Capítulo 4

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-Va a correrte la cara- Me advirtió por décima vez. Ella era divertida, simpática, graciosa, extrovertida y otras cosas más, pero el único defecto tenía, y que comenzaba a irritarme, era su insistencia, la manera en que intenta que veas o hagas las cosas es obligándote. No me agrada.

-Ya te dije, solo voy a agradecerle, si quiere levantarse y marcharse, que lo haga. Yo sé que le di mis gracias.

Se quedó de pie observando desde la puerta de la cafetería mientras me acercaba a paso firme hasta su mesa, donde permanecía en soledad. Mantuve la confianza hasta el momento en que me senté frente a él, llamando la atención de todos los presentes. Debe estar absolutamente establecido que nadie se acerque a este lugar, ya que parecían asombrados y algunos incluso se dedicaban a hablar por lo bajo. Pero no fueron los únicos en asombrarse. Me observó, por primera vez, me observó. Grises. Ese era el color de sus ojos, eran tan claros, tan profundos, tan,... misteriosos aunque ahora estaban cargados de sorpresa, pero sobre todo de furia por la manera en que ocupé su territorio sin permiso. 

La vergüenza y timidez comenzaron a correr a lo largo de todo mi cuerpo, sentía las manos sudorosas y mi corazón latir a mil por segundo, no soportaba que todos estén con la mirada sobre mí, especulando cual será mi siguiente movimiento, ni mucho menos su mirada depredadora e intimidante. Quería salir corriendo de allí pero me arrepentiré horriblemente luego si no agradezco su acción. Por ello, me forcé a retener todo miedo interior y, tras un suspiro, llevé mi mirada hasta sus ojos.

-Sé que no nos conocemos, pero simplemente quería agradecerte por lo que hiciste ayer. El chico al que ayudaste, Derek Crawford, bueno, es mi hermano. Es una bomba, él estalla sin medir las consecuencias y estoy segura de que hubiese acabado en el hospital de no ser por t...- Dejó caer la mirada hasta su botella tras soltar un suspiro de impaciencia, alistando sus cosas para marcharse. Inhalé con profundidad para controlar la ira e indignación que me producía su reacción y me puse de pie, obteniendo nuevamente su atención- ¿Sabes qué? No te quito más el tiempo, siquiera sé por qué me tomo la molestia de darte las gracias cuando evidentemente no estás interesado en recibirlas.- Haciendo caso omiso a las cosas que gritaban los presentes en la cafetería, abandoné el lugar casi trotando hasta llegar a donde se encontraba mi compañera.

-Te lo...

-Ni lo menciones.

Camino al salón de filosofía, una chica de cabellos anaranjados y de ojos oscuros, de pequeña estatura pero delgada igualmente, se paró frente a mí con una ceja en alto seguida de tres chicos a los que reconocí al instante.

-¿Indiana, verdad? ¿Crawford?

-Así es- Sonreí con pura falsedad, no me agradaba para nada el que ellos estén allí- ¿Y tú eres...?

-Madison... Parks- Sonrió cínicamente y ahí fue donde cayó la ficha, tenían la misma sonrisa.-Oí que mi hermano le pateó el trasero a tu hermano.

-Y yo oí que hizo falta un puñetazo para que tu hermano se arrodille en busca de piedad.-Rió con la misma falsedad que lo hice yo hace un momento, se cruzó de brazos y quedó sonriente, solo para provocar.

-Mándale mis saludos y dile que me hable, mi teléfono lo tiene- Guiñó su ojo para ingresar modelando a la cafetería.

-Voy a matarla- Pronuncié entre dientes pero Gala tomó mi brazo justo a tiempo- Maldita perra.

-Déjala, no vale la pena- Mi vista seguía fijada en señorita "yo tengo a estos machotes como guarda espaldas", la manera en que mueve sus caderas al caminar es una nueva señal luminosa de que busca presa para cazar y que sus hormonas están revolucionadas- Vamos- Ajustó el agarre en mi brazo y tiró de él hasta llegar al salón.- Tu hermano está ahora en el equipo de fútbol y es muy lindo, debes aceptar ese tipo de comentarios de ahora en más.

Dangerous ManDonde viven las historias. Descúbrelo ahora