Misty VIII: Realidad

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Capítulo VIII

«PoV Misty»

~Realidad~

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Tenía todo listo para embarcarme a lo inesperado.

Estaba frente a la puerta del gimnasio de Ash con el corazón latiendo al máximo, mi mochila estaba cargada, había recogido a varios de mis Pokémon en el laboratorio y traía comida que Delia me había dado. No sabía bien a ciencia cierta qué era lo que me esperaba, pero estaba segura de que mientras sea al lado de Ash, todo estaría bien. Porque así había sido siempre, y esta vez no sería la excepción, ¿verdad?

Aspiré profundo observando los parches para el dolor que había pasado a comprar a la farmacia, y tras cerrar la bolsa volví mi mirada al edificio, decidida.

¡Ash confía en mí en este momento, solo me tenía a mí, y debía apoyarlo!

Entre al gimnasio con una enorme sonrisa cargando las cajas de comida.

—¡Ash, llegué y...! —pero mi sorpresa fue bastante desagradable. Aquel lugar parecía deshabitado —¿Ash? —llamé, pero no me respondió. No se habrá ido el condenado, ¿verdad? Las palpitaciones en mi pecho aumentaron considerablemente, mientras dejaba las cajas con comida, para buscar al condenado por el lugar. Por más que lo llamaba no respondía. ¿Es que me engañó? ¿Espero el momento en que me fui para llevarse a Pikachu? — ¡Maldición! —pronuncié pateando el aire, cuando una pequeña voz a mis espaldas, sonó tranquilizándome totalmente. Giré sobre mis pies, y sobre el octagonal, estaba Pikachu mirándome confundido — ¿Ash está ahí? —le pregunté, por lo que el roedor afirmó con la cabeza. ¡Rayos! —protesté para mis adentro. Ya me estaba poniendo paranoica por nada. Tomé las cajas de comida una vez más, para subir los cuatro escalones del octagonal y entrar. Y claro, efectivamente, Ash estaba en el octagonal, pero en el quinto sueño.

Lo miré enfadada, enojada conmigo misma, y con él, por convertirme en una persona insegura. ¡No me gusta eso!

Él tan plácidamente dormido, yo hirviendo de la rabia. Miré una vez más la bolsa que tenía en las manos y se la tiré con todas mis fuerzas contra su estómago.

Como esperaba, Ash despertó asustado. Lo miré, colocándome en esa pose de superioridad que solía utilizar cuando era niña.

—Delia me dio comida, así que comamos —le indiqué, para luego sentarme en una de las colchonetas a separar los compartimientos con comida.

Ash parecía perdido entre sus pensamientos mientras comía, incluso ignoró de lleno, mi broma de ir a gastarme todo su dinero ahora que estaba vivo. Aquello me fastidió, así que fingí de mala gana una carraspera de garganta, él volvió en sí, pero tras decirle que no pasaba nada siguió en su mundo.

Tras terminar de comer, y no sé si por todo el ajetreo del día, o qué, me dio tal cansancio que el sueño me embargó en un par de segundos.

Desperté temprano, sorprendida de que, frente a mis ojos, descansaba Ash, tan tranquilo que esperaba realmente no estar soñando, iba a buscar mi celular para saber qué hora era, pero me encontré con que Ash tomaba con fuerza mi mano. Apreté mis labios, mientras trataba de mover mi otra mano hasta mi bolsillo, por el móvil. Cuando lo logré, eran cerca de las seis de la mañana. Me acomodé para seguir durmiendo, pero...

—Buenos días —me saludó Ash con los ojos cerrados. Volví a apretar mis labios, antes de responder a su saludo—. Tenemos que ir a la Meseta Añil —me informó, liberando mi mano, para luego sentarse en la colchoneta, trató de estirarse, pero pude notar claramente el dolor que aquel movimiento le provocó. Eché una mirada a la bolsa con los parches, y le golpeé el hombro para que se acomodara sobre la colchoneta una vez más— ¿Eh?

Bajo el Mismo TechoWhere stories live. Discover now