma en que miraba, tan concentrado, no sabía si podría resistir sin tocarlo un poco más. El chico se separó de la cerca y se quedó de pie mirando hacia el frente, asintió con su cabeza y volvió su mirada hacia mí.

          —Te escucho —dijo

          —Quiero intentarlo una vez más, te necesito —confesé sin pudor

          —Me necesitas... —respondió. Me miró sin girar la cabeza— Yo te necesité cuando me sentí solo, pero tu no estuviste... es más, me dejaste. Ya sé que no sabías, pero me dolió ¿sabes?, quería decirlo...

          —Ya entiendo que no fui la única que la paso mal, intento ponerme en tus zapatos. Pero te pido que por favor tú te pongas en los míos también... me volví sorda y ciega

          —Cuando te veo lo primero que recuerdo son tus horribles palabras de ese día, tu rechazo. Estoy tratando de sobrellevarlo, de verte y pensar en las cosas buenas... pero es difícil —el chico suspiró

          —Perdón por interrumpir, la cena está lista. Siganme por favor —nos dijo un señor vestido de mesero

Sin pensarlo nos pusimos en marcha y lo seguimos, bajamos y llegamos al piso donde estaba todo decorado hermosamente de madera. Además de estar temperado, estaba realmente cómodo y se sentía como en casa. Nos sentamos, uno frente al otro. Luego de unos segundos algo incómodos, llegó un mesero y nos sirvió la comida. El cangrejo lucía exquisito, veía a Taeyong babear.

Así de a poco iban llegando platos, uno tras otro, no sabía si mi estómago podría aguantar con tanta comida. Habían tantas exquisiteces que no quería irme sin probarlas todas, por lo que traté e hice espacio para poder comer de todo. Al parecer no era la única que estaba intentando lo mismo, Taeyong lucía tan feliz de comer, fue imposible no sonreír, había olvidado lo sanador que era verlo comer. El chico me miró y me dio una pequeña sonrisa, aquello hizo acelerar mi corazón como si hubiera corrido una maratón. Pero otra parte de mí no podía sonreír así.

Las palabras se las lleva el tiempo / Taeyong y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora