Un Lugar Seguro

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Fulgencio: ¿Pero que está diciendo¡? Le advierto que si está es una maldita broma yo mismo me voy a encargar de que sea la última que haya contado en su vida

Todo el ambiente estaba tenso, todos los que se encontraban en aquel estudio estaban pasmados, completamente en shoc, pero claro que las lagrimas de sus familiares no se hicieron esperar, bueno solamente por parte de Socorro y de Saúl ya que Fulgencio se mantenía fuerte. Los que se encontraban ahí eran: Fulgencio, Socorro, Saúl (Estos tres primeros naturalmente), Mauro, Oliver, Carmen, Margaret, Martín y Roberta

General: Don Fulgencio créame que me estoy muy apenado y lamento ser yo el portador de tan malas noticias. Pero es cierto, hace unos días estábamos cerca del territorio de Chihuahua combatiendo, ya que Francisco Villa y Tomás Urbina asaltaron el rancho de Chavarría. Y ahí estábamos todos los generales, soldados y reclutas combatiendo a esa bola de revolucionarios, pero....

Socorro: -Llorando de rabia- ¡¿PERO QUE?! ¿Dígame inmediatamente quien fue el maldito revolucionario que le disparo a mi hijo? Para así poder exigir su cabeza

General: Es que verá, hay una historia detrás de la muerte de su hermano, en donde se involucra la traición

Fulgencio: ¿A que se refiere con traición?

General: Estábamos combatiendo, todo el rancho parecía campo de guerra, nosotros íbamos ganando por gran cantidad de gente, y sobre todo logramos acabar con varios de ellos, su hijo estaba con nosotros y parecía que la victoria sería nuestra, pero en un simple segundo todo cambio. Seguíamos disparando hasta que una bala alcanzó a uno de nuestros hombres, y poco a poco empezaron a caer nuestros soldados, buscábamos de donde provenían tales disparos pero tal parecía que ninguno de los revolucionaron eran los que disparaban, de hecho, era como si las balas fueran disparadas desde una distancia bastante corta; Y fue entonces cuando lo vimos a él, a su hijo señores, al joven Luis Alejandro Montenegro Casariego escondido en una de las trincheras disparandole a mis soldados, a sus propios compañeros

Fulgencio: ¿Como?

Socorro: Imposible, no voy a permitir que alguien como usted manche el honor y la memoria de mi hijo 

General: Pues lo siento mucho Doña Socorro pero es la verdad, su hijo nos traicionó y sin embargo, una bala perdida por parte de los revolucionarios lo alcanzó directo al corazón. Si ninguno de ustedes no me cree, hay varios testigos tanto soldados como revolucionarios que logramos capturar y encarcelar, todos ellos les afirmaran todo lo que les acabo de contar

Fulgencio: Pues yo me niego rotundamente a está calumnia, mi hijo está muerto y me dicen que murió traicionando a su patria, de ninguna manera

General: Bueno señores pues lamento mucho que se tuvieran que enterar de está manera, yo me tengo que retirar a las oficinas presidenciales para una reunión que tengo con el presidente. En verdad lamento mucho su perdida, mi más sentido pésame señores, muy pronto les traerán el cuerpo de su hijo para que puedan darle digna sepultura. Ah por cierto, tomen este otro telegrama -Se los entrega- Ahora con su compermiso -Se va-

Una vez que se fue, fue Doña Socorro quien rompió en llanto sentándose en una silla cubriendo su rostro con un pañuelo

Margaret: B-Bueno nosotras ya nos vamos, no queremos incomodar en estos momentos, mis condolencias Fulgencio, igual para ti Socorro, vamonos Carmen -Se va-

Carmen: -Abraza a Saúl- Lo siento mucho, mi más sentido pésame -Se va-

Roberta: Em.... Nosotros nos retiramos señores, con su permiso, vamonos chicos, vamonos Oliver -Lo toma de la mano-

Oliver: Sí Roberta -Se van-

Martín: Mauro, hay que irnos

Mauro: Em.... Yo....

Mal Visto (Aristemo/Sauro)Where stories live. Discover now