Capítulo 1

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Primero que todo, una pequeña sugerencia. No lo hagas, bajo ninguna circunstancia te enamores de un atleta. Especialmente uno que sea tu compañero de cuarto de la universidad o el capitán del equipo de lucha. Mas especialmente, no te enamores de un atleta que sea tu compañero de cuarto de la universidad, sea capitán del equipo de lucha y ni siquiera tiene las agallas de "salir". Sobre todo, no hagas nada de lo anterior y luego le digas a tu atleta compañero de cuarto cómo te sientes. Eso solo joderá sus cerebros,  con lo cual evidentemente la confusión iniciara probablemente por todo el vapor de Ben-Gay (pomada relajante) que ellos acostumbran. ¡Hombre! Casi tendrías fetiches de mentol y alcanfor por vivir alrededor de uno de ellos.

Ahora, déjame decir porque que digo todo eso, déjame explicar cómo cometí todos esos errores...y muchos más.

Realmente no fue mi culpa. Fui transferido de la universidad comunitaria a la universidad estatal después de mi segundo año. No imagine ser hospitalizado durante tres semanas por neumonía cuando se suponía que debería de iniciar las clases. Para cuando llegue el cuarto que me había sido asignado ya había sido entregado y el alojamiento del campus me ubico en un lugar en donde tenían vacante. Ese lugar estaba en el dormitorio de los atletas. Al parecer uno de esos musculosos chicos se desgarro alguna parte importante de su anatomía y termino siendo incapaz de participar en deportes durante el resto de su vida, por lo tanto perdió la beca y el cuarto. Los encargados de los dormitorios se aseguraron de que supiera exactamente lo afortunado que era de que ellos después de todo tuvieran un lugar para mí. Supongo que ellos tenían que tranquilizar sus consciencias por lo que estaban a punto de hacer.

Estaba lo más lejos de ser un atleta y aun así seguir siendo considerado un hombre. Primero que nada, soy pequeño solo mido un metro sesenta y siete y tengo diecinueve años, me di cuenta que mis oportunidades de alcanzar el metro ochenta y dos o al menos un metro setenta y siete eran dos, ninguna y ninguna. Además de eso soy muy delgado cincuenta y cuatro kilos con ropa mojada puesta, tengo tres buenas características – una de ellas no la descubrí hasta después. Tengo un realmente lindo cabello rizado, castaño oscuro con destellos rojos y dorados (naturales, no pintados), por lo que lo uso largo, y por lo que me han dicho muy hermosos ojos verdes. Como el color de las esmeraldas, así es como los describen. Descubrí después que tengo un gran trasero, redondo y de burbuja, inusual para alguien tan delgado como yo. Oh, hay otra, pero no hablemos de eso hasta después.

Hablaba sobre mi cabello y mis ojos con Cindy, mi mejor amiga de la preparatoria. Ella nunca dijo una palabra de mi trasero, pero entonces de nuevo, nosotros no éramos del tipo de hablar de eso con el otro. Nosotros éramos solo amigos, era todo lo que podía ser con una chica porque soy total y completamente gay. Sin embargo estoy total y completamente en el closet. Si vas a la preparatoria y a la universidad comunitaria como yo, entenderías porque. Quiero decir, estoy totalmente a favor de la "diversidad cultural". Solo desearía que mi preparatoria y universidad estuvieran algo a favor de eso. No, mi preparatoria era una culta e intolerante fanática. ¿Qué querías? Era el medio oeste. El lugar en donde el maíz y los cerdos son más numerosos que la gente.

La escuela estaba llena de todos esos hermosos granjeros, todos los cuales eran unos totales Neandertales. Conducían camionetas con música country a todo volumen, sombreros vaqueros y botas para patear mierda. ¿Los imaginas? ¿Y las chicas? ¡Oh, mi Dios! Con tanto maquillaje en los ojos que parecían mapaches, demasiado cabello y ropa que le causaría al editor de modas de la revista Vogue una trombosis coronaria.

Yo era un "townie." Mi padre era presidente del banco local y nosotros vivíamos en una linda casa sin camionetas ni grandes animales vagando en el patio bueno, a menos que cuentes a mi perro, Barón, que es un Gran Danés. Dejar atrás a Barón, cuando fui a la a la universidad en la capital del estado fue la cosa más dura que he hecho.

Dormitorio de atletasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora