Se te cayó un tornillo.

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EMMA Pov's.

Luego de comprar los libros y almorzar, Matt y yo fuimos a la feria del pueblo. Realmente me sentía bien, me sentía completa, tranquila y en paz. Y era curioso que Matt fuera el único en lograr eso.

- Oye –me llamó-. Estás pensativa.

Ambos estábamos de la mano en la fila de la montaña rusa, esperando a que fuera nuestro turno.

Asentí.

- ¿En qué piensas, novia mía? –jugueteó.

- En nosotros, en ti... estoy feliz de que seas mi novio. Jamás imaginé que terminaríamos juntos –comenté.

- Yo tampoco, es decir, somos algo diferentes.

- Es como la típica historia de Wattpad de Bárbara Palvin y Francisco Lachowski –me reí.

- ¿Quiénes? –preguntó Matt confundido.

- Matt –me reí-. Necesitas leer más.

- Un paso a la vez, Emma, un paso a la vez –dijo con una hermosa sonrisa que enamoraría a cualquiera-; vamos de a poco.

- Oye, lindo –lo llamó una chica que estaba delante de nosotros.

Matt la miró con una ceja alzada.

- Si ella no te quiere yo estoy dispuesta a ir de a poco a donde sea contigo –le dijo. Parece que había estado escuchando nuestra conversación.

Dios, qué descarada.

- Quizás en un mundo al revés –dijo Matt, rodando los ojos.

- A donde sea, ¡guapo!

- Gracias. O debo decir, ¡NO GRACIAS! Porque en el mundo al revés, quizás eso signifique gracias –Matt rodó sus ojos y me abrazó-. Qué desvergonzada.

Me reí por su reacción.

- ¡Oye! No te rías, que quisieron bajarte a tu novio –dijo con una mano en su pecho.

- Matt, yo sé quién es mi novio. No me preocupa alguien tan básica y simple como ella.

- Pues deberías, soy hermoso –dijo mirando hacia otro lado-. Quizás me ojeen o algo.

Me reí.

Ya casi era nuestro turno de subir a la montaña rusa. Matt me apretó un poco la mano, y se acercó a mí para decirme lo que supuse, era un secreto.

- Oye –me susurró-. ¿Me ayudas con una pequeña bromita?

Lo miré confundida, ¿qué quería hacer?

- Sí, claro.

Él me dio un beso en la frente y me abrazó por los hombros.

- Chicos, es su turno –nos dijo el hombre del juego.

Nosotros dos y varias personas más detrás de nosotros se subieron a la atracción. Ya estábamos listos y acomodados para que el juego comenzara, íbamos en subida en la montaña, cuando Matt tocó la espalda de la chica que medio se le había declarado hacía unos minutos, mientras sacaba algo de su bolsillo.

Los miré enarcando una ceja. Ella le dio una sonrisa Colgate más grande del mundo.

- ¿Qué pasa, lindo, ya te cansaste de tu acompañante?

Matt le dio una sonrisa cínica-. Jamás. Solo quería decirte que se acaba de caer esto de tu asiento –le entregó un tornillo. La chica lo miró asustada y comenzó a gritar como loca. Yo por otra parte reía como retrasada.

La Chica de la BibliotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora