Capitulo 5

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Dalila

Apenas llegué al parqueadero dejé mi moto, mientras caminaba hacia la entrada del club me retiraré el casco y la chaqueta, se lo di a los sirvientes.

— Señorita prepárese para pagar una cuenta enorme —dicen alguien con tono burlón a mis espaldas.

— No te preocupes Ellioth, los muchachos se lo merecen, además no es malo tomar un descanso. —sonreí por el comentario— ¿Ya comenzó el alboroto? —continué caminando por el interior de la casa.

— Sí hace poco, en los alrededores de la piscina y del lugar ya hay luces, se contrataron dos DJs famosos —se acercó quedando a mi lado— además, vendrán unas hermosuras de modelos —me hizo guiño el ojo.

—¡Oye!, no digas en público eso —golpeé levemente su hombro— ¿Qué dirán de mí?, que soy una acosadora —reí— me alegra que la pasen bien —Ellioth reía a carcajadas por el tono en el dije mi curioso comentario.

— ¿Aún crees que no lo eres?, recuerdas a la modelo.... —apenas al escucharlo le di un codazo que lo dejó sin aire.

— Shhh, ni lo menciones, eso fue una locura —comenté graciosamente.

— Bueno luego nos vemos, suerte en la fiesta —de reojo ví que una mujer se le acercó, le susurró algo al oído y lo agarró del brazo, él aceptó con una sonrisa su propuesta, y se lo llevó.

Sonreí, ya sabía cómo terminarían las cosas...no lo vería por un largo rato. Sola fui a la cocina para prepararme un bocadillo, me senté allí, mientras miraba como se llenaba el lugar, los tragos ya estaban por doquier, la música era muy animada. Era buen momento para pasar desapercibida e ir a descansar en mi habitación, mañana en la mañana debía hacer preparativos especiales, como reforzar la seguridad, las cucarachas de los White no se iban a quedar quietas y yo debía estar lista para cualquier movimiento. 

— La fiesta será en honor de la Señorita Dalila —un hombre hablaba al micrófono, a pesar del ruido lo escuche claramente

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— La fiesta será en honor de la Señorita Dalila —un hombre hablaba al micrófono, a pesar del ruido lo escuche claramente.

Genial; pensé mientras soltaba un suspiro. Ahora, estaba obligada a estar presente, con pereza dí un mordisco al bocadillo, ni modo, todos esperarían mi llegada. Terminé de comer, y fuí directo a mi habitación, mientras me retiraba la ropa, entré a la ducha, luego de 10 minutos salí con una bata, abrí y busqué en el enorme armario algo que fuera casual para la ocasión.

Una vez lista bajé al primer piso, al verme todos me saludaban y presentaban sus respetos, algunos ví que traían su pareja o se divertían con los otros invitados. Terminado ese ajetreo de saludos cordiales, me senté en una de las mesas cercanas a la piscina y le pedí al mesero unos tragos, no soy amante del alcohol pero la ocasión lo amerita, además, era un buen momento para despejar la mente y relajarse.

El fulgor aumentó pasadas las horas, la noche había caído, miré el fino reloj en mi muñeca, ya casi era medianoche y lo mejor de la fiesta apenas comenzaba. Yo permanecí sentada en la mesa, soy malísima bailando, prefería perder el tiempo tomando mientras la gente se divertía, contrario a lo que piensan no me gustan estas fiestas, me aburren, pero complazco a mi gente con festejos de vez en cuando.

Dulce Prisionera 💘 [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora