Capitulo 48

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POV.CHRISTIAN

Estoy concentrado revisando las hojas del proyecto de África, hasta que veo que Taylor interrumpe en mi oficina con expresión  seria.

—Taylor.... —intento hablar, pero soy interrumpido por él.

—Señor, atentaron contra la señorita Steele.

¿Qué? Siento mi cuerpo tensarse. No, no puede ser.

—¿Cuándo paso? —pregunto mientras me levanto de mi silla y tomo mi americana. Tengo que ir a verla. Quiero saber si está bien. Me siento inquieto.

—Hace un momento señor— informa Taylor
—Vamos rápido— ordeno, prácticamente estoy corriendo por mi empresa hasta llegar al ascensor y bajar al subterráneo.

Taylor va conduciendo por las calles de Seattle, me siento una mierda. Todo esto es mi culpa.

Eres un tonto Grey. No me perdonaría si algo le llegara a suceder a Anastasia. Seguramente fue Elena la que ha mandado a realizar todo este show. A caso es una maldita advertencia.

Suspiro.

Esto no es bueno a mí, ni para Anastasia.

Soy un verdadero hijo de puta, todo por ser un egoísta, yo quiero a Anastasia solo para mí.

¿Es malo ser codicioso? ¿A caso estoy pidiendo demasiado?

—Señor Grey llegamos— dice Taylor.

Voy directo al vestíbulo para ir por Ana, paso de largo sin hacer caso a la secretaria, pero soy interceptado por los de seguridad.

Mierda. No ahora.

—Señor no puede pasar...si no ha sido reportado. —dice el de seguridad, sé qué hace su trabajo, pero me importa una carajo lo que me dice solo quiero ver a mi nena.

—Déjeme pasar quiero saber cómo está la señorita Steele —mascullo al gorila que tengo de frente.

Pero escucho una voz conocida.

—Déjenlo pasar no hay problema —dice Sawyer

—Señor Grey. —me saluda

Asiento.
—Sawyer, ¿Cómo está la señorita Steele? —es lo primero que pregunto, necesito verla y tenerla en mis brazos

—Ella está en su oficina, la deje para que descansara estaba muy nerviosa— dice.

Mientras subimos por el elevador, mi ansiedad crece.

—Puedes pasar esa dé ahí es su oficina— me señala con la mano— anímala por favor. —pide Sawyer mientras observa la puerta.

Asiento y respiro hondo.

Abro la puerta y al entrar la veo sentada en el sofá llorando, y eso me parte el corazón me acerco a ella, me ve y se tira a mis brazos como si su vida dependiera de eso y llora en mi pecho.

Me siento tan culpable.

—Nena por favor no llores, no me gusta verte así— le digo acariciando sus mejillas —tranquila todo estará bien.

Niega.

—No... nada estará bien, que tal si un día de estos esa gente decide terminar con mi vida y con la vida de las personas que más quiero, no puedo solo tranquilizarme— dice ella y mi cuerpo se tensa entonces aprieto mis puños de frustración.

Todos los jodidos problemas que ella tiene son por mi culpa.

—No eso no sucederá— digo seguro de mí, no dejare que te pongan un dedo encima no lo permitiré

—¿Por qué estas tan seguro de eso? — me pregunta Ana, ella intenta verme a los ojos, pero no dejo que lo haga entonces observo a la pared la culpa me consume y decido hablar.

Niega y me mira.
—Yo te protegeré, no dejare que nada malo te suceda Anastasia — mi voz suena mal como le digo que yo estoy involucrado en esto.

Decido cambiar mi semblante y regreso a la seriedad.

—Christian... no es así de simple— dice

—Anastasia, ya te lo dije, yo lo are entiéndelo por favor

—No esto no...

—Ya basta yo lo are, y no acepto un no como respuesta —digo muy serio.

—Por favor, Christian, no lo hagas sí, no quiero que afecte esto a tu familia. —la veo susurrar con la mirada agachada.

—No pienso seguir más con este tema Anastasia.

—Eres terco— susurra

Niego con una sonrisa.

—Tu eres la terca y necia

—Enserio lo crees— dice Anastasia mientras hace un puchero y niega. Me siento tranquilo porque al parecer se siente mejor.

Sonrio.

—¡Oh nena que are contigo! —susurro sobre su labios.

Pienso que sería buena idea llevarla a otro lugar para que se distraiga. Se cuanto miedo tiene Anastasia, de que por involucrarnos con ella nos suceda algo, pero yo estoy decidido a afrontar cualquier adversidad junto a ella.

Lo hare.

—Vamos nena— le susurro en su oído y me mira confundida.

—¿A dónde? —pregunta curiosa
—Confías en mi —extendiendo mi mano, ella mira a los ojos y luego me da su mano.

Sonrio.

Llevo conduciendo una hora y al fin hemos llegado me estaciono y bajo para abrir su puerta, siempre que hago esto me acuerdo de mi madre, que dice que siempre debemos ser caballeros con las mujeres.

Gracias, madre.

Caminamos un poco por el sendero y le enseño a Ana, la gran laguna que hay aquí. La observo y está muy contenta le ha fascinado el lugar, seguimos caminando y nos detenemos a observar los árboles y la flores que rodean la laguna.

Ana está tranquila, mirando fijamente un punto. Es difícil ver su expresión detrás de los lentes entonces me los retiro. Cuanto desearía, saber lo que está pensando, la miro detenidamente, pero en un movimiento me observa a los ojos fijamente me siento expuesto a su atenta mirada.

No sé porque cada vez que hace eso, me hace sentir tan nervioso e inquieto.

—¿Cómo fue que entraste al BDSM...? —su repentina pregunta me deja helado, y se repite en mi cabeza una y otra vez.

No sé qué hacer o que decir

—Anastasia...

Cree en míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora