《Better now》

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  Los golpes en la puerta de su departamento lo sacaron de su ensueño. Había estado mirando su copa de vino hace un largo rato y no había sentido el paso del tiempo. Se levantó con pesadez y abrió la puerta, encontrándose con unos ojos marrones angustiados. Había escuchado por Akutagawa de lo bien que le iba a Dazai en la Agencia de detectives, pero viendolo de frente, con las ojeras marcadas, el rostro más delgado, los labios resecos y pálidos, realmente parecía otra cosa. Chuuya ni se esforzó en decir algo, él no estaba en su mejor momento y no era quién para cuestionar a su ex compañero.

 ¿Siempre había lucido tan triste? La imagen de Osamu que tenía era la de alguien completamente indiferente al mundo que lo rodeaba y al mismo tiempo más consciente que la mayoría de las personas. Para él, su ex compañero era alguien cruel. Ni siquiera él entendía porque se había enamorado del castaño y por mucho tiempo se había arrepentido de conocerlo. Ahora lo veía, con un rostro que parecía casi un extraño. Se veía arrepentido.

-Perdón - susurro Dazai - sé que sufriste demasiado y un mísero perdón no va a solucionar nada, pero aun así...

  Chuuya se corrió para que el más alto entrara y cerró la puerta detrás de este. Camino hacia la mesa donde estaba su copa y la agarro. Debía estar en alguna clase de ilusión, no era posible que el Dazai que conocía fuera así de sincero. Él era capaz de darle todo, absolutamente todo, pero ¿Dazai realmente haría lo mismo? ¿Sin recibir nada a cambio? Lo había decepcionado y usado tantas veces con tal de cumplir sus objetivos. Muchas veces había dicho que estaba mejor sin el castaño, porque era verdad incluso si no se sentía así.

-Chuuya - la voz de Dazai cortó el silencio. Se acercó a él lentamente y acarició su rostro - creo que dimos demasiadas vueltas innecesarias. Elise me lo contó todo, ella creía que era la manera más rápida de hacer las cosas y terminar esta inútil tensión.

- ¿A qué viniste? Si te atreves a burlarte, te mataré - aunque su tono de voz fuera frío, no se atrevía a levantar la vista. Dazai quiso reír. Aun con la mano apoyada en su rostro se acercó con cuidado y le robo un beso.

- Por primera vez en mucho tiempo, estoy siendo serio. Te amo, desde hace mucho tiempo lo hago, preferí ignorarlo por mucho tiempo, pero ahora que realmente puedo perderte, no me voy a guardar nada.

 Dazai volvió a besar al pelirrojo, pero fue más lento, más profundo. Chuuya correspondió el beso sin timidez, acarició el pelo del castaño con sus manos, enroscando sus leves rizos entre sus dedos. Osamu acarició su espalda, hasta llegar a su cintura. Los dos habían esperado eso por tanto tiempo. Se separaron un segundo, respirando casi sobre la boca del contrario. Las manos de Dazai bajaron hasta llegar a los muslos de Chuuya, hizo fuerza y lo alzó.    

  Caminó hacía la habitación de Nakahara con este en brazos, miro las petunias sobre la almohada con confusión, pero decidió ignorarlas y dejar suavemente al joven sobre la cama. Se posicionó encima de él y comenzó a darle cortos besos. Primero sobre su rostro, luego por su mandíbula, siguió por su cuello, su clavícula. Levantó la remera, lo miró y le dedicó una sonrisa, luego comenzó a bajar. Chuuya estaba en silencio, con un leve sonrojo en su cara. Antes de que Dazai pudiera seguir, una fuerte tos despertó a Chuuya.

 Estaba en su cuarto, solo, rodeado de sangre y flores marchitas. Intentó levantarse, pero era tal el dolor que su cuerpo no podía parar de temblar. El rostro de Dazai en su cabeza, la sonrisa sincera que le dió en su sueño, ese recuerdo le quemaba el corazón. Se maldijo por haber soñado con esa sonrisa, no era real, nunca lo sería. Y si lo era, Chuuya jamás la vería dedicada a él. Siguió tosiendo sangre, cada vez más oscura y en mayor cantidad. Estaba bien, sabía que eso iba a pasar, podía aceptar su muerte.

 Recordó las misiones, las risas de su compañero, los buenos tiempos que tuvieron juntos. Se preguntó con quién estaría ahora, si encontraría a alguien en el futuro que él amará. Chuuya no podía imaginarse con alguien más, era una maldita obsesión. Le alegraba jamás haberse confesado propiamente, odiaría que Dazai lo recordara de esa manera, con esas flores. Se prometió a sí mismo que en otra vida estaría bien, no lo amaría, no dejaría que lo destruyera su amor. Cerró los ojos y el dolor comenzó a desaparecer. Todo estaría bien.



《Petunia: Resentimiento.》

《Fin》

S I N C O R R E G I R 

Sick Boy °Soukoku°Kde žijí příběhy. Začni objevovat