3. Puedes llamarme Mickey

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El rubor de sus mejillas se mantenía posado en su rostro bronceado, haciendo que las mismas mantuvieran un tono oscuro el cual ni siquiera trataba de disminuir; Sus pensamientos se mantenían en lo que acababa de pasar.

Bien, realmente no había pasado nada impactante, Michele simplemente había terminado de hablar con el checo luego de haber casi tropezado por su culpa; El mismo había dado a conocer sus intenciones con él, queriendo formar una amistad que con el tiempo que tendrían por Hamburgo, se podría realizar dicha meta.

Prácticamente, fue como si Emil Nekola hubiese leído sus intenciones, hasta tomarlas y darlas como suyas, aunque, realmente no era algo que le molestara.

De ser así, no estaría caminando hacia la pista de patinaje con las mejillas invadidas con ese rojo carmín.

Porque, sus manos aún se sentían cálidas, luego de que el checo las tomara, había dejado una tibia temperatura en aquellas, dejando a un italiano estupefacto, sin poder entender el porqué, no siendo la primera vez que el menor hacía acciones que conllevaran al contacto físico, esta vez no reaccionó de una manera más alarmante y agresiva como de costumbre.

Y ahora que recordaba un poco, no era ni la primera vez que se sentía así; Al llegar el checo al país, sus emociones tampoco fueron las naturales de siempre, aun y si esa vez sí lo había tratado con la mala cara al ser abrazado por este, la imagen no fue la misma que sus sentidos dentro suyo expresaban.

Hizo una pequeña mueca al tener ese recuerdo que ni le dio la oportunidad de excusarse su sentir de ahora con el hecho de que Emil no lo recordaba.

Tragó saliva con incomodidad ante ese detalle; La razón del porque quiere hacer esto.

De acuerdo, suficientes pensamientos por el momento; Comenzó a preocuparse por su rostro colorido al ya notar la pista de patinaje de vista, y no se arriesgaría a que su hermana lo viera de esa forma y supusiera cosas –Además de que ya no quiso atormentarse más en recordar el pequeño problema con el checo–.

Entrando y encontrándose con su melliza ya en la pista, solamente pudo acercarse en la orilla de aquella, obteniendo su mirada para que notara su presencia reciente, y tuvo su cometido al ver como se deslizaba hacia su dirección.

—Pensé que dormirías más tiempo. Ayer no fue tu mejor día. —Acarició los cabellos castaños.

—No falta mucho para el día de la competencia, quiero ayudarte lo mejor posible, sino ¿Cual es la razón del porqué estoy aquí? —Quitó la mano de la chica, sin embargo, besó el dorso de la misma.

—La situación en la que ahora estamos es entendible. —Retiró su mano con delicadeza. Su mente se vio un repentino recuerdo— ¿Sabes? Emil quería verte ayer.

Él lo sabía, pero de alguna manera, oírlo de los labios de Sara le hizo sentirse un poco contento. Al tal grado de que algo en su corazón lo hizo sentir bien.

Demasiado.

—Sí, él lo dijo…

—Uh, ¿Cómo lo--?

—Antes de venir, él ya estaba de regreso. Se dirigía a su habitación cuando yo estaba de salida y… Tropezamos accidentalmente. —Suspiró suavemente. Recargó sus brazos en la barrera de metal— Se disculpó antes de que yo tratara de reclamarle sin saber quién era. —Desvió levemente la vista de sus ojos— Me reconoció… Como tu hermano.

—Oh. —Sara retrocedió un paso al tiempo que formaba una mueca— Bien, aun no me acostumbro el que se dirija a ti de esa manera. —Acomodó un poco de sus cabellos por detrás de su oído— Aún así, tendremos tiempo para poder ayudarlo a recordar quien eres. —Sonrió en intento de evitar los desánimos de su mellizo— Así que no es necesario acostumbrarse.

Como si fuera la primera vez - [EmilxMickey]Where stories live. Discover now