Capítulo 4: Carta

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Entró a su residencia con los peores ánimos del mundo, se sentía tan cansado que la fuerza para ascender los escalones era nula

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Entró a su residencia con los peores ánimos del mundo, se sentía tan cansado que la fuerza para ascender los escalones era nula.

Su padre lo observaba desde el segundo piso sosteniendo en sus manos sobres de colores, los cuales de lejos asemejaban ser cheques o cartas de la semana pasada.

— Te mandaron esto. — entregó la carta en sus manos manteniendo el mismo semblante serio que siempre cargaba cada vez que llegaba.

El azabache miró la carta con escaso interés...

Era ella, su amiga de la preparatoria.

Todo el cansancio que acomuló en el día desapareció en esa pequeña e insignificante milésima de segundos en que sus pupilas recorrieron cada una de las letras que su nombre conllevaba.

Y se dió cuenta que su perdición estaba mucho más cerca de lo que imaginó.

Cuando su padre se marchó, procuró de caminar lo más tranquilo posible, aún si su corazón le pedía a gritos llegar a su habitación para abrir el sobre que inesperadamente inquietó su corazón.

Cerró la puerta tras él vaciando el aire que sus pulmones se negaban a soltar desde que la firme hoja rosada fue palpada por sus desesperadas manos.

Al abrir la carta permaneció inmóvil durante una infinidad de segundos, apreciando cada trazo que sus manos marcaron con el lápiz que seguramente no había utilizado desde que salieron de preparatoria.

"Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, por esa razón John y yo decidimos armar una fiesta el Domingo 27. Sé que posiblemente sigues enojado conmigo, pero vamos, sólo quedemos una vez más y si gustas, puedes retirarte antes de que inicie todo, sólo quiero verte. No seas como Joseph, aguafiestas."

Con amor: Chloe

Al mencionar su nombre una vez más su corazón comenzó a arrepentirse de haber leído esa estúpida carta y de no haberla tirado cuando tuvo oportunidad.

Ahora estaba ahí, mirando el techo blanco de su recámara, forzándose a sí mismo a no derramar lágrimas por ella y sintiendo su pecho oprimirce hasta dejarlo sin aliento. Matándolo poco a poco sin compasión

Tomó la carta nuevamente y haciéndola una bola de papel la tiró a la basura.

Sabía lo que ella quería, pero aún después de tantos conflictos no definía si también quería lo mismo o no.

May 18, 2012

— ¿Por qué permites que Robert hable con ella? — cuestionó William encargándose de mantener su formalidad al hablar

— Yo no soy nadie para decirle con quién y con quién no debe hablar — respondió Casey.

— ¿Quieres que le pase lo mismo que Vanessa? Ella merece estar sola, lo único que va a hacer es dañarle la poca estabilidad mental que tiene.

Al final del abismo© [Cristiana]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora