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No importa lo que digan mis amigos, sé que tienes un corazón y lo voy a demostrar.

Hace una semana que se había propuesto eso, viéndolo pasar cada mañana antes de entrar a las clases atemorizando a cada persona que se encontrará por los pasillos del instituto.

Ni siquiera se esforzaba y ella admitía sin problemas que la expresión homicida de su cara era probablemente la razón, sus facciones eran duras, tenía unos ojos sangre tan penetrantes que atravesaban tu alma y una voz grave y varonil que no podía ser ignorada.

Hermoso.

Por supuesto que para sus ojos era la mirada más encantadora que jamás haya existido ¿Acaso era tan difícil de ver? Que si bien una sonrisa no sería algo que vieras en su rostro todos poseían algo bueno en su interior, precisamente por eso estaba ella, una mano amiga no vendría mal.

Aunque por dentro se sintiera una completa egoísta, pues una mueca en sus labios no era todo lo que buscaba en ese erizo, tampoco una acción amable para restregarle en la cara a sus amigos que tenía razón, aunque no negaría que se sentiría bien.

No, ella quería conocerlo.

Y que mejor forma de hacerlo que dándole clases sobre cómo ser amable.

El era bueno, nadie lo creía y ella era la única que tenía esperanzas.

Así que, a pasos confiados inhaló profundo y se acercó hasta el casillero donde el protagonista aventaba sus libros de forma brusca hacia dentro cargando con su infaltable "ropa de criminal en cubierto" como le gustaba describirlo su amiga peli blanca.

Chaqueta negra con franjas rojas, camiseta sin mangas y jeans del mismo color, botas militar.

Perfecto.

Cualquier cosa que se pusiera lo hacía atractivo para ella, incluso si fuera vestido como hot dog.

Hol-

Nadie vio venir el golpe a su cara con la puerta, ni ella, ni Shadow ni sus amigos escondidos al fondo del pasillo.

Mal comienzo.

Clases de amabilidad [SHADAMY]Where stories live. Discover now