Capitulo 6

423 38 5
                                    

Ángela

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ángela


Desperté debido a el fuerte ruido que había por allí cerca... era música, parece que había una fiesta.
Froté mis ojos luego mire a mi alrededor, estaba en una celda de barrotes, recostada sobre una cama incomoda, mi cabeza dolía por culpa de esa extraña sustancia que tenía el pañuelo.

Palpe con mis manos mi cuerpo, no encontré señales de daño.Todavía tenia el vestido de novia, todo fue real y no una horrible pesadilla....me senté en la cama asimilando todo...

« debo salir de aquí, alguien debe ayudarme»


—Hay alguien ahí?, estoy secuestrada, necesito ayuda!!—grité.


¡¡Auxilio!!—repetí muchas veces esta última expresión sin respuesta.


¿Cuanto tiempo llevare aquí?—pregunté al aire con un leve susurro.   

Voltee mi vista y ví un reloj que estaba afuera de la celda, en frente pegado a la pared, daban las 11:54 de la noche, luego dejé de mirarlo. Ver el tiempo pasar sería atormentador.

Puse mis manos en mi rostro y volví a gritar con más ganas, me sentía frustrada, y gritando tal vez lograría tranquilizarme un poco.

No presté atención, pero alguien se había acercado, creí que venía a ayudarme, pero no se había movido desde su llegada.

Escuché un ruido metálico y me giré para ver que era, sólo para encontrar la causante de mis calamidades, la mire con total hostilidad y repudio. Ella se quedó clavada fijamente en mi, como si estuviera hipnotizada. Sin que sospechara de lo que pensaba hacer camine silenciosamente...tome la bandeja y se la aventé directo a la ropa.

–Jódete, no soy tu perro para que me alimentes–tire la bandeja y grité con mi manos sujetadas a los barrotes.

Me deleite con la expresión pasmada de su cara que después se torno llena de ira y respondió.

–Como quieras, tarde o temprano terminarás por ceder–grité con la misma furia, los músculos de su mandíbula su pusieron rígidos.

Luego se marchó con ira saliendo por los poros, ya había conseguido borrarle esa sonrisita. Mi ánimo había cambiado radicalmente de estar estresada a estar feliz hasta que...

–No le den nada hasta el almuerzo de mañana—gritó—si alguno me desobedece sabrá de lo que soy capaz y el porque me temen todas las mafias, ¡¡me oyeron!!.

—Si señorita, fuerte y claro!—alguien le respondió. 

Todo el ánimo de antes se fue al piso. Me acosté con desgana mirando a la nada cuando llamó mi atención un detalle que pasé por alto. En la silla junto a la mesa había ropa, una sudadera,una playera y un par de tenis, todo del color negro. Me levante y las tomé agradecí infinitamente la existencia de un baño.

Dulce Prisionera 💘 [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora