Capítulo II: Decisión

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Luego del inesperado altercado, efectivamente fue cuestión de minutos para que otros héroes hicieran presencia en el lugar.

Con horror, el maestro de la pandilla TankTop vio la escena donde yacían todos sus discípulos gravemente heridos y sin pensarlo mucho dio rápido aviso a la central de la asociación, emprendiendo la búsqueda del culpable de todo ese desastre, maldiciéndose internamente al recrear como un dejavú, la similitud de la escena cuando se enfrentaron a Garou.

Sin embargo, esta vez iba a asegurarse a toda costa de acabar con el culpable aunque tuviera que acudir a medidas extremas.

Pero para ese entonces, Genos se había encargado de alejar a Saitama a un sitio "seguro". El camino fue silencioso, el rubio sólo se limitaba a mantener la calma pensando en lo que vendría ahora y a agradecer porque su maestro no se opuso en seguirle.

Llegaron a su destino, Saitama sabía que Genos iba a llevarle allí.
Estaban frente al laboratorio del Dr Kuseno.

- Genos, ¿qué pretendes?. - Preguntó frenando en seco antes de que el cyborg entrara a aquel lugar.

- Sensei, aquí podremos estar tranquilos, nadie sabe de este sitio así que no podrán encontrarnos...

- No necesito esconderme. - Interrumpió mirándole fijamente. - No pienso vivir encerrado toda mi vida... Yo inicié esto y voy a terminarlo. - Frunció el ceño. Genos podía ver el claro cambio en su mirada.

- Tampoco yo. - Acotó firmemente. - Sensei por favor...- Saitama chasqueó su lengua al saber lo que posiblemente el rubio diría. - Yo me haré cargo de esto, puedo hacer pasar todo por un accidente....- Haría un último intento por convencerle.

- Eres el cyborg de la justicia, ¿verdad?. - Preguntó sorprendiendo al menor. - Esto no fue un accidente Genos, lo sabes. - Caminó lentamente acercándose poco a poco. - Habría matado a todos esos tipos de no ser porque tú llegaste. - Apretó sus puños. - ¿¡Qué habrías hecho si los hubiera matado!? - La furia era notable en su voz. - ¡Responde!

- Eso no...

- ¡Basta!... no deberías confiar en mí. - Genos le miraba atónito por todo lo que había escuchado. -

El menor mordió levemente su lengua cuando vio que Saitama se giraba para marcharse junto a Rover.
Tragó fuerte y alzó uno de sus brazos para alcanzar la mano de su maestro. No sabía que decir pero era lógico que las palabras no funcionarían en ese instante, sin embargo, no podía permitir que Saitama se alejara, quería demostrarle a toda costa que podía confiar en él y que daría su vida por él de ser necesario.

Lo tomó de la mano intentando hacerle girar, pero Saitama se mantuvo estático aún dándole la espalda.

- Sensei, yo siempre...-

Genos terminó la oración pero las últimas palabras sonaron como eco distorsionado en la cabeza del mayor. Giró lentamente su cabeza para mirarle y su cuerpo tembló cuando se encontró con los ojos ámbar que parecían ver a través de su mente.

Maldición.

Saitama se maldecía en ese instante, a pesar de que el odio estuviera invadiendo su cuerpo, Genos era un jodido punto débil para él. No quería aceptarlo, realmente no quería pero sinceramente era una pelea con su mente que no podía ganar. La forma en que le miraba y el como apretaba su mano metálica contra la suya, le sobrepasaban por mucho. Había deseado no entrometerlo en todo esto pero... Lo necesitaba.

No había vuelta atrás.

- Debemos entrar, sensei.

Una nueva batalla empezará pronto.

Siempre te seguiré. | SaiGenosWhere stories live. Discover now