Capítulo 19 - Nivel

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Bárbara llegó puntual a su cita; movilizarse en la ciudad con el auto de la rubia se lo facilitaba, característica de la que carecía: ser puntual, así lo asumió; aunque muy en el fondo sabía que por primera vez encontraba el sentido exacto de no desperdiciar ni hacer desperdiciar un segundo al lado de una persona, su persona especial.

Ya había hablado con Tessa, verificó la información que su hermano le había dado. Todo el dinero estaba ya en la cuenta de su padre, él mismo insistió que ella lo tomará, pero la morena pensaba en otros asuntos de la familia. Como hipotecas, gastos, confort de su madre al regresar, entre otros. Tessa no encontró nada anormal, solo el hecho de que la mamá de Bárbara era la primera del programa de ayuda preferencial de dicha Fundación. No había ningún nexo que les pareciera extraño; sólo corrieron con suerte, se conformaron con esa conclusión, para pasar a otro tema más delicado, tema que la privaba de celebrar la buena noticia del día y la llevaba pensando a revoluciones elevadas mientras subía en el ascensor para encontrarse con la rubia.

Suspiró al acercarse al piso de la rubia, era sin duda su mejor refugio, inspiración y soporte para esa etapa de su vida, si no fuese por la dueña de esos ojos azules otras sería su historia en esa ciudad.

Minutos después, y luego de un muy efusivo saludo entre ambas, empezó la cena, Macarena sabía que no fallaría, por ello dispuso de uno de los mejores menús de uno de los restaurantes más prestigioso de la ciudad. Todo se dispuso a una hermosa cena donde compartieron besos, caricias y temas variados de ese día. Rememorando cuando se conocieron y lo que han recorrido. La cena pasó y como siempre, compartir entre ellas les alojaba la más grata de las sorpresas.


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—Te noto menos pensativa que esta mañana. –comentó Macarena al entregar una cerveza. Ambas estaban en la terraza, Macarena estaba complacida por ver en la informática un mejor semblante que horas atrás, sin embargo, existía algo más que no podía deducir del todo. Le tocaba ser paciente.

—Oh sí, sin dudas... –respondió y tomó un trago– Hemos recibido buenas noticias de Mamá.

—¡Mejoría!

—No, bueno, mejor dicho, sobre ella, no de ella propiamente dicho... –aclaró– Había que realizarle unos exámenes de urgencia, algo que salió de improviso por su tratamiento –indicó–, pero nos tomó con la guardia baja...

—Pero... –Bárbara detuvo sus intenciones de hablar.

—No, bebé. No te iba a pedir prestado, qué vergüenza.

—Pero, ¿por qué vergüenza? –objetó la rubia con el ceño ligeramente fruncido.

—Maca –ella respiró profundo, tomó otra vez de su cerveza y se dispuso a seguir–, mucho me ha costado asimilar esto –hizo un mohín para señalar el sitio y finalmente parar en los ojos oceánicos de la rubia–. Para mí no es fácil, dentro de mi racionamiento, concebir todo esto como normal... –Macarena la veía expectante– No quiero que pienses que quiero aprovecharme de tu posición o...

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