Capitulo 4

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Dalila

Subí a la moto, mientras la puerta del garaje se abría, ya en la carretera aceleré, Ellioth hizo lo mismo, y detrás de nosotros salieron seis vehículos todos bien equipados por si algo se sale de la ciudad, unas calles antes de llegar al punto indicado comienza la operación.

—Comiencen ahora —digo a los chicos a través del audífono.

—Como usted diga señorita —me responde el jefe del escuadrón.

Ellos se bajan de los carros y comienzan inmovilizado a los guardias sin la más mínima sospecha y aseguran el perímetro. Mientras yo me estaciono dos cuadras más atrás de donde está la iglesia, me retiro el casco, luego escucho que alguien me habla de nuevo.

—Señorita, ya puedes entrar está todo hecho, buena suerte —me dice de nuevo el jefe de escuadrón.

—Encárgate de vigilar que no tengamos invitados no deseados —ordené.

Caminé a paso firme a la entrada de la iglesia, el sonido de mis botas hizo que todo el mundo me mire, extrañados de mi presencia, al parecer llegué en el momento más oportuno, la música se detuvo, y las miradas caían en mí; he captado la atención de todos.

—Buenas tardes ...vengo por ti Marcos —sentencié deteniéndome en medio del recinto. Mi voz retumbó en las paredes.

Todos quedaron perplejos podía ver el miedo en sus expresiones; sonreí con malicia, esto se iba a poner mejor. Unos instantes después al recinto entró Ellioth armado escoltándome junto con dos hombres más, entonces el resto entraron rodeando los invitados, ellos entraron en pánico, las mujeres gritan, otros cobardes intentan escapar pero se chocan con la barrera que formaron a mis hombres a su alrededor, al final ninguno consigue salir.

Mi sonrisa desaparece dando paso a una expresión seria, el tiempo corría, era momento de dejar el espectáculo y actuar. Fijé la vista en la expresión de Marcos, él quedó atónito con mi presencia, note sus nervios, ya había logrado el impacto que necesitaba, con satisfacción caminé unos pasos más, él inútilmente intentó hablar a alguien por el celular, pero no encontró respuesta.

—Marcos, ¿Por qué tan nervioso?...no te preocupes, ya acabe con esos incompetentes —sonreí orgullosa, realmente me estaba divirtiendo.

—¿Qué está pasando? —una voz desconocida rebotó en mis oídos.

Me desconcertó por un momento, ¿De dónde provenía esa melodiosa voz?...la respuesta a mi pregunta llegó cuando mi atención se volcó totalmente a la señorita que estaba al lado de él. Estaba tan absorta en la misión que no percibí su presencia, a pesar de estar tan cerca al objetivo.

«¿Acaso ya morí?, de ser así debería estar ardiendo en el infierno y no mirando a un ángel.»

¡Diablos, Dalila cálmate, no es tiempo de pensar en cosas sin sentido!; le reproché mi consciencia. 

Respiré profundamente, no debía perder la seriedad en mis facciones, estando más tranquila pude percatarme de como florecía la preocupación en su rostro, y como su mano se aferraba con fuerza a la de Marcos....

Ella se ve tan pura e inocente vestida de esa manera, había despertado mi curiosidad y fascinación, estas fueron más grandes que el deseo de mantenerme centrada en la misión, así que terminé posando la mirada directamente a los ojos, después de todo ¿Qué puede salir mal?....

«¡Santo cielo!»

Su mirada tan brillante, me hipnotizó inmediatamente el color azul de ese océano, esas gemas azules eran el primero de muchos detalles preciosos de su fino rostro. Sutilmente baje mi mirada por silueta, cuerpo delgado, perfectamente proporcionado, piel blanca, algo pálida, y rasgos delicados, es extraordinaria su belleza. Tengo que reconocer que el desgraciado tiene buen gusto.

.

Mientras en mi mente se perdía en varios pensamientos, el silencio que había hizo él se diera cuenta que mi atención estaba en ella y habló.

—Collins, puedes hacer lo que quieras conmigo, pero no te atrevas a tocarla, si lo haces me las pagaras. Es mi futura esposa, ¡No dejaré que nada le pase! —me amenazó con coraje.

Ella se asustó aún más con sus palabras, Marcos se puso delante de ella cubriéndola con su espalda, intentando inútilmente protegerla. Yo ni siquiera me inmute ante dichas palabras; le faltan pantalones para que yo considere sus amenazas como tal. En mi mente surgió una inesperada idea que cambiaría todo el rumbo de las cosas....

Ya no me llevaré a Marcos, la raptaré a ella.

—Nadie me dice que debo hacer y mucho menos tú —ágilmente avance unos pasos, y le di en la cara una patada muy fuerte, tanto que quedó tendido en el suelo. Odio a los tipos como él, petulantes, soberbios y fanfarrones. 

Ella se arrodilló, y casi llorando le decía palabras de aliento para que se pusiera de pie, cosa imposible, yo no fallo con los golpes.

—¡Marcos, mi vida por favor despierta! —le acariciaba su rostro.

—Ángela —susurro él quedando inconsciente.

Así supe su nombre. «Qué lindo nombre, definitivamente va con ella», pensé. sin darme cuenta casi se me escapa una sonrisa, pero me detuve...¿Qué me pasando hoy?, de seguro la adrenalina se me había subido a la cabeza.

—Llévatela, ya hemos acabado aquí —con un tono cortante ordené, me giré y comencé a salir, mirando de reojo hacia atrás.

Ella seguía aferrada a Marcos, Ellioth aprovechó esto y la tomó por la espalda, a pesar del forcejeo logró cubrir con un trapo la nariz de la chica, cayó desmayada, luego él se la echó a los hombros.

Puse mi vista al frente, notando como todavía las personas nos miraban, salimos nosotros primero, caminé de vuelta donde había dejado la moto y Ellioth entró en un auto a dejarla allí.

—Ellioth conduce ese auto, sería peligroso si se despierta durante el trayecto—dije antes de colocarme el casco y subir a la moto.

—Claro, como quieras —asintió.

Los otros ya habían salido por completo cuando escuchamos el ruido de las sirenas cerca, parece que en un descuido alguien llamó a la policía, nos fuimos de vuelta al club, por fortuna, logramos evadirlos.


Les gusta?, pues les aviso que esto apenas comienza, aún hay mucho que descubrir no creen?.

Dulce Prisionera 💘 [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora