Capítulo 6: Perdida en mi misma

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Laylah

Yo ya estaba dentro de su casa. En su habitación, parada frente a él. De mis puños caían gotas de su sangre. Él estaba arrodillado, encima de un tapiz marrón con diseño de cuadros. Su rostro se escondía apuntando a ese tapiz. Veía como la sangre abandonaba su cuerpo por las heridas que yo misma le había hecho. Gota por gota caía en el tapizado de su habitación. Me acerqué un poco a él para comprobar su estado. Me agaché y agarré un puñado de su cabello y lo alcé para poder verle el rostro. Moretones no dejaban verlo muy bien. Lo moví un poco para inspeccionarle mejor el cuerpo... Estaba lleno de heridas, moretones...

¿En serio le había golpeado tanto? ¿Cuántas horas estuve torturándolo? Me pregunté. ¿Por qué hice esto? Yo no lo sabía. Simplemente cundo lo vi sentado en el sofá de su habitación, como si me estuviera esperando. Me alteré. Y no lo maté de una forma rápida como acostumbraba siempre. Esta vez me detuve a torturarlo y hacerlo sufrir los más doloroso posible. Nunca me había pasado eso. Había matado gente, sí; pero siempre les daba una muerte rápida y segura. Nunca antes me importó la tortura. Para mi eso era irrelevante. Lo único que importaba era desaparecer a la escoria de este mundo. Pero... ¿por qué ahora había sido diferente? Yo tampoco lo sabía. Simplemente al verlo ahí sentado, si la más mínima preocupación. Hizo que mi ira dominara mi cuerpo completamente. Y no era de las personas que se dejaban llevar por sus sentimientos. Como dije era fría y calculadora. Pero, supongo que sí sé la razón de mi desorden emocional. Esa llamada... Esa maldita voz que recuerdo pero no sé de quién es, me había alterado.

Dejé caer su cabeza en el estado en el que estaba. Me levanté intranquila. ¿Cuántas horas han pasado? Mis ojos buscaron el reloj en mi muñeca. Eran la una en punto. Había pasado una. Una hora de interminable tortura para el sujeto tirado en el tapiz. Pero había algo que estaba mal. Estaba insatisfecha... después de esta interminable tortura que yo misma apliqué. Quería más, y no sabía por qué. No era una psicópata, pero entonces... ¿por qué me siento así? Es extraño y muy aterrador. No quiero sentirme así. No quiero sentir la necesidad de torturar a alguien para satisfacerme a mi misma, a pesar de que el sujeto se lo merezca.

Un gruñido se escuchó en toda la habitación. Provenía del cuerpo tirado en el tapiz.

---Vaya, aún sigue con vida----escuché que decía Sophia detrás de mi. Su voz sonaba ¿divertida? Me volteé hacia ella.

---¡Cállate!---le regañé, fulminándola con la mirada. Mis pupilas penetraban las suyas. Ella gruñó pero se calló.

En serio cree que esto es divertido. Yo no quise hacer esto. Así no era como yo trabajaba, y ella lo sabía muy bien. Lo siguiente que hice fue acercarme otra vez a él para ver si había despertado.

Sí, efectivamente, había despertado.

---Hola... niña---dijo, el sujeto. No podía hablar muy bien. Por unos mínimos segundos sentí lástima de este sujeto moribundo. Alejé esos pensamientos de mi cabeza. Cómo podía sentir lástima de este sujeto. Era un pedófilo sin remedio, se merecía esto...

---Vamos, niña...---tosió---termina con esto. Estoy listo. Ya hice mucho mal en este mundo. Este es mi castigo...

Espera... en serio este sujeto se estaba arrepintiendo. Después de todo lo que había hecho, ¿se estaba arrepintiendo? Una parte de mi quería creerle. Pero mi parte fría y calculadora decidió ser la que manejara esta situación. No podía creerle. ¿Sabes por qué era una asesina? Porque yo ya no tenía esperanza alguna por la humanidad. Hacía tiempo que dejé de confiar en que los humanos podían cambiar... había pasado por muchas experiencias que me daban la razón.

InevitableWhere stories live. Discover now