Capítulo 5 - Dudas

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Bárbara estaba en su estación de trabajo, le costaba media hora acomodar la falla que había provocado como excusa para su contratación en AQuimax, pero muy en contra de su voluntad debía aplicar lo que llamaba una operación tortuga, para tener la excusa de estar allí en esa torre, mientras se aseguraba de cuidar todos sus procedimientos para introducirse a la red de máxima seguridad.

No obstante, lo aburrido de esa espera, porque era una empedernida de los tiempos de eficiencia en ejecución, los estaba suplantando por una emoción poco típica en ella. Sí, conocer una mujer y llevarla a la cama era algo que nunca le había costado, a veces sin buscarlo siempre encontraba con quien pasar una buena noche de pasión, cuando su cuerpo lo necesitaba, o simplemente cuando la ocasión se lo ofrecía.

Su lista de relaciones casuales era algo amplia, considerando que le gustaba más estar metida en un ordenador trabajando en su proyecto, o en asuntos de aprendizaje o trabajo.

La cita con la rubia ojiazul la tenía algo inquieta, especialmente esas cosquillas en el estómago que le atacaban luego de cerciorase de la hora en la pantalla. Eran nervios, asumió, pero, ¿por qué? ¿Qué era eso?

Siempre le gustaba analizar lo que le sucedía, cuando algo era nuevo para su sistema, esta vez se dio por vencida; aunque le llevó tiempo recordarla, le llevó más pensar qué hacer con ella en esa hora de almuerzo, por primera vez se sintió inexperta en el campo de flirteo y es que recordó que nunca antes había invitado a una mujer tan linda y perfecta como ella a un simple almuerzo, ¿era una cita?, sí, evidentemente, el problema era que ella sólo invitaba para concretar sexo cuando le gustaba la mujer que llegaba a ella o que en algunas ocasiones buscaba ella misma.

Los nervios se acrecentaban a medida que se acercaba la hora, faltaba una hora y media. Mucho tiempo para su cerebro, que siempre iba a una velocidad mayor de la normal. Se planteó adentrarse a la red y buscar información de ella, quizás saber su estado civil la ayudaría, o sólo con tener su nombre completo podría averiguar hasta el nombre del gym al que iba para mantener semejante figura tan espectacular.

De hecho, estuvo a punto de hacerlo, como siempre antes de involucrarse con alguien hacía ese procedimiento, más para buscar detalles que la tuvieran alejada o al margen para no involucrarse mucho... que, por curiosidad, eran sus estrategias para no tener nada en serio, para no ver nada serio en ninguna relación. Pero esta vez era distinto, concluyó para sí.

¿Cómo puedo pensar en algo con ella? Sólo será una amiga, recuerda... tú vives en Chicago, tu gélida ciudad te espera, no puedes buscar nada aquí, analizó antes de presionar la tecla enter para buscarla en la red de recursos humanos a la que ya había conseguido acceso, en menos de dos minutos, con sólo presionar esa tecla podía acceder a los datos del personal de la empresa. Macarena Figueroa, ¿quién eres?, se volvía a cuestionar mientras daba el acostumbrado tamborileo sobre el teclado, acción que hacía cuando su cerebro estaba reteniendo acciones o procesando muchas incógnitas a la vez, era como un estado de contención. Finalmente decidió no hacerlo, no quería encontrar nada que le pudiese indisponer, en realidad no quería que esa chica fuese asunto de una noche de sexo, y se abrió a la posibilidad de tener, al menos, una amiga en esa ciudad en la que estaría por apenas un par de semanas.

Pasaron unos minutos más, ella estaba centrada en ClonBlue, pero a su mente cayó otro bombardeo. El no saber si quiera sí ella gustaba de las mujeres, la puso tensa, más de lo que ya estaba, deducía que su cortesía y amabilidad eran producto de su educación, se veía muy culta, recordó que ella estaba leyendo una revista científica muy prestigiosa, que era de suscripción costosa, es decir, no le era sólo un pasatiempo, eso era su pasión. Y con la poca información que manejaba sólo sabía que era un ser puro, podía verlo en su rostro, a través de sus ojos, era muy distinta a las personas que comúnmente conocía. Le preocupaba cometer alguna indiscreción y espantarla de su lado.

ComplicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora