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9 años
Meghan llegó al colegio con una sonrisa radiante, llevaba su vestido favorito y además era su último día de clases. Era azul, su color favorito. Y además se lo había regalado Will, el hijo mayor de sus vecinos, por su cumpleaños. Al entrar en clase inmediatamente vio a su odioso vecino Leo, este la miró y sonrió al verla con ese vestido, él ayudó a elegirlo. Meghan se sentó en la penúltima fila con su mejor amiga Grace, minutos después sintió que le tiraban cosas en el pelo, y cuando se giró vio a los amigos de Leo tirándole trozos de goma a ella y a su amiga. La niña suspiró cansada, pero prefirió no hacer nada, no quería fastidiar su último día.
[...]
-Entonces Meghan, ¿cual es la respuesta?
La niña se quedó muda, había estado toda la clase hablando con Grace y no sabía de qué estaba hablando la profesora.
-Déjela, profesora. La pobre es tonta -dijo Ryan, el mejor amigo de Leo.
Toda la clase empezó a reírse, incluido Leo. La niña lo miró con odio y este se calló. Al final del día, Meghan estaba furiosa con Leonardo, pues no solo se había reído de ella en clase, si no que también lo había hecho en el receso. Bueno, no se había reído, pero él había dejado que sus amigos lo hicieran y para ella eso bastaba para no dirigirle la palabra. Leo fue detrás de ella a la salida, siempre se iban juntos.
Esta vez quienes fueron a recogerlos fueron George y Robert, sus padres, y William, el hermano de Leo. Meghan al darse cuenta corrió hasta el coche con una sonrisa y se metió en la parte trasera, Will la recibió con los brazos abiertos y esta lo abrazó cariñosamente, admiraba mucho a Will.
Cuando llegaron a su calle, todos se metieron en casa de los DiCaprio, habían quedado para comer. Meghan corrió hasta el jardín y abrazó a su prima Sarah, que estaba sentada en el borde de la piscina. Su prima acostumbraba a venir también a las comidas con los DiCaprio, era muy buena amiga de Will, ambos tenían quince años e iban a la misma clase. Todos sabían que ellos dos se gustaban, pero nunca decían nada. Después de comer, los únicos que quedaban en el jardín eran los niños, Sarah y Will estaban en las tumbonas hablando y Leo y Meghan estaban nadando en la piscina.
-Venga, Meg. Perdóname.
-No me llames así, y no voy a perdonarte. Tú y tus amigos habéis estado todo el año molestándome.
El chico suspiró y se salió de la piscina, Meghan se sintió mal por un momento, pero ese sentimiento se esfumó rápidamente y empezó a nadar de nuevo.
