Christian

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Ella viene camino a mi casa. Es increíble que aún siga con él. Ese tipo que la maltrata y la ve como basura. Por más que trato de hacerle entender que ella es digna de alguien de la realeza, ella no lo comprende pero no la culpo. No lo hago porque él se encargó de bajar su autoestima. Ese imbécil de quinta.

La puerta es tocada y ya sé quien es. Voy y la abro. Al hacerlo me encuentro a la única persona que he amado en mi vida, ella está llorando, lo hace sin parar.
Su lacio y largo cabello cae por sus hombros. Ella está temblando por debajo de su delgado suéter, el frío de afuera es tremendo.

Después de unos segundos de ver esos hermosos ojos mojados, ella se lanza a mí y me abraza. Yo la sostengo. Le demuestro que no está sola, que estaré para ella pero esta situación no puede seguir así. Simplemente no puede.

—Ven, pasa.

El abrazo se rompe y vamos a mi sala. Nos sentamos en el sofá más grande.
Después de un momento perece que ella se ha tranquilizado un poco.

—Gracias por permitirme venir Flake, es algo que ya no volverá a pasar, tengo que hacerme responsable de lo que pasa.

—Te aceptaré las veces que sean necesarias. Lo único que tienes que hacer es dejar a ese hombre. Él no te merece. Hay cientos de hombres que darían su vida por ti. ¿Acaso no lo ves?

—Soy un fracaso Chris. Nadie me quiere y nadie me va a querer como él lo hace —cada vez que ella habla de esa forma yo me molesto mucho.

—No eres un fracaso. Eres una mujer hermosa, con muchas cualidades. Mereces respeto. Te conozco muy bien. Tú no eras así. Este hombre te ha transformado.

—Yo no merezco nada bueno Flake

—Claro que mereces algo bueno. Mereces lo mejor del mundo pero tú no lo ves. No tienes idea de la cantidad de hombres que hay detrás de ti, hombres que están justo frente a ti y ellos serían capaces de lo imposible por ti, hombres que te aman con todo su ser —ella me observa mientras limpia sus lágrimas con la manga de su suéter.

Mientras la observo veo que tiene un golpe en su labio, está sangrando un poco.

—¿Volvió a golpearte? —pregunto enfadado. Me sobran ganas y razones para ir a asesinar a ese hombre. Él, que tiene a quien más amo en la vida, no la valora.

Ella no dice algo. Simplemente baja su mirada. Yo tomo su mano para que me siga. Me levanto y comienzo a caminar a través de mi casa hasta llegar al baño que se encuentra cerca de la sala. Aquí ella espera en silencio. Su cuerpo no deja de temblar. Quizá es por el vestido que usa.

Comienzo a buscar benditas y alcohol. Al encontrarlas me giro a ella, la observo y me doy cuenta de algo. Por sus piernas hay hilos de sangre seca.

—¿Qué ocurrió? —pregunto aterrado y observando esa parte. Sus hermosas piernas manchadas.

—Él llegó ebrio y drogado, me golpeó y me violó. Perdón por no limpiarme —ella comienza a llorar de nuevo y a temblar—. Soy una sucia, lo sé, pero debía salir de ahí lo más rápido posible.

Yo vuelvo a abrazarla. Pego su cabeza a mi pecho.

—Tienes que bañarte. Vamos arriba.

Ella me sigue hasta entrar al baño dentro de mi habitación.

—Iré a ver si puedo conseguir ropa. Por favor relájate y sobre todo no abandones este lugar. Cualquier cosa me avisas y no le abras a nadie. Si soy yo entraré con la llave. Necesitas hacer algo por tu vida porque si no lo haces nadie lo hará. Yo no tardo.

Salgo de ahí y la dejo en mi casa. Tomo mi auto y comienzo a conducir por las calles de la ciudad pero todo está cerrado, tal y como lo imaginé por la hora. Al pasar por una calle veo una "sex shop", ahí debe haber ropa interior.
Después de revisar no tengo opción de comprar algo un poco menos provocador. Es lo único que puedo encontrar por la ahora.
Al estar 30 minutos vagando por la ciudad decido regresar.

One Shots Ramm (Rammstein)Where stories live. Discover now