Fuerte

5K 758 41
                                    

—Cuéntame un poco de ti, ahora que el terrible se ha dormido —sonrió Bastien, ya más relajado.

—Mm, ¿Qué podría decirte? —se preguntó pensativa, comiendo un poco de helado.

—¿Quién te liberó?

—Ah, pues... Es una historia un tanto... Incómoda.

—¿Por qué? Claro, si es que quieres contarme.

—¿Esto no afectará mí trabajo?

—Por supuesto que no.

—B-Buenos, pues... Fui sacada de mi hogar cuando era bebé, lo cual supongo, ya que no tengo recuerdos. Mi infancia fue linda hasta los siete años, porque viví con una familia que me trataba como una gatita —sonrió con nostalgia—. Era una pareja mayor, ellos peinaban mi cabello, mi cola, y siempre me decían que era muy bonita. Me compraban vestidos muy lindos, y muchas vinchas y collares. Pero... Cuando ellos fallecieron, quedé al cuidado de otra persona —pronunció bajo.

—¿Y fue bueno contigo?

—No mucho —recordó en un tono incómodo, dejando su tazón de helado—. Él me gritaba mucho, porque decía que le molestaba que llorara. Pero es que yo extrañaba a mis dueños, era muy pequeña. A veces tenía hambre o frío, y a él no le importaba. Solía poner la música muy fuerte, para que nadie pudiera oírme llorar y pedir ayuda.

—¿Cuánto tiempo viviste con ese tipo? ¿Abusó de ti?

—No, no de forma sexual, si física y psicológica. Para él era una carga. Pero cuando cumplí catorce, me dijo que ya estaba harto de mí, de tener que gastar su dinero para "cuidarme". Y... Y me dijo que tenía que prepararme para alguien. Yo no entendía a que se refería con eso, pero me había dejado una cubeta con agua y jabón, para que me aseara.

Kim respiró profundo, y junto sus manos, nerviosa.

—Em... Esa noche llegó un amigo de él, y... Y me dijo que no hiciera nada, que cerrara los ojos si tenía miedo, y me quedara quieta, que él le iba a dar mucho dinero por mí.

Bastien apretó los puños, con rabia al escuchar aquello.

—E-Entonces... Hice lo que me dijeron, me quedé quieta, y cerré fuerte los ojos... Dolió, no sabía que me estaba haciendo, p-pero no podía hacer nada.

—Kim, yo... Lo siento, realmente lo lamento.

—No te preocupes, el tiempo ya pasó —sonrió levemente, respirando profundo—. Dos meses después de la primera vez, escapé, me fui muy lejos de allí, y conocí a una mujer cómo yo, que me acogió —sonrió—. Luego ambas fuimos llevadas hasta la isla de Kanat'ma, donde nos dieron un hogar, y estudiamos. Y ahora estoy aquí.

—Has sido muy valiente y fuerte, Kim.

—Gracias, Bastien. Creo que nuestra vida es muy difícil, la de todos nosotros, si no nacimos en Kanat'ma. Esa isla es un lugar hermoso ¿Fuiste alguna vez?

—No, no tuve la oportunidad. Si conocí la sede central hace unos años, pero a la isla nunca viajé.

—Es algo completamente diferente a todo lo que hayas conocido. Cuando tus pies tocan su tierra, sientes realmente a la madre fluyendo por tu cuerpo. Es inexplicable, pero a todos nos pasa cuando estamos allí —sonrió emocionada.

—Suena muy bonito, tal vez pueda llevar a Luke alguna vez, seguro le gustará también.

—¡Sí! Y mejor si lo llevas para el Kok'ta Kanat'ma, es una festividad para la familia, con rituales muy lindos. Te lo recomiendo.

—¿Y cuándo se festeja eso?

—Con el comienzo de la primavera —sonrió.

...

KimWhere stories live. Discover now