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—No debiste haber hecho eso, pudiste haberte dislocado el tobillo, suerte que solo fue un simple tropiezo— 

La tan intrépida eriza rosada se encontraba sentada al borde del sillón de cuero negro, inflando sus mofletes mientras que una de sus piernas estaba extendida y descansando sobre el regazo del erizo azabache quien hasta hace unos veinte minutos se había dedicado a darle suaves masajes alrededor de su tobillo, todo fue porque con el salto que había dado, no alcanzó a pisar bien y terminó golpeándose con la esquina de la pata de una mesa el tobillo y peor aún, el meñique. 

En cuanto Shadow se dio cuenta de eso gracias a los leves quejidos que soltaba luego de aquel beso, no había dicho nada mas hasta ese momento y se había dado a la tarea de al menos tratar que el dolor fuera menos. 

No iba a mentir, eso no había sido el mejor plan, pero al fin había confesado sus sentimientos con un simple acto, ahora solo se hallaba demasiado nerviosa porque el contrario parecía no querer hablar de eso, o eso le daba a entender porque el tema no era tocado. 

¿Y si había confundido todo? 

¿O acaso debía ser más clara? 

Amy lo veía apacible, su expresión seria mientras resonaban leves quejidos por todo el lugar provenientes de ella. Cuando después de varios minutos, Shadow terminó, dejó que la pierna de la chica bajara hasta tocar el suelo nuevamente, ambos seguían sentados al lado, ambos no se atrevían a decir ni una palabra. 

Claramente la primera en hablar primero fue ella. 

Con un notorio sonrojo en sus mofletes y las manos transpirando, pero a fin de cuentas lo más impactante ya había pasado, ahora solo quedaba aclarar las cosas hablando. Así que, aspiró hondo y nuevamente lo volteó a ver, Shadow se había quedado mirando hacia la nada apoyando los codos encima de sus rodillas con su típica boca levemente fruncida. 

—Shadow, si vas a espiar mis conversaciones al menos asegúrate de oír toda la información— 

El aludido frunció el entrecejo y abriendo un poco de más los ojos girando hacia ella. 

—Rose-

—No sabía como decirte lo que sentía, estaba asustada de que si lo hacía, tu te ibas a alejar de mi, no pude evitar sentir algo por alguien que me permitió conocerlo sin caretas ni tapujos, descubrí que eres la persona que me hace sonrojar sin saber y mi corazón se...— Interrumpió y a medida que más hablaba su rostro imitaba perfectamente a las cerezas. Tosió nerviosa al ver como este se le quedaba viendo como siempre lo hacia, tan fijo y serio que nunca sabia si estaba o enojado o solo concentrado en lo que estaba diciendo. —Y-ya sabes...se acelera... —

Shadow, claramente sorprendido por lo que su Rose estaba diciendo la observaba escuchando atentamente, no podía reconocerse, había perdido el control, cuando toda su vida se habia mantenido bajo perfil ¿En verdad era real que ella provocara tanto en él? 

—Se que quizás tu no sientas lo mismo, y lo entiendo, llevamos relativamente poco de convivir juntos, y bueno, yo voy a aceptar cualquier cosa que me digas, porque creo que fue un poco "demasiado" haber corrido hasta aquí para decir esto, pero es que simplemente no pude esperar más y bueno, no quiero que me veas como si fuera una perso—

No supo cuando o en que momento, pero sus mofletes fueron acunados por las manos del azabache, acercándola con parsimonia para que al final, sus labios chocaran y se fundieran en un cálido beso que dejó a ambos seres envueltos en un mundo, en su propio mundo, donde estaban solo ellos dos y no importaba nada más. 

Luego de unos minutos, se separaron, y ella algo ida por todos los sentimientos y las mariposas que estaban revoloteando en su estomago, simplemente se rió levemente con los ojos entrecerrados. 

Shadow, por su parte, luego de separarse, la miró con una sonrisa ladina al mismo tiempo que alzaba una ceja y llevaba sus manos con lentitud,  viajando por sus hombros hasta tomarla de la cintura en un agarre firme y acercándola más a su cuerpo. Esa expresión que podría hacerla desmayar, por suerte esta vez no fue así, porque no quería perder ni un minuto de todo esto. 

Iba a hablar, pero Shadow fue más rápido y dejó salir una risa sutil que la dejó con las hormonas alborotadas, pues nunca se había dado cuenta de lo grave y gruesa que era la voz de este erizo al momento de soltar una risa y hablarle muy cerca de su oído. 

¿Estaba en el cielo acaso? 

—Me gustas— Dijo mientras la abrazaba con tanta dulzura y amor, esas palabras dejaron a Amy boquiabierta.—Me encantas...—Oh dios mío, quería echarse airecito con una mano, ¿Hace calor aquí o solo era ella?—Amy Rose...


Clases de amabilidad [SHADAMY]Where stories live. Discover now