Capítulo VII.

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La sorpresa y la confusión no abandonan el rostro de la morena quien no se puede sacar de la mente la des cubrió que acaba de hacer, parpadeo un par de veces, e intenta reintegrarse en la conversación, que extrañamente tiene con su secuestrador.

No entiende por qué ella se ha quedado muda ante lo que le ha dicho, bufa molesto, piensa que ha leído más de lo que le ha dicho y que quizá le haya mentido.

Por una razón niega ese pensamiento, pero no lo descarta, <No es como si no fuese la primera que me mentiría...>.

Estaba a unos veinte centímetros de ella, sus dos manos la tienen aprisionada contra la mesa de madera, se maldice así mismo por haber dejado pasar este instante, único. Una corriente eléctrica lo recorre, una corriente eléctrica placentera, cierra fuertemente sus ojos solo para impregnarse de su aroma, ese que lo hace olvidar de sus planes de venganza,...de su pasado, solo para concentrar su atención al cien en la joven que esta acorralada, a su merced.

La sacerdotisa también se ha percatado de su cercanía, pero no puede hacer nada, solo se queda quieta. Alzo su vista a la de él. Llevándose la sorpresa que él tiene cerrados los ojos, fija su atención en como la tiene rodeada por su brazos, fuertes, grandes, que están cubiertos por su Dogi inferior negro de mangas largas que opaca sus brazos.

Abre sus ojos solo para encontrase con los purpuras de ella. Sus pupilas están dilatadas, no la deja de observar.

Por alguna razón ella tampoco puede quitar su vista de los oscuros ojos de él, que por cierto no tienen pupila, son oscuros como la espesa oscuridad, pero que no por eso dejan de ser bellos. Su mente ha quedado en blanco, en lo único que piensa es en él, y el solo en ella; como si el tiempo y el espacio se ha detenido solo para ellos.

Por puro impulso deja de tocar con su mano la madera de la mesa para mover la en dirección de ella. Sabe que lo va a rechazar, que si lo hace romperá esa conexión tan especial, tan única, que se puede ir como vino, si se atreve a dar el siguiente movimiento.

< Puede que ella me rechace una vez más...pero...quiero arriesgarme a sentir la cálida que es su piel. Necesito tocarla, necesito sentir algo puro,...algo que no esté sucio como...yo >.

Y ahí está, con suavidad y delicadeza posa su mano en el rostro de Akeno, describir esa sensación es imposible, supera la expectativa que había pensado, siente su piel blanca, tersa y muy suave, pero también delicada.

La comisura de su labio derecho se alzó solo un poco. La sensación que sintió al tocarla lo lleno de paz, esa que hace cientos de años no sentía, que con todo lo que ha pasado no queda más que un recuerdo...

Quedo quieta al sentir la mano de este sobre su mejilla, frio así esta su mano, se estremeció, por la impresión y por qué en verdad esta helado como tempano de hielo. Pero no se movió de como estaba, los pelos de sus manos se han e rectado, vuelve a verle, y él también la ve, de una forma extraña.

< ...Su tacto, sobre mi piel...es extraño > - ha comenzado a sentir nervios de la forma en como la está mirando < No me siento incomoda por la manera en cómo me mira, no como la primera vez...ahora siento que es diferente...el no están molesto, es lo que pienso...hasta se mira tierno, como si me estuviera admirando, como si fuera la mujer más bella... > - siente como su corazón palpita fuertemente en su interior -< y...eso me gusta >.

Momentos antes percibió lo tensa que ella se ponía cada que lo veía pero justo ahorita está en lo contrario, relajada y tranquila, eso lo llena de orgullo, eso es lo que quería lograr que ella este tranquila porque no es capaz de las timarla, no a ella.

Mía...Where stories live. Discover now