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Nayeon

La chica que se veía de mi edad, incluso más joven podría decir, me ignoro caminando directamente hasta el ataúd de Seungyeon. Cuando llego al pie, se puso de rodillas, se quitó su gorra de plato militar y de inmediato toda la sala se quedó en un silencio sepulcral.

–Agradecería que me dejaras a solas con mi Hermana, señorita.

Su voz salió en un tono frio que jamás había sido dirigido hacía mí, me sentí ligeramente ofendida hasta que caí en cuenta la profundidad de la palabra "Hermana", me puse de pie y en pasos silenciosos y largos salí del recinto con dirección al pequeño jardín del velatorio.

Di una fuerte inhalada de aire puro para despejarme un poco, sentía la falta de Seungyeon en todo momento, me dejo un hueco en el corazón demasiado profundo, ¿Cómo seguiré adelante?

Me fui a sentar a una pequeña banca en espera de la misteriosa hermana de Seungyeon, aun no comprendía porque ella no me había dicho la existencia de esta y por qué justo se viene a presentar después de un largo tiempo y donde su hermana ya no está.

La confusión en mi cerebro me hizo llegar a pensar... ¿y si Seungyeon no sabía de ella?, Imposible, se ve que esta mujer es menor que ella y como para venir a su velorio tendrían que conocerse y saber de la otra, incluso un contacto cercano pues la noticia le llego rápido.

Sin embargo, No dejaba de sentirme abatida por la situación.

Pasaron alrededor de 20 minutos y empezaba a hacer un frio infernal afuera, me paré y caminé de vuelta al salón, cuando estaba por entrar, la puerta de cristal me dejo observar que aquella militar aún seguía de rodillas, solo que esta vez su cabeza descansaba en su brazo y este en el ataúd.

Se podían escuchar aquellos fuertes y desgarradores lamentos que provenían de esa chica y me sentí un poco indiscreta al verla en un momento de debilidad, así que me aleje de ahí, tal vez pueda esperar un poco más afuera, ella necesita espacio.

Camine de regreso y me senté en la banca otra vez, me abrace fuertemente a mí misma, en ese momento odie no abrigarme bien y solo traer una camisa negra holgada junto a unos pantalones ligeros del mismo color.

Otros 30 minutos transcurrieron y yo ya no sentía la mitad de mi cuerpo, mi nariz, orejas y manos ya estaban rojas cual tomate y mis dientes no dejan de rechinar. un sentimiento de nostalgia me dejo aún más deprimida cuando recordé las múltiples veces que Seung me regañaba por nunca traer un suéter o una chamarra y ella siempre terminaba dándome el suyo, aunque en el fondo sabía que ella amaba verme a los ojos cuando veía aquel acto de caballerosidad y quedaba más enamorada de ella.

En ese instante y alejándome de mis pensamientos la puerta del velatorio fue abierta y cerrada con gran rudeza y fije mi mirada en el camino de salida, aquella chica se encontraba dando rápidos y fuertes pisotones en la nieve mientras se arreglaba su gorro. Me paré rápidamente hasta ella corriendo, cuando estaba a punto de salir del portón, grite.

– ¡Espera! –Con todas las fuerzas que me quedaban debido al frio, le grite, haciendo que ella parará en seco–

–Seung no me contó de ti jamás...

–Ese no es mi asunto –iba a emprender de nuevo su camino pero otra vez la detuve–

– ¿La extrañas? –Dije con la voz un poco quebrada–

–...

–Me duele demasiado ya no tenerla y puedo ver que a ti también –al terminar mis palabras ella se tensó por completo– Yo... –me interrumpió–

–No hables más –se dio la vuelta– ¿Quién eres tú? –dijo con un tono bastante enojado–

//Ramé// - [2yeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora