Narra Makeylee.
Odio entrar y salir por las puertas de una casa, que Jason me halla echo salir cargada no cuenta como que yo lo hice.
Me bajo apenas llegamos a la acera de la calle, él extendió una mano para llamar un taxi el cual no tardó mucho.
-¿a donde vamos?- me preguntó abriendo la puerta de taxi.
Me adelante a ponerme frente a él para entrar primero al vehículo -al centro comercial- respondí obvia mientras entraba por completo.
Durante el viaje al centro nos quedamos en silencio, pero no uno incómodo, aunque no lo parezca Jason y yo nos llevamos bien. Es decir, convivimos mucho, aunque casi nadie lo sabe. Llegamos, pagamos el vehículo y salimos al centro comercial.
- y ¿a donde?- me preguntó.
Hice un momento de memoria sobre el centro comercial, lo mas cercano que tenemos ahora es la tienda de trajes. Tome de la manga del suéter a Jason para comenzar a arrastrarlo al lugar, conozco bien el centro comercial aunque si voy sola nunca he logrado ubicarme.
-primero tu traje- respondí sin mas.
Soy experta en trajes de gala, mi padre me llevo tantas veces pudo a comprar trajes para él. Llevare a Jason a la misma tienda, de todas formas ya me conocen ahí.
Entramos a la tienda, un lugar enorme con trajes de todos los colores, Jason abrió la boca impresionado por el amplio lugar.
-no te alejes- me pidió Jason sin dejar de ver el lugar -te perderías aquí- y ahí esta su burla de toda la vida.
Un hombre mucho mayor que nosotros se nos acerco, al verme me reconoció de inmediato.
-señorita Makeylee que gusto volver a verla- extendió su mano para saludarme a lo que yo aceptó.
-hola cuanto tiempo- Sonreí. Me hice aun lado para presentar a Jason -el es mi amigo, buscamos un traje para él- explique.
De inmediato cada uno comenzó a entregarle a Jason diferentes trajes, cuando su cabeza dejo de verse lo guiaron a vestidores quedándome yo afuera de el vestidor. Durante todo ese lapso de tiempo no pare de reírme por lo raro que se veía Jason, pero él no se decidía por ninguno.
-¿puedes dejar de reirte?- me preguntó pero sonó mas como orden. No había dejado de reír desde que lo vi con el último traje.
-lo siento- pare de reírme mientras me acercaba a las corbatas en un exhibidor.
La cortina se corrió justo en el momento en que me gire para verlo. Pero me quede sin palabras, el traje negro con la camisa blanca y los zapatos negros brillosos le quedaban muy bien a pesar de no tener corbata.
-¿qué opinas?- me preguntó sin expresión en el rostro por no saber mi opinión.
Parpadeo varias veces para asegurarme de no fijarme mal, pero esto es real.
-creo que es perfecto- hable mientras regresaba a las corbatas tomando una de color rojo, en realidad cualquier color se vería bien, y se la entregue -con esto estarás listo- volví a sonreír como es mi costumbre.
-me endeudare por esta cosa- tomo la corbata y se dio la vuelta para cambiarse de ropa.
-¿quien dijo que ibas a pagar?- hable una vez que cerro la cortina y yo me alejaba en dirección a la caja.
El hombre que anteriormente nos atendió ya sabia lo que seguía, del bolsillo trasero saque una tarjeta dorada para entregársela. Para cuando Jason salio, ya había pagado he incluso ya nos entregaban el traje en una bolsa protectora de plástico transparente y color negro, con la marca de la tienda en grande.
-¿pagaste?- me preguntó Jason a lo que yo respondí que si con la cabeza -no tenías- puse un dedo en mis labios para indicar de que dejara de hablar.
-somos amigos- le reste importancia a lo que había hecho -lo que sea por mis amigos- me di la vuelta para salir del lugar.
Jason me detuvo fuera de la tienda colocando una mano en su hombro.
-tu me ayudaste- hablo algo apenado -ahora yo lo haré, dejame ayudarte a escojer un vestido- me pidió.
Narra Jason.
De moda no se nada, pero si no la ayudo estará en mi conciencia para siempre.
Entramos a una tienda cualquiera de vestidos, creo que son los vestidos mas bonitos que he visto en toda mi vida.
-nunca he sido buena con los vestidos- confeso Keylee antes de dar un suspiro -supongo que cualquiera estará bien- miro la tienda sin mucha emoción.
Encontré un vestido bonito, de color blanco con una franja negra a cada costado que llegaba desde el busto al suelo y sin tirantes, no tenia brillo pero su largo y elegancia lo hacían resaltar.
-este es bonito- le acerque el largo vestido. Ella lo tomo y se fue directo a los vestidores para probarlo.
-es muy largo- hablo desde dentro del lugar, trate de no reírme por pensar en su altura.
Keylee abrió la cortina dejando ver como el vestido y su color la hacían ver elegante. Si le quedaba largo, pero se le veía hermoso, me acerque a ella sin dejar de verla en ningún momento.
-se te ve muy bien- con solo pensar en que ella ira así a la fiesta me hace sentirme seguro y orgulloso.
-pues usare mis zapatos de puta- comento haciéndome reír, pero no sabia porque les decía así -es que son enormes- hizo un gesto con las manos de que tan largo y alto era el tacón.
-si sera mejor, así quedas más a mi altura- bromeó -si te caes prometo atraparte- acaricien su maraña atada en una coleta. Keylee me sonrió para luego correr la cortina y cambiarse.
No paso mucho para que Keylee saliera del probador con el vestido en brazos, la espere para que pagara y finalmente regresamos a casa.
-Jason ¿vamos por un helado?- me preguntó emocionada.
-si pero...- me detuve antes de continuar hablando -tu me dejaras pagar, ya gastaste mucho- le regañe recordándole que no solo había comprado su vestido, sino también mi traje, corbata y zapatos.
Sin mas ella se resigno y me dejo pagar. Finalmente pedimos un taxi de vuelta a casa.
-ven a mi cuarto mas tarde- le pedí en el camino pues estábamos en silencio -tengo que decirte ciertas cosas que debes de conocer sobre mi familia antes de mañana- en ningún momento hice contacto visual con ella.
-esta bien - respondió alegré.
Después de años mostraria otro lado que creí muerto.
-Keylee- le llame serio a lo que me miro algo preocupada -confió en ti mas que nadie en este mundo- ella me sonrió dándome la mejor confianza que no había sentido en años anteriores.
-mostrare mi mejor versión- bromeó nuevamente, o al menos eso creí hasta el día de la boda.
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La casa de los marginados
Teen FictionLinah una estudiante de ultimo año de preparatoria, es conocida por ser la única normal en la casa de los marginados, un lugar donde casi todos los habitantes tienen algún problema y a pesar de no ser familia, su único enlace es Linah.