CAPÍTULO UNO

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Eran las tres de la mañana en la provincia de Busan.

Se suponía que serían unas vacaciones relajantes para el grupo de amigos luego de un agotador semestre en sus respectivas universidades, pero uno de ellos no se encontraba del todo relajado en ese momento porque simplemente no podía quedarse dormido a pesar de lo agotado que se sentía luego del casi interminable viaje en carretera.

Los pies de JiMin desnudos se paseaban por el piso helado de la sala de estar porque el odiaba dormir con calcetines y ahora estaba pagando el precio, dando pequeños brinquitos mientras hacía su viaje a la cocina para que su piel caliente no estuviera tanto tiempo en contacto con el suelo.

Finalmente llegó hasta el refrigerador y abrió la puerta con lentitud, cuidando de no abrirla por completo para no sentir más frío del que de por sí hacía. Tomó el envase de leche de fresa que había dentro y se sirvió en un vaso, ya que era lo más cercano a leche que había en esa casa porque sus tarados amigos priorizaron más llevar alcohol a su viaje que cualquier otra cosa, y él esperaba que el suave gusto químico de las fresas lo ayudara a conciliar el sueño.

Después de dejar todo en su lugar, tomó el vaso entre sus manos y lo acercó a sus labios.

—¿Qué haces despierto?

—¡Mierda! —pegó un brinco y le hizo frente al pelinegro que se encontraba parado frente a la entrada de la cocina—. Hyung, me asustaste... —sintió la sangre subir hasta su cara por la vergüenza; además de haber sido descubierto, ahora había hecho el ridículo frente al chico que lo ponía tonto.

Min YoonGi, el dueño de sus sueños y culpable de sus suspiros.

—Lo noté —dijo en respuesta, dándole una rápida mirada de cuerpo completo—. No me respondiste, ¿qué haces despierto a las tres de la mañana?

—Yo podría preguntarte lo mismo —frunció sus labios antes de tomarse la leche de un trago y dejar el vaso en el fregadero de la cocina.

—Yo pregunté primero —se defendió rápido, JiMin viró los ojos.

—Bueno... —comenzó mientras revisaba la mancha de leche de fresa que había provocado el susto sobre su camisa—. JungKook hacía mucho ruido y yo no podía dormir bien.

—¿JungKook? ¿Haciendo ruido mientras duerme? —se veía incrédulo, casi rió—. Que yo sepa ese es el único momento del día donde él está callado, he dormido las suficientes veces con él como para saberlo.

Claro, JungKook y YoonGi eran amigos de la infancia, su relación a lo largo de la historia parecía ser una combinación entre el amor y el odio que se balanceaba entre aquellas dos variables cada segundo.

JiMin había conocido a JungKook en la secundaría cuando se cambió de instituto a los quince años, ellos conectaron bastante bien y se hicieron amigos de inmediato. JiMin ya tenía su propio grupo de amigos formado de la otra escuela y una noche en la que decidió invitar a JungKook a una de sus reuniones para que todos se conocieran, el joven chico preguntó si podría llevar a su mejor amigo para no sentirse tan solo. Ahora ellos eran un grupo que se conectó en un instante, pero JiMin quedó flechado esa noche por el chico que, casi ocho años después, seguía viviendo gratis en su cabeza.

¿El problema? En ese entonces JiMin seguía lidiando con el tema de su sexualidad, aún no aceptaba que quizás muy en el fondo los hombres le gustaban tanto como las mujeres y, por si fuera poco, YoonGi tenía novio.

En la actualidad, JiMin ya se sentía más cómodo consigo mismo, sabía que era bisexual y salió del closet con JungKook primero. ¿YoonGi? Luego de una relación de dos años y medio, fue cortado de la manera más cruel posible y terminó con un corazón roto que aún parecía dolerle cuando le mencionaban al imbécil de su ex, pero siempre decía que lo había superado.

NOCHES HELADAS, BESOS CÁLIDOS ☆ MYG + PJMWhere stories live. Discover now