La casa de los marginados

el secreto de los marginados

Narra Félix...

Linah se fue a su aula de clases para no llegar tarde, me dejo a mi solo con Alex en la oficina del director.

Mi amigo toco la puerta recibiendo un "pase" del otro lado de la puerta. Me sentía algo nervioso, es decir somos los nuevos y las miradas estarán sobre nosotros.

-buenos días chicos, supongo que son los nuevos- nos sonrió el director, un hombre de cabello castaño, algo mayor pero con un cuerpo sano -por favor sientence- nos pidió amablemente.

Nos sentamos en unas sillas frente a su escritorio de madera color chocolate. Su oficina mostraba todas las generaciones que habían pasado por esa escuela, llegando a un total de 16 exactamente.

-mi nombre es Alex y el es mi amigo Félix- nos presentó mi amigo. El director nos extendió la mano a cada uno como saludo.

-soy el director Rivers es un placer- se presento -es un honor que quieran ser parte de Harmonie School- comenzó a narrar -esta escuela se abrió como la contra parte de Harmonie High, este lado es mas accesible a una buena educación- nos explicó, a pesar de ser una contra parte, era muy amplia, pintoresca y con una vibra alegre -me informan que ustedes son becados especiales, ¿son conocidos de la señorita Mackeylee?- nos preguntó.

Parpadie varias veces tratando de recordar a alguien con ese nombre.

-¿Mackeylee?- pregunte nuevamente, el director me miro confundido, vagamente relacione ese nombre con Linah y respondi -¿se refiere a Keylee?- pregunte para estar seguro, a lo que el asintió con la cabeza -claro, somos amigos- Sonreí para mostrarme mas seguro.

El hombre sonrió feliz de mi respuesta dada.

-la señorita Keylee es muy respetada en esta institución- nos volvió a explicar -apesar de que estudia en Harmonie High cada alumno que esta aquí le tiene un gran respeto- afirmó muy seguro -espero mucho de ustedes por ser sus amigos, Linah también es becada de ella al igual que Jason... Pero bueno él, no es precisamente el mas tranquilo- hizo una mueca de desagradó -los colocaré en la clase de Linah, siganme por favor- se levantó de la silla al igual que nosotros.

Salimos de la oficina y caminamos por los vacíos pasillos de la institución, era muy grande como ya había dicho pero aun me sorprendía demasiado. Giramos y luego nos detuvimos en una puerta de un aula, escuchaba la voz de la profesora dar su clase, el director abrió la puerta llamando la atención.

-buenos días chicos- saludo el profesor al entrar junto a nosotros detrás de él -como ven tenemos dos nuevos estudiantes, son Félix y Alex, ellos son conocidos de la señorita Keylee- nos señalo mientras buscaba a alguien con la mirada -Linah- llamo el profesor, pude ubicar a la chica en medio de la clase, nos miraba con una sonrisa en el rostro, una sonrisa contagiosa -te pido que por favor los cuides y los pongas al corriente- le pido amablemente el hombre.

Ella asintió con la cabeza sin borrar su sonrisa de su boca. El director salió del lugar y la profesora nos indico donde sentarnos, movió algunas sillas y nos coloco justo a los lados de Linah, yo del lado izquierdo y Alex del derecho.

La clase continuo su curso, anote las cosas que fueran necesarias y lo que no entendía le pregunte a Linah quien me explicaba lo mejor que podía, nos presentaron con todos los profesores un sin fin de veces que ya me habían desgastado en nombre. Cuando la campana de receso sonó, senti por fin un alivió.

Todo el mundo salio como estampida del salón dejándolo vacío por completo.

-deberíamos salir- nos recomendó Linah poniéndose de pie -vamos al limite- nos pidió.

Me levante junto a Alex para seguirla, llegamos al patio trasero serca de los arboles que crecían junto al alambrado, Linah nos hizo caminar por debajo de ellos hasta llegar a un punto donde no había alambrado pero era la parte mas recóndita de la escuela.

-¿qué hacemos aquí?- pregunte.

Ella se giro con una sonrisa en el rostro.

-esperar- contestó simple. Linah elevo una mano al aire haciendo señas -¡Keylee!- grito hacia el otro lado.

Vimos una melena rubia caminar hacia nosotros, estaba tan dormido esta mañana que no había notado como Keylee había cambiado su peinado a una trenza francesa de lado.

-¿qué tal su primer día?- nos preguntó la menor con una sonrisa en el rostro.

Esta un poco sorprendido de que Keylee estudiara aquí, y en Harmonie High para rematar.

-¿Keylee estudias aquí?- preguntó sorprendido Alex que daba saltitos de felicidad.

-no sólo estudio aquí- río Keylee -soy presidenta del consejo estudiantil- dijo orgullosa de si misma.

-hola- nos saludaron por detrás, Jason acababa de llegar, paso a un lado de mi directo a el límite que dividía a alas dos me escuelas, se detuvo en la pequeña barda que nos separaban -¿traes lo de siempre?- le preguntó a Keylee.

La chica simplemente le entrego una bolsa de papel con comida, ya había escuchado por Linah que la comida de este lado de la escuela es horriblemente mala, nadie come ahí a menos que quiera enfermarse o su estomago sea de hierro.

-hay para todos- nos indico Keylee -se que la comida de aquí es un asco- hizo una mueca.

-ya se- respondió Linah -la comida de aquí siempre me da dolor de estómago- confesó.

-terminara matando a alguien de diarrea crónica un día de estos- bromeo Keylee.

Reímos ante su comentario, fue entonces que el timbre de el lado millonario sonó. Incluso el timbre sonaba mas delicado y no como  perro pateado.

-pasamos por ti después de clases- le aviso Jason -debemos hacer el super- se excuso antes de que preguntáramos nosotros el porque pasaríamos por ella.

Keylee se dio media vuelta y comenzó a caminar de regreso a su edificio. Fue entonces que recordé.

-¡Mackeylee!- le grité a lo que ella se giro, no estoy seguro si es la primera vez que la llamo por su nombre -¡¿por qué no nos dijiste que te llamas así?!- le pregunte entre gritos.

Hasta donde yo sabia, siempre me la habían presentado cono Keylee la loca de la ventana.

-¡por qué es muy largo!- respondió también gritando -¡Keylee es mas corto!- aclaró.

Sin mas se dio la vuelta y se predio entre la multitud de personas que habían.

Alex se giro hacia mi con una cara de risa, él trataba de aguantarse una buena risa.

-¿en serio?- me preguntó riendo un poco -¿no pudiste esperar a que estuviéramos en la casa?- me dijo obvio.

-no porque se me olvidaría- me excuse.