Compras, desacuerdos y celos

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Narra Linah...

-recuerda me... ¿Como terminamos aquí?- me preguntó Félix una vez que llegamos al supermercado con una lista tan larga y exigente como si fuera a alimentar a un país entero.

-por petición de Keylee- le recordé.

Ese fin de semana Alex comenzaba a cambiarse de casa con Kevin. Estaría con Keylee y Jason ayudándolo, la rubia le había prestado el auto para trasportar sus pertenencias, mientras Jason y ella lo ayudaban a asegurarse de que no dejara nada. Sin embargo nosotros salíamos sobrando en todo este asunto, así que Keylee nos pidió venir al súper para comprar nuestra despensa y además cosas extras para obsequiar a Alex como apoyo.

-¿por que no vino ella?- preguntó nuevamente Félix mientras arrastraba el carrito de compras por los pasillos y yo junto a él.

-por que no podemos sacarla mucho- le recordé -su madre realmente la esta buscando- un escalofrío recorrió mi espalda con solo pensar en las consecuencias de que la encontrara.

Siguiendo la lista de compras iba metiendo las cosas en el carrito. Félix en cambio se limitaba a perder el tiempo jugando sus ridículas partidas en ese estúpido videojuego en su teléfono.

-si sigues con ese juego te voy a arrojar ese teléfono hasta que se rompa- lo amenace en voz baja para no llamar la atención de la gente que caminaba por el pasillo.

Mi amenaza lo asusto un poco haciéndolo perder la concentración por completo y por ende provocando que perdiera, dandome una gran alegría que supe disimular a duras penas.

-¿qué tienes contra mi juego?- me preguntó también en voz baja acercándose a mi rostro.

Mi problema no era el juego, mi problema era la exagerada atención que él le ponía al juego. Si no fuera por mi que siempre estoy salvando su trasero, ya habría sido enviado mil veces a la oficina del director por jugar en clases.

-nada- suspire resiganda a seguir con la lista de compras.

-¿qué? ¿Ya te enojaste?- me preguntó con una sonrisa divertida que en estos momentos no me agradaba verla -¿por qué te enojas Linah?- dijo antes de volver a jugar.

Cerré mis puños cansada del maldito aparato, y aproveche el momento en que el pasillo se quedo vacío para arrancarle el teléfono de las manos llamando su atención.

-me enojo porque pasas demasiado tiempo con el maldito juego- eleve un poco la voz, de todas formas no había nadie en el pasillo -en clases, la comida, incluso aquí-

Félix trato de quitarme el teléfono con su mano derecha, la cual yo esquive sin problema alguno.

-vamos Linah lo estas exagerando- trato de defenderse.

-siempre estas tan metido que no escuchas cuando te hablo,... ¡Nisiquiera notas mi presencia!- volví a reclamarle.

Su adicción había llegado a tanto que fácilmente yo podría entrar y salir de la habitación haciendo más ruido que una noche de karaoke y aun así, Félix no lo notaria.

-eres una dramática- respondió.

Debo admitir que me sentía ofendida, mas que nunca estaba muy sencible y bajo estrés. La mudanza de Alex, Jason y sus problemas amorosos, la seguridad de Keylee, y para colmo me había bajado la regla ese mismo día, además de que me estaban molestando unos ligeros cólicos.

-toma tu estúpido juego- le arroje el teléfono a la cara sin mucha fuerza mientras me giraba y caminaba rápidamente por él resto del pasillo.

-¿a donde vas?- me preguntó.

-quiero irme rápido- fue todo lo que le respondí antes de girar para entrar en otra sección.

Mientras caminaba trataba de controlar mi enojo, y evitar que las lágrimas de frustración acumuladas en mis ojos salieran. Félix me sacaba de quicio cuando no admitía sus errores, era tan terco que me provocaba el querer golpearlo, o en este caso, arrojarle el teléfono debajo de un auto en movimiento. Pero estoy tan segura de que se compraría otro y seguiríamos en las mismas.

Entre a un pasillo para conseguir los dulces favoritos de Keylee. Esa niña era tan delicada con los dulces en el sentido de que no comía cualquiera.

Me acerque al anaquel para buscar los que específicamente ella comía, en algún momento vi a Félix entrar al pasillo aun con su teléfono en mano, al no tenerme guiando el carrito choco ligeramente con otro anaquel pero por suerte no tiro nada.

Rode los ojos y me abstuve de decirle algo respecto al tema. Ahora era yo quien lo ignoraba a él con el pretexto de los dulces, podía sentir su mirada y presencia detrás de mí, pero a la vez sentía miradas agenas provenientes de un par de chicos al final del pasillo, los cuales me hacían sentir incomoda.

Me dispuse a ignorarlos y a apresurarme con los dulces, cuando sentí como alguien me abrazaba por detrás y colocaba sus manos en mi cintura para abrazarme.

-actúa normal- me susurro Félix quien era el que me abrazaba.

-¿qué se supone que haces?- pregunte sonando un poco mas fría de lo que quisiera, pero aún estaba enojada con él.

-el grupo de allá te viene comiendo con la mirada- respondió mientras hacia una pequeña seña con una de sus manos -¿que falta?- preguntó mientras dejaba caer su cabeza en mi hombro y me miraba atentamente.

-solo los dulces de Keylee- respondí tomando las ultimas galletas y gomitas que me hacían falta -ya, vámonos, quiero llegar rápido a casa- agrege pero sin embargo no me moví.

Incline mi cabeza al lado contrario a la de Félix y aparte la mirada, se que me estaba protegiendo de esos chicos, pero mi enojo podía mas con migo.

-¿sigues en fadada?- me preguntó. Claro que seguía enojada, no habían pasado ni 10 minutos de nuestra pelea y ahora estábamos así.

-siempre estoy enfadada con tigo y tu estúpido juego- respondí sin mirarlo.

Félix dejo un beso en mi mejilla, pero eso no me hizo cambiar mi humor, así que fue dejando mas besos y bajando hasta mi cuello. Esto es nuevo.

Busque a los chicos con la mirada pero estos ya no estaban ahí.

-ya se fueron puedes parar- le informé esperando que me soltara.

-se fueron por mi mirada asesina que les di- admitió Félix -tienes razón paso mucho tiempo jugando con el teléfono y lo siento. Pero cuando salimos creeme que tienes la mayor parte de toda mi atención- una de sus manos tomo mi rostro para girarlo y bligarme a verlo a los ojos -por que si se meten con mi novia lo lamentaran- termino su frase para besarme en los labios.

-celoso- hable entre besos.

-si es por ti, siempre- y así se me quito el enojo.

La casa de los marginadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora