Epílogo

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13 años después.

Se oían pasos entre la oscuridad, resonaban fuertemente entre charcos. La habitación estaba oscura, los peldaños de madera crujían levemente. Su respiración era cortada, muerta, sin vida.

Deslizó su mano fría en el pomo metálico y oxidado que aquél edificio abandonado, sus ojos no mostraban sentimientos, emociones, nada. Estaban apagados y sin valor.

El suelo volvió a crujir, caminaba lentamente hacia la ventana, sus brazos se mantenían cruzados en su espalda, sus labios eran una línea. Delante de la ventana abierta se encontraba una mesa de madera. La mujer cerró los ojos con suavidad, sus cabellos se movían ligeramente por el viento y su rostro se enfrió aún más.

Y pensó.

Pensó en todo lo perdido, pensó en los recuerdos, pensó en su vida, en lo que ganaría y en lo que perdería.

¿Para qué?

¿Para qué esforzarse? ¿Por qué tiene que sonreír ahora, si dentro de un futuro volverá a llorar?

No hay sentido en eso.

Ella perdió su esperanza hace ya mucho tiempo, ella estaba muerta en vida. Se sentía muerta, pero su corazón latía. A ella no le gustaba que su corazón latiese.

"¿Por qué es tan difícil olvidarte?" pensó la mujer, sin cordura.

Ella lo quería.

La quería.

La quería...

Pero su existencia era basura normal, simple polvo.

Ya nadie le quería.

Es tan corto el amor, pero tan largo el olvido.

La joven agarró la pistola de la mesa, la colocó en su estomago, la fue subiendo hasta que el arma tocó su cuello, hizo contacto con su piel fría, fría, pálida y sin vida. Ella ya no tenía valor si su amor ya no estaba. El arma pasó por su mejilla fría. Hasta que llegó a su cabeza. Cerró los ojos lenta y suavemente. Disfrutó la brisa, el bonito cielo nublado.

Ella disfrutó tantas cosas, tantas cosas que ya no están.

Nada tiene lógica.

Una sonrisa curvada se formó en sus labios.

Una mujer hermana de la chica, minutos antes, asustada por el mensaje que había recibido por parte de su hermana menor, llamó a la policía. Y a la ambulancia.

Varios pasos apresurados se escuchaban provenientes de las escaleras.

La mujer abrió la boca y susurró, en sus últimos alientos de vida;

"Tengamos esperanza juntas, Chaeyoung".

La puerta fue derribada, los policías habían llegado.

Boom.

"El cadáver de la joven de treinta y tres años, Mina Sharon Myoui, se halló un veinticuatro de abril de dos mil treinta y  dos. En el abandonado hospital Hope Center, en Londres. Se encontraba en la sala 204". Informó un periódico local.

Una mujer castaña, de ojos marrones leía el periódico. COn una sonrisa nostálgica.

-¿Por qué estamos aquí, mami? Mami Dahyun ha hecho pizza y quiero comer, volvamos a casa. No quiero estar delante de este edificio feo -comentaba una pequeña niña pelinegra de siente años, debajo del paraguas de su madre.

-¿Me guardas un secreto, pequeña? -la mujer sonrió, guardando su periódico.

La pequeña asintió energéticamente -Aquí, conocí a mi primer amor, un amor que todavía recuerdo y no olvido. Aún amo a esa persona.

La niña infló sus cachetes y se cruzó de brazos -¿Y qué hay de mami Dahyun? ¿Por qué son novias, entonces?

-No lo sé -sonrió nostálgicamente.

Un hombre, sin cabello, ojos marrones y unas gafas negras se acerca a la madre e hija.

-Nayeon...

-Jaebum..

-¿Aún la recuerdas, eh? -sonrió vacío y miró al hospital abandonado.

-Como olvidar -devolvió el gesto.

Silencio.

-¡Mami, no llores! -la niña nerviosa abrazó a su madre.

Nayeon secó sus lágrimas con la manda de su camisa;

-Aún mantengo la esperanza.

Vivieron felices para siempre, pero murieron tristes para la eternidad.





Fin.

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