《Self-control》

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  Mori sonreía entretenido, habían pasado solo unos días desde que Dazai abandonó la mafia y él no iba a perder el tiempo lamentándose la huída de su discípulo. Relamió sus labios mirando al menor, si bien sabía que Osamu odiaría la idea de Nakahara reemplazandolo, incluso si nunca lo fuera a admitir. Él tenía confianza en que el joven de pelo rojizo lo haría incluso mejor que su antecesor. Dazai era respetado por el miedo que infligió, pero Nakahara sería respetado por su liderazgo, después de todo, él era parte de ellos.

   Chuuya miraba confundido al líder de la Port mafia, hace media hora lo mandó a llamar y desde que llegó a su oficina el hombre solamente lo miraba y sonreía. Lo peor de todo es que su sonrisa era en exceso tétrica, el joven incluso podía ver un aura perturbadora rodeandolo. A un costado, Elise miraba sin interés sus muñecas. La pequeña ya no sabía qué hacer, había dibujado con los crayones tanto tiempo que sentía una repulsión por su olor y textura. Miró a Mori que seguía en su mundo de fantasías, ideando conspiraciones y Dios sabrá qué otras cosas, luego observó al pelirrojo, que tenía una cara bastante irritada, sonrió encontrando su salida de escape.

-Mori- dijo cantarina la rubia mientras tomaba del brazo al pelirrojo- iré a dar una vuelta con Nakahara-san - y apenas dijo eso, la pequeña arrastró al joven fuera de la oficina de Mori antes de que este se pudiera quejar.

-Podrías hacer que me maten, lo sabes - suspiró Chuuya, aunque sabía que muy pocas personas en la mafia realmente podían hacerle daño, tal vez si Dazai estuviera, ellos tendrían una ventaja, una sonrisa decaída se le escapó con ese pensamiento y Elise no tuvo que mirarlo dos veces para saber de qué se trataba.

-Sacando los momentos en los que Mori me controla, soy completamente independiente de él, cualquier cosa que me digas, no estoy obligada a informarle, a menos que hablemos de una conspiración contra él o algo así -el pelirrojo intentó comprender un segundo la relación entre Elise y Mori, pero al instante su cabeza empezó a doler y prefirió ignorar esos pensamientos impuros - no hagas esa cara, lo que intento decir es que no hay muchas personas realmente sensibles en este lugar, mucho menos alguien en quien puedas confiar plenamente. Si quieres hablar de tus desquiciados sentimientos por Dazai, eres libre de hacerlo conmigo. Siempre que seas parte de la Port Mafia, no haré nada que pueda dañarte.

-¿A ese punto del aburrimiento llegaste? -aunque la burla provocó una suave risa en la rubia esta asintió con la cabeza, ella no planeaba esconder que en realidad ese era el caso. No estaba siendo amigable, simplemente que la maldita oficina de Ougai la asfixiaba y su segunda opción era comprar vestidos. Chuuya y su amor no correspondido era lo más entretenido en la mafia para ella. LLegaron a un café y buscaron un asiento en la terraza, que estaba casi vacía.

-Realmente tu extraño sentimiento por Dazai-san es lo más humano en la Port Mafia.

-¿Eso fue un halago? -la sonrisa en el rostro de Chuuya se borró con una fuerte tos, seguida de un par de pétalos amarillos teñidos con rojo. Incluso si Elise era ajena a las emociones humanas, la mafia era su familia o lo mas cercano a una y no podía evitar preocuparse por el pelirrojo.

-Estas jodido -susurro la niña, para luego comer un poco de su pastel. Él rió un poco y se limpio los rastros de sangre - ¿es doloroso?

-Sí, no disminuye, ni empeora, solo se vuelve diverso. No es el mismo dolor que sentí al principio y en un tiempo tampoco sentiré lo mismo que acabo de sentir.

-Cuando llegaste, pensé que te irías rápido. He visto a mucha gente en esa oficina, yo misma he matado a muchos, pero creí que llegarías más lejos, lo digo con honestidad - saboreó el pastel por un segundo, luego lo bajo con un poco del té- Jamás esperé que te quedarás en el campo de batalla.

-Soy como ellos, siempre lo supe. Tal vez en algún momento pude haber sido diferente -hizo una pausa, los ojos claros de Elise le sonreían, incluso si su boca no lo hacía- pero me falta la voluntad para seguir otro camino, supongo que la costumbre de esta oscuridad en la que todos estamos sumergidos me hace sentir seguro.

-¿Lo odias?

-¿Tengo alguna razón para hacerlo? Elise, conoces nuestra relación, soy demasiado orgulloso para admitir cualquier aprecio que pueda tenerle y Dazai es simplemente indiferente a ello. Si no lo fuera, entonces no tendría estas estúpidas flores creciendo dentro de mi-ella se dedicó sonreirle inocentemente, de repente una idea magnífica se le ocurrió a la pequeña.

-Nakahara-san, vas a morir -ante ese comentario tan directo Chuuya no sabía si reír o insultar a Dazai, al final de cuentas era su culpa- ¿qué te parece si jugamos un juego?

Crisantemo amarillo: amor menospreciado


Recomiendo que escuchen la canción self control de laura branigan y lean la letra, es muy hermosa.

Sick Boy °Soukoku°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora