Narra Linah...
Era la quinta vez que volvía a borrar algo en mi libreta de calculo, estaba cansada de leer, releer y no entender absolutamente nada. Si bien en clases me había parecido algo sumamente fácil pero ahora estaba tratando de no quedarme calva por estrés.
-terminaré arrojando esta cosa- me dije a mi misma mientras estrujaba la libreta en un momento de desesperación.
-oye tranquila- escuche a Félix hablar mientras entraba a la cosina y se dirigía al refrigerador -la libreta no tiene la culpa de que no puedas concentrarte- agrego mientras me lanzaba una mirada seria y volvía a inspeccionar el refrigerador sacando una soda.
Coloque ambos codos en la mesa y cubrí mi rostro con las manos dándome por vencida.
-esto es muy estresante- hable aun con las manos en mi rostro. Los exámenes estaban a la vuelta de la esquina y no quería reprobar para luego tener que ir a cursos extras para reponer la materia -nunca antes me había costado tanto estudiar...- admiti mientras apartaba las manos de mi rostro. Félix tomo asiento en la silla junto a la mía aun mirándome algo preocupado -si tan sólo Keylee estuviera aquí... Ella siempre me ayudaba a comprender- baje los brazos aun viendo mi libreta con un millón de garabatos que formaban problemas.
Sentí los brazos de Félix al rededor de mis hombros y luego sus labios en mi mejilla dándome un tierno beso.
-descuida- me susurro al oído -se que estas preocupada y por eso no puedes concentrarte en esto- comenzó a acariciar mi cabello para tratar de relajarme -pero hasta yo se que Keylee no quisiera que te preocuparas por ella al grado de no poder estudiar- se separo de mi para luego jalar un poco mas su silla y quitar mi libreta para así él poder leerla -no soy tan bueno en calculo pero tratare de ayudarte... Sirve que así yo también estudió-
Disimuladamente lo mire para encontrarme con su rostro concentrado, era muy lindo de su parte tratar de ayudarme en estos momentos donde ya no sabia ni que hacer con mi vida.
No puedo negar que estoy preocupada, pero es algo que ya no esta en mis manos y tengo responsabilidades que atender. Aunque suene egoísta debo preocuparme por mí primero antes de tratar de ayudar a otros.
-creo que ya comienzo a entender- Murmuré cuando finalmente aclare mi mente y comencé a leer las cosas prestando mas atención.
-esa es la Linah que conozco- admitió Félix antes de robarme nuevamente un beso, pero esta vez en los labios -ahora explicarme que no entiendo nada- me pidió luego de apartarse.
Heche una pequeña risa a su comentario, me acomode mejor en la silla para comenzar a explicarle.
-no me sorprende que no entiendas- respondí -apilas mi lapicera, la de Alex y la tuya para ponerte a jugar con el teléfono en clases sin que te vean -
-mis batallas de Call Of Duty son importantes- se defendió.
-si como no- respondí burlonamente -te he visto casi arrojar el teléfono cuando te matan, osea siempre- reí.
-cuando sea millonario y te mantenga agradecerás a ese juego- me respondió fingiendo enojo.
Narra Keylee...
Semanas después del incidente con mi madre finalmente me dejaron volver a casa. Lo que era una fractura resulto ser un esguince nivel dos en el pié, donde tenia una fractura era en la mano izquierda.
Para ser honesta incluso a mi me sorprendía que no saliera tan herida de esa caída. Si bien aun tengo un fuerte dolor en el cuerpo y la cabeza, pudo ser peor.
-¿se le ofrece algo mas señorita?- me pregunto el hombre que me había visto crecer en esta mansión, el señor Foster.
Negué con la cabeza mientras giraba mi rostro hacia la ventana. No quería estar botada en mi cama, así que había pedido que me dejaran en el asiento junto a la ventana donde había un pequeño colchón para mejor comodidad.
-¿y mi mamá?- pregunte con un tono de voz mas frío de lo normal, y viendo el reflejo del hombre a través del vidrio.
Él soltó un suspiro cansado -su madre volvió a salir señorita- me informo -¿gusta comer algo? Últimamente ha descuidado su alimentación-
Baje un poco mas las mangas de mi suéter para cubrir mis manos, era impresionante el frío que podía llegar a haber en esta casa, y yo con un suéter gris y shorts blancos para dejar a la vista el vendaje de mi pie y los moretones de mis piernas.
-no tengo hambre- a diferencia de mis palabras anteriores, mi voz salio algo quebrada, casi al borde de las lágrimas -puedes retirarte- pedí amablemente.
El hombre hizo una pequeña reverencia y paso a salir de mi gran habitación cerrando la puerta.
Gire mi cabeza para ver el lugar, solía ser rosa bebé con tonos dorados, pero desde que mi padre comenzó a irse por mas tiempo ahora ese color se veía gris, mi enorme cama asimilando una de princesa estaba en medio de la habitación pegada a la pared, habían sillones que nadie usaba, pues nunca traje a nadie aquí, mi gran armario con una exagerada cantidad de ropa para mi sola, el escritorio cerca de los estantes junto a la puerta y al otro lado mi tocador blanco con grandes focos. Este lugar había dejado de ser hermoso para mí hace muchos años.
Una lágrima escapo de mis ojos seguido de un sollozo algo sutil, rápidamente mas lágrimas y mas lamentos comenzaron a brotar. Con la manga de mi suéter limpie mis lágrimas y deje caer mi cabeza hacia atrás tocando la madera de la esquina de la ventana, respire profundo y deje salir el aire, realmente odiaba el silencio tan tétrico de este lugar.
"Que ridícula me veo llorando" pensé al verme derramar una ultima lágrima y pasar una mano por mi cabello atado en una coleta llena de risos no muy definidos. Volví a mirar por la ventana mientras escuchaba algunos pasos en las escaleras, en mi interior relamente rezaba por que no fuera mi madre.
Y sentí un alivio cuando tocaron la puerta. Si hubiera sido mi madre, solo la habría derrumbado de una patada mientras me gritaba y lanzara objetos.
-adelante- respondí cuando dejaron de tocar la puerta. Esta se abrió y gire mi rostro para ver de quien se trataba, grande fue mi sorpresa al ver quien había entrado en mi habitación y ahora estaba a mitad del camino en mi dirección mirándome fijamente con un rostro serio -¿qué haces aquí?- pregunte completamente sorprendida.
-no me importa si no quieres, yo te voy a sacar de aquí- me respondió sin vacilar -me importas mucho como para que te deje sola con la histérica de tu madre- Jason se planto frente a mí listo para seguir hablando me, pero antes de eso fue mas rápido y me rodio con sus brazos enterrando su rostro en la curvatura de mi cuello -te voy a llevar a casa Keylee- susurró.
Tenia muchos sentimientos encontrados, pero el que mas me invadía era uno de felicidad, y una vez que me abrazo las lágrimas que había retenido volvían a aparecer.
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La casa de los marginados
Teen FictionLinah una estudiante de ultimo año de preparatoria, es conocida por ser la única normal en la casa de los marginados, un lugar donde casi todos los habitantes tienen algún problema y a pesar de no ser familia, su único enlace es Linah.