Capítulo 4

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SEBASTIAN

Regresé a mi parte del apartamento e hice unas cuantas llamadas. Si lo que Marfil decía era cierto íbamos a tener que tener extra de cuidado con la pequeña de las hermanas Cortés.

William atendió mi llamada al segundo tono y tras explicarle la situación tomo las medidas oportunas. Sabía que ella estaría a salvo si William estaba en su guardia.

Aquel día parecía no tener fin, solo unas horas haciendo ese trabajo y ya sentía que me asfixiaba. Si no fuese por mi jefe yo nunca hubiese acabado protegiendo a Marfil Cortes, pero se me convocó para el trabajo y no hubo nada que pudiese hacer al respecto. Ser la niñera de una cría millonaria no entraba dentro de mis prioridades. Después de obtener un cuatro en los C-SORT, y la máxima nota también en las pruebas físicas, convertirme en un Navy Seal no podía compararse con esto, pero sí que iba a suponer un trabajo mental que ni todas las pruebas de inteligencia del ejército Americano podían llegar a comparársele.

Trabajar para Alejandro Cortes estaba siendo más difícil de lo que nunca creí poder imaginar.

Sin darme cuenta me quedé observando el monitor, que utilizaba a mi vez de ordenador y que me mostraba lo que se veía a través de la cámara que había colocado en el salón del apartamento. Ella estaba recostada contra él en el sofá de piel claro mientras él le acariciaba la espalda hasta que sus ojos finalmente se cerraron.

Nadie me había advertido de un posible novio, debería haberlo sabido.

Me fijé en cómo el color ébano del pelo de ella contrastaba de forma magnífica con el sofá claro y su tez cuyo nombre caracterizaba. Era hermosa. Tanto que dolía mirarla. Yo no era alguien que mostrase predilección por las mujeres despampanantes, mi relación con Samara había sido todo menos sana y eso que no se le acercaba ni un milímetro al aspecto de esa cría. Era perfectamente comprensible que su padre la hubiese tenido metida en una jaula.

Marfil no era consciente del peligro que encarnaba.

Me levanté del sofá y fui hasta la mini nevera que habían colocado ahí para mí. Dentro encontré una cerveza y me la llevé a los labios. Con el ordenador delante, chequeé el resto de habitaciones, el único lugar donde no había puesto cámaras era en su habitación y en el cuarto de baño, lo que me ponía nervioso, ya que sería bastante fácil entrar por aquella ventana.

Marfil no sabía de la existencia de las cámaras y mi instinto me recomendó no informarla por el momento. Algo me decía que tarde o temprano me iba a terminar beneficiando de su ignorancia.

Inconscientemente mi mano izquierda se tocó el costado derecho, justo entre las costillas quita y sexta. La herida ya debería haberse curado pero una infección me había tenido jodido durante semanas.

Volví a la cámara que enfocaba el salón y me pregunté, viéndola allí, tumbada y dormida, si sería consciente del peligro que corría.

**¡Hola a todos! Perdón por haber tardado tanto, no sé qué pasó que los capítulos no se subieron la semana pasada, pero bueno, ya están aquí. ¡Espero que los disfrutéis!

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MARFIL © (1)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt