Dangerous Man

Capítulo 5

-Recuerda que no vuelvo hoy a casa contigo- Reiteré antes de beber un nuevo sorbo de la soda que compartía con Derek, quién se encontraba estirando los músculos sobre las gradas donde estaba sentada.

-Y tú recuerda que el tarado ese, al que le encanta pelear, está en mi equipo y está parado junto al arco ahora, no quiero que hagas nada si vuelve a tocarme ¿De acuerdo?- Asentí, esta vez, llevando un trozo de galleta a mi boca. He salteado el almuerzo y sentía que moriría de hambre, así que Derek me esperó en la entrada del campo con una "vianda". A veces puede ser lindo.- Claramente no lo hará, porque si me pone un dedo encima, no sale vivo.

El silbato chilló y, entre risas, tiré de sus hombros hacia el campo de juego, no sin antes advertirle "No mates a nadie", a lo cual respondió con un simple pulgar hacia arriba mientras trotaba hacia el campo de juego donde se reunían todos sus compañeros frente al entrenador.

Llevé una nueva galletita a mi boca y mi vista se posó sobre el rubio, que se acercaba hablando con otro joven hacia el centro del campo para incorporarse a la reunión. Pude notar que su remera se ajustaba perfectamente a los músculos de sus brazos, revelando lo trabajados que estaban. 

Maldita sea, va a ser un largo entrenamiento.

La primera parte, me dediqué a observar los pases, las estrategias de juego, las posiciones, el precalentamiento y el comienzo de la práctica, pero la segunda parte opté por leer un libro, ya se hacía demasiado denso, no comprendía lo que hacían y me exasperaban los gritos del entrenador. Creo que es lo que haré de ahora en más, puesto que la práctica se pasó realmente deprisa. O el libro me atrapó al punto de hacerme olvidar del tiempo y espacio en el que estoy. Amo cuando eso sucede.

El silbato volvió a chillar, pero esta vez, perduró unos cuantos segundos para acabar con un grito de su parte: "Eso es todo", concluyó el profesor y continuó hablando con alguno de los jugadores, entre ellos estaba mi hermano. Espero no sea algo malo.

-Crawford- Gritó Draco para capturar mi atención, mientras se acercaba trotando a la grada donde me encontraba sentada- Iré a darme una ducha, espérame en la entrada de la biblioteca, te veré allá- Pronunció con su respiración agitada. Sus ojos estaban achinados por el sol y su rostro cubierto de sudor, me limité a asentir. Sin más que decir, se volteó para encaminarse hacia los vestuarios, mientras alzaba a la altura de su cabeza la botella de agua que sostenía con su mano y vaciaba el contenido sobre su cabello para refrescarse. Nuevamente esa sensación extraña en mi estómago, ayer pensé que era el rechazo por ver las expresiones de disgusto de su rostro, pero hoy... bueno, es la primera vez que me habla, y la es también primera vez que lo escucho decir más de dos palabras seguidas, sin ser algo forzado como ha sucedido al final de clases el día de ayer. Esta vez noté la voluntad en su voz, él quiso hablarme... caer ante ese hecho es realmente extraño.

Derek se acercó a mi lado para recoger sus cosas y juntos abandonamos el pequeño estadio. No le agradaba el hecho de que me quedara pasada la hora de salida, podía notar su tensión, aún había luz solar afuera, pero para cuando deba irme, será todo oscuro y peligroso. Debo admitir que la inseguridad me preocupa, pero he leído buenas cosas sobre este barrio y su seguridad, así que no me siento tan asustada. Al llegar a la biblioteca, besé la mejilla de mi hermano como despedida, insistiendo que no me acompañara hasta que Draco llegara porque no sabía cuánto tardaría y lo veía agotado. El entrenador, a los jugadores veteranos los trata con suavidad, de hecho, no hacen casi nada, pero a los nuevos los presiona y les explota los músculos con cada actividad que los manda a realizar. Entendía que debía ser así pero, honestamente, lo odiaba.

Insatisfecho, aunque sin ánimos de discutir, Derek acabó por corresponder y abandonó el establecimiento con la única condición de que le avise cuando tomara el autobús para poder recogerme. Es tan lindo y tan triste a la vez que él ocupe el rol de hermano mayor y de padre al mismo tiempo, cuando no debería ni le corresponde.