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—Amigo, relájate, ¿Había dicho que se había retrasado por qué?

—El farsante y ella tenían que hablar con el anciano sobre el trabajo final.

—¿Lo vez? Es un lío detener a ese maestro, cuando empieza con la historia del balón y el juego de basketball, se pierde en sus propios recuerdos, seguro solo es eso.

—Tch.

Paciencia.

La chica peli rosa de ojos jade, ese pequeño ser de casi metro y medio responsable de millones de migrañas,  últimamente le estaba poniendo a prueba su paciencia, la nula e inexistente paciencia que nunca tuvo.

Primero fue lo de esperarla por tres horas, en una estética mientras Amy se arreglaba las uñas, tuvo que perder el tiempo escuchando las infinitas historias de las señoras que se le acercaban y hacia escándalo por verlo ahí, era una idiotez que ni siquiera se podía acercar a ella porque en menos de lo que pensó ya tenía toda una fila pidiéndole fotos.

Después, no contenta con eso, lo llevo a rastras hacia una conferencia sobre la historia del bingo.

¿Qué mierda...?

Creyó que era el colmo cuando el día anterior, le mintió diciéndole que iba a hacer unas compras y en realidad terminaron en una guardería como voluntarios.

Tantos mocosos en un solo lugar, debía ser ilegal.

Pero se equivocó, esto, esto definitivamente era el puto colmo.

Ese idiota de Sonic se encontraba sonriente, ya los veía llegar, el cargando unos libros al igual que ella, seguro no había dejado que el lo hiciera todo solo.

Silver lo miró preocupado y al mismo tiempo sorprendido, pero...wow ¿Shadow estaba celoso...?

—Amigo, no vayas a hacer ninguna locura.

Shadow no lo miraba, no quitaba la vista del frente.

— Solo voy a confirmar algo.

—¡Viejo, espera!

No lo escuchó y caminó a paso fuerte y veloz hacia el par, oh, claro que lo iba a poner en su lugar, ya era mucho el estar confundido con lo que estaba pasando con ella como para que ese enclenque viniera y pusiera las narices donde no era su jodido asunto.

Un momento, solo iba a ser un maldito momento donde le haría saber que su existencia era tan minúscula y poco relevante que lo haría sentirse una cucaracha por el resto de su vida.

El iba a-

—¡Shadow, mira, logramos una buena nota, no puedo creer que lo hayamos logrado!

Rayos.

Ella olía a frutos rojos, su perfume era delicado y dulce, lo supo cuando saltó a sus brazos, se dio la pequeña libertad de rodearla con sus brazos, se amoldaba perfecto a aquel contacto.

—Perdon por la tardanza, ¿Me perdonas?

Todo dio un giro cuando miró su rostro, directamente a los ojos.

Supo entonces que la paciencia no era tan mala después de todo.

—Rose...

Clases de amabilidad [SHADAMY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora