24º

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Pov omnisciente:



Haciendo el último nudo con cuidado, el pelirrojo acomoda el moño del cuello del animal y lo observa fijamente por unos instantes, repasándolo con la mirada atento a cualquier detalle fuera de lugar. Todo tiene que estar perfecto, todo debe de ser preciso para que funcione. El peluche frente a él, un gato de pelaje negro y ojos amarillos de mirada acechante, parece inofensivo, pero no lo es, en absoluto; como todo lo que construye el ojidorado, el afelpado animalito oculta un secreto y estaba satisfecho con el resultado. Estaba seguro de que cumpliría con su misión sin problemas: proteger a su muñeca viviente.

Desde que Liquorice apareciera en su taller, advirtiéndole de una presencia nueva rondando a su peliblanca, una que tenía algo raro y fuera de lo normal, había decidido que era momento de subir de nivel en cuanto a su protección. La llave del cuello la ocultaba casi por completo del escrutinio de seres como él, la hacía pasar inadvertida, disuadía a los de su clase de acercársele, no solo era lo que abría su caja, mas eso no podría protegerla si alguien intentaba hacerle daño. Es verdad que sabía cuidarse sola, sin embargo, no era lo mismo un simple humano que uno de los suyos; debía estar precavido. 

Por eso es que había creado al gato, para que fuera su protector silencioso, invisible. Que pocos notaran su presencia y que, quien lo hiciera, no le prestara atención por ser un simple peluche, aunque fueran solo apariencias. 

Inclinado hacia adelante, sus ojos quedan a la altura de los del felino, el cual aún no se mueve, y los del juguetero cambian a verde, destellando un segundo para que, al siguiente, los del minino le devuelvan el brillo.

-Levántate. 

Al instante en q esa orden es dada, el azabache se pone de pie y enfrenta a su amo, que sonríe de lado ante un nuevo triunfo.

-Bienvenido, tengo una misión muy importante para ti y sé que la cumplirás. Nada se interpondrá a esta orden, ¿está clar?

El minino asiente en silencio y se sienta sobre sus patas traseras, enroscando su cola al rededor de ellas a la espera. Al mismo tiempo, el juguetero saca una foto y se la muestra a los amarillentos ojos.

-Ella es Queen, mi muñeca viviente, y tu misión, es protegerla a toda costa de lo que sea que la ataque o intente dañarla, cueste lo que cueste, hasta las últimas consecuencias. Nada puede pasarle, o tú pagarás el precio por fallarme. ¿Fui claro?

El apeluchado felino asiente en absoluto silencio y  sin mostrar ni un poco de miedo. El juguetero se pone de pie y busca la caja que ha dejado preparada, colocándola frente al animal para que éste la vea.

-Entra ahí y no te muevas. Cuando ella te abra la tapa de la caja, podrás volver a hacerlo, no obstante, hasta entonces, quieto como estatua.

El felino asiente nuevamente y salta dentro de la caja, acomodándose dentro de ella en silencio y alzando una última vez la mirada antes de que la tapa sea puesta y la obscuridad sea absoluta. En cuanto pone el moño encima, el pelirrojo sale al local y coloca la caja sobre la mesa del mostrador; pronto llegará su muñeca viviente y quiere que sea lo primero que vea al entrar. 




Pov Queen:




Día cansador, estar atenta a esa mirada continua ha sido de lo más agotador. No sé quién era, en ningún lugar vi los ojos de Liquorice observándome (aunque eso no me sorprende, nunca los veo), pero esta sensación era diferente a la que se había acostumbrado proveniente del ratón, esta mirada era amenazante, molesta, de las que ponen los pelos de punta y la piel de gallina al sentirla por mucho tiempo. 

El JugueteroWhere stories live. Discover now