Capítulo 1: Inicio

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Al final del abismo©by: alcanzados

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Al final del abismo©
by: alcanzados

A mis pesadillas, mis pensamientos y mis demonios. Pero sobretodo a ti, mi chico de ojos color avellana.

"Me gustan las personas que aun en la oscuridad, se nutren de luz e irradian su brillo al mundo. Esos descarados que sonríen gratis, sin razón y porque sí. Los que celebran la lluvia sin miedo a mojarse y aprecian el frío por sentir el calor de un abrazo. Me gustan las personas simples porque tienen la sabiduría de aquel que no carga el peso innecesario de las cosas, y alimenta su alma de todo lo vivido. Me gustan aquellos pocos que no son lo que poseen, sino lo que dan. Me gustan los locos que tienen el coraje de vivir la vida, como si nunca los fuera a alcanzar la muerte."

Ese día era domingo, todos los domingos la familia de Saray asistía a la iglesia Hossana, iglesia que se encontraba a una hora de su casa. En esa iglesia asistían muchos jóvenes, era considerada la iglesia con más jóvenes en la ciudad. Ustedes sabrán que en una iglesia no siempre habrán personas buenas, hay veces que las intenciones de la gente al asistir no siempre son las correctas, pero algo si puedo decirles; todo tiene un propósito.

En la iglesia la mayoría de los jóvenes veían a Saray como una niña inmadura y conflictiva, y es que a los 11 años como cualquier niño adolescente, tomó desiciones que la perjudicaron enormemente. A esa edad careces de razonamiento, y lamentablemente el alejamiento de la familia hacia ella fue el resultado de su mala conducta y rebeldía.

Si bien, los rumores no la beneficiaban en nada, ella seguía asistiendo por una sola razón: el amor tan grande que le tenía a Dios. Después de tantas lágrimas derramadas por causa de aquellas personas, ella aprendió a levantarse y sonreír en medio de la tormenta. Al final, la opinión de los demás no importaría ni afectaría su relación con Dios. Y mientras ella estuviera bien con Dios, lo demás no tendría relevancia.

Ellos siempre llegaban 30 minutos antes de que el servicio iniciara, su madre siempre insistió con ella para que llegara antes de la hora acordada, incluso si no era para asistir a la iglesia.

El templo abría sus puertas a las 4:00pm para que los ministros de la alabanza pudiesen ensayar. Como la familia de Saray llegaba antes, sus hermanas y ella podían apreciar sus ensayos varias veces; Saray amaba la alabanza de la iglesia, el sentimiento de saber que todos los que asistían tenían el mismo deseo de agradar al altísimo le provocaba un cálido sentir. Y cuando todos cantaban a grandes voces alzando las manos al cielo sabía perfectamente que ella pertenecía ahí. Que Dios la había puesto en medio de todos esos jóvenes por una razón y aunque no pudiese saberlo aún, ella seguía confiando en que Dios utilizaría la más mínima cosa que pudiera salir de sus manos para hacer cosas grandes y maravillosas. Y cuando Dios hace algo, lo hace perfecto. Así que no había nada que temer.

La pastora y el pastor llegaban minutos después para preparar el altar y colocar las cosas que necesitarían para la predicación de ese día.

Poco después llegaban sus mejores amigos: Thomas, Charlie, Susan, Andrew y Azúl, su hermana. Amigos que estuvieron con ella en todo momento, ayudándola a superar el rechazo y el dolor. Sin duda alguna ella no estuviera ahí si no hubiera sido gracias a ellos.

Cuando faltaban sólo 10 minutos para comenzar entraron dos jóvenes acompañados de un chico vestido de blanco. Su rostro reflejaba molestia y cansancio, supuso que tal vez fue traído sin su consentimiento. Cuando la pastora Lilly se acercó a saludarlo él sólo retiró su mano con molestia y se sentó en una banca dejándola con la mano extendida. Casey y William parecieron explicarle el porqué de su actitud, pero ella, sin necesitar explicaciones sólo les sonrió diciéndoles que todo estaba bien. La actitud del chico llamó mucho la atención de Saray, sabía que algo andaba mal, pues con una actitud así no se podría vivir toda la vida.

—¿Viste eso?—susurra Andrew—Seguramente lo obligaron a venir.

—Eso mismo estaba pensando—respondió— pero por algo se empieza ¿No?

Y tenía razón, a ella la había tocado ver a muchas personas siendo salvas por situaciones parecidas, pero sobretodo lo sabía..porque ella fue una de esas personas.

Los demás jóvenes no hablaron con él hasta que inició la predicación. Cómo siempre, la alabanza iba primero. Saray miró al chico con curiosidad esperando encontrarse con un rostro más tranquilo que con el que había llegado, y así lo era. Todos los jóvenes que fueron nuevos alguna vez quedaron impresionados con la alabanza tan armoniosa del lugar, incluso para Saray, quién llevaba más de cinco años asistiendo.

Cuando el servicio terminó Casey y William lo presentaron con todos menos con Saray. Algo que no le molestó en lo absoluto. Siempre que un nuevo joven venía todos aprovechaban el más mínimo momento para hablarle. Ella no se molestaba en ser la primera, pero sabía que sí algún día Dios quería que ambos hablarán el pondría los medios necesarios para que eso sucediera, así que no se preocupaba.

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
Jeremías 29:11

 Jeremías 29:11

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Al final del abismo© [Cristiana]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora