siete

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Terminé yendo y no entendí mucho lo que hablaban pero sentí algo dentro mío descolocarse al ver entrar a Ben por una puerta, con las luces rosas bajas y una música conocida. Era de esas canciones que solíamos cantar a todo pulmón con nuestro ingles pedorro pero lo hacíamos con la misma pasión que un profesional.

Me quedé embobado ver su cuerpo enredarse en la tela, caer, balancearse, volver a subir, verla siendo feliz cuando la tela volaba por todo el salón. Y cuando unos brillos cayeron cuando tomó una soga, las luces se hicieron un rosa cálido y vi su figura, imitando un ángel, con un reflector detrás de ella como si la luz saliera de ella. Con el traje tan pegado a su cuerpo, que nunca me di cuenta que se destacaba por tener un lindo relieve

Y de un golpe brusco bajo de la tela, sacándome de mi burbuja donde solo podía ver su contorno marcado. Se fue, con ese flow que todos mi conocidos dicen que posee y la admiran por eso. Sus caderas se movían al compas de sus pasos llevándose consigo mi mirada atenta.

Esos tres minutos bastaron para dejarme pensando, pude dejar de hacerlo unos segundos cuando Troca me tomó del brazo y me arrastró a algún lugar. Un pasillo mega iluminado, se metió en una puerta y ahí estaba ella, con el mismo traje, ahora la veía mejor. Era linda, era hermosa más bien, pero nunca me di cuenta hasta este momento

Al verme me sonrío como si nada pero yo la abracé, yo nunca la abrazaba, ella me lo hacía pero yo jamás. Sentí un impulso que me hizo hacerlo, quizás el arrepentimiento de olvidarme de ella, el verla como otra persona hoy, no sé.

Correspondió y abrazó mi cuello, haciéndome sentir propio de su calidez, como siempre lo sentía. Tenía el cuerpo frío y esperé que con mi acción mi calor se le transmita, junto con mil sentimientos que desarrollé en unos cinco minutos donde la tuve a unos metros sobre mi haciendo trucos con la delicadeza de su corazón, porque por más fuerte que sea verla enojada o actuar durante el día, era pura y delicada. Todos sus movimientos lo son, desde agarrar una taza hasta sentantarse en un sillón

— Te quiero, Cenfe — murmura como siempre lo hace, negando y discutiendo que no le veía hace un tiempo. Mi corazonada dice que sabe qué se todo, o más bien, me di cuenta de todo; que sabe que mi imagen de ella cambió, que sabe que esas dos palabras ahora me tocan algo y no me las paso por encima como antes.

Capaz que salga todo como el orto, pero mientras no puedo pensar en Julieta al tenerla enfrente mirando con sus ojos color miel y hablándome con su voz dulce, agradeciendo con su vida entera que esté ahí.

Cuando reflexione que nunca la había visto en una presentación y recién el año pasado me enteré que ella hacía telas desde los diez, quise pedirle perdón por ser tan forro pero preferí no hacerlo manteniendo orgullo. Orgullo que tampoco entiendo de donde viene, pero está ahí por alguien que ni siquiera me hizo enojar alguna vez y si lo hizo fueron razones estupidas donde me encargué de tratarla mal hasta que decida mover un mundo para que me ponga bien.

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eternally | c.r.o [COMPLETA☑️]Where stories live. Discover now