Capítulo 5: El Universo

41 6 0
                                    

Ya habían pasado la mitad del camino.

Eso significaba que llevaban 8 horas de viaje y les faltaban otras 8.

Afortunadamente, el resto del camino, al menos los pasajeros, solo dormirían, pues ya eran las 12 de la mañana.

Un nuevo día.

Y así es como estaban todos, menos uno.

Alejandro iba apreciando el camino oscuro.

Sabía dónde estaban las montañas aunque no se viera nada por que, más allá, estaban las estrellas.

Lo que estaba negro, eran cerros, y la luz (por la luna) y las otras pequeñitas luces, eran estrellas.

Alejandro no estaba acostumbrado a salir de la ciudad y gracias a la contaminación lumínica, incluso podía contar las estrellas visibles.

Eran entre 30 y 40.

Pero ahora estaba maravillado, ni siquiera creía que fuera una realidad.

Eran demasiadas estrellas para ser verdad.

Las autopistas estaban lejos de las grandes ciudades, por lo tanto, la contaminación lumínica era casi nula.

Alejandro no podía creer que la noche fuera tan única. Tan mágica.

Podía experimentar paz.

A pesar de que era lo único que podía verse y estaba rodeado de una gran oscuridad, la magnificencia de los objetos universales eran algo que lo hacia sentir acompañado en lugar de solo.

Alejandro se cuestionaba.

No sé si en alguna de aquellas estrellas existe un planeta con características similares a la nuestra.

Con vida.

Pero en caso de que seamos los únicos, no me siento solo.

Me siento acompañado pues nosotros estamos hechos de materia estelar.

De alguna forma, nuestras hermanas.

Y no quería dormir.

No quería perderse del gran espectáculo que tenía en frente.

Incluso tenía ganas de despertar a quienes el denominaba sus otros hermanos, pero tal vez ellos no les interesaba tanto eso.

Y perdiéndose entre la inmensidad del universo, también pensó en sus grandes amigos.

Dyllan.

Su mejor amigo.

Con quién había echo y desecho en la secundaria, con quién había dejado de hablar por un problema y ni siquiera eso pudo separarlos, su amigo de igual estatura y cabello rizado a quien decía de cariño "Dollan"

Jessica

Una de las únicas con quién debatía temas de importancia como lo eran la política, el medio ambiente o asuntos internacionales, con quién exploraba su lado más "inteligente" y profundo por decirlo de alguna forma sin dejar a un lado la estupidez o la diversión, de mismas edades y también de estaturas similares.

Jesús.

El amigo que le había presentado su nombre artístico y no importa que momento fuera, le sacaba una carcajada, el más alto de todos y una combinación entre una persona seria y no sería.

Ángela.

Siempre tenía algo que hablar con ella y si no era el caso, solo reían por el momento extraño pero nunca incomodo, ligeramente más chica que Alejandro y nadie la conocía enojada.

Luis Ángel.

Su gusto por el canto y por ser de los más graciositos fue lo que los acercó en primera estancia, ahora era más de fiestas y alcohol, aún así, eso no le quitaba lo buena persona que era.

Magali.

Una de las más serias pero utilizando las palabras correctas, de las más carismáticas, y también, la más chiquita.

Fany.

La gente no sabía de qué hablaban y por qué de repente tanta emoción, pero cuando veían algo que les gustaba mucho, se emocionaban. Era algo pesada con su lenguaje y siempre motivaba a la gente con la que hablaba a que hiciera las cosas importandoles una mierda lo que dijera la sociedad.

Ellos eran (ahora que lo pensaba mejor Alejandro) sus mejores amigos.

Hicieran lo que hicieran, siempre estarían unidos.

Jamás lo dijeron, pero estaba seguro de ello.

Así fue como poco a poco Alejandro cerro sus ojos, le dio sueño y que mejor que dormir con una sensación de paz mientras miraba el universo imponente.

El reloj siguió avanzando, los primeros que despertaron fueron Fany, Luis, Jesús y Dyllan alrededor de las 10 mañana.

Alejandro tiene una ligera comezón en la nariz.

Pero eso no logra despertarlo del todo.

El picor no se va y cada vez va siendo más intenso.

Es cuando involuntariamente se pega en la nariz creyendo que era un mosquito cuando en realidad era Dyllan que ahora junto a Jesus y Jessica ríen por el momento.

Alejandro frunce el ceño y vuelve a cerrar los ojos. —Culeros. —Quiere seguir durmiendo pero Jessi lo sacude para evitar que eso suceda. —¡No! Ya despiértate.

Alejandro abre los ojos y la mira molesto. —¿Para que?, ¿Donde estamos?.

—Ya falta poco, como dos horas. —Jessi informa.

—¡Ay no!. —Alejandro se queja y vuelve a cerrar los ojos. —Todavía falta un chingo, mejor ustedes duérmanse también y verán que un abrir y cerrar de ojos estaremos allá.

Jessi lo vuelve a sangolotear. —No, mejor tu ya despiértate y así no me aburro tanto en lo que llegamos.

—No. —Alejandro trata de concentrar su sueño.

—Si te vuelves a dormir, haremos lo de nariz nuevamente. —Amenaza Jesús con una gran sonrisa.

—¡Ahhhh!. —Grita Alejandro molesto. —¡Como chingan!.

Por supuesto que le llegó el pensamiento que había tenido de ayer.

Ahora olvidaba que sus amigos, si se lo proponían, podían llegar a ser un poco... Molestos.

Aún así los quería.

Y por más que intentaron, no pudieron encontrar algo que los divirtiera, pero todo cambio cuando el camión bajo su velocidad y el profesor se levantó para dirigirse a los asistentes.

—A ver, silencio por un momento. —Se sostiene en dos de los asientos. —Estamos por llegar al hotel donde nos hospedaremos, se les asignarán sus cuartos y después de eso, comeremos y podrán hacer todo lo que quieran.

—¿Entonces hoy no iremos a Chichen Itza?. —Pregunta uno de los jóvenes.

—Si, pero, les tenemos una sorpresa... Por que nosotros viviremos la experiencia de Chichén Itza ¡En la noche!.

Se escuchan gritos y celebración.

—Utilizaremos el resto del día para relajarnos del gran viaje, después yo los reuniré para ir al lugar más importante de la excursión. —dice el profesor contagiado por la emoción.

Alejandro y sus amigos solo se miran entre ellos, pensando en lo que harán antes de visitar "el castillo".

—Este va a ser el mejor viaje de toda mi vida. —Piensa Alejandro con una felicidad desbordante.

Defensores: El Secreto Del LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora