Capítulo 40: 1 de 7

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Las siluetas comenzaron a acercarse nuevamente.

—¿Es una nueva horda o se regeneraron?. —Pregunta Dyllan al sostener firmemente su tridente para combatir nuevamente.

—Lo más probable es que sea una nueva horda. —Jesus comienza a preparar su arco para ser el primero en tirar.

—Ojala, por qué si se están regenerando, jamás vamos a poder atravesar la maldita puerta. —Alejandro menciona tratando de contar a todas las siluetas que están viajando contra ellos.

Sabe que es inútil, pero quiere tener su calculo.

—Bueno, Aquí vamos de nuevo. —Fany prepara su espada y comienza a combatir junto con todos sus amigos.

Alejandro intenta poco a poco acercarse a la puerta, pero mientras más lo intenta, más se acercan angeles oscuros en contra de el.

—Mierda, es imposible. —Alejandro retrocede cuidando de no entrar a un área de combate de algunos de sus amigos.

—En realidad es fácil. —Presume Jesus que mantiene su rango bastante libre pues nadie es capaz de acercarse a el.

—No lo digo por los monitos estos. —Responde Alejandro mientras logra desaparece a uno. —Es más bien por la puerta. —La observa y nota un extraño suceso, pues pareciera que es un portal que se desestabiliza.

Y cada que mata a uno de los angeles oscuros, la puerta parece desestabilizarse.

—¿Ya lo notaron?. —Alejandro se agacha para esquivar y luego alcanza a dar un espadazo.

—¿Sobre qué esto empieza a volverse a aburrido?. —Angela atraviesa a uno de los Angeles con su lanza. —Pensé que era la única.

—No mensa. —Alcanza a desaparecer otra silueta. —Hablo de la puerta. —Con otros dos golpes, sigue eliminando.

—¿Que tiene?. —Jessi maneja bien sus movimientos y también está terminando a muchas de las siluetas.

—Estoy seguro de que cada que desaparecemos a una de estas cosas, la puerta se distorsiona. —Informa Alejandro a sus Amigos.

—¿Y eso que? O ¿Para que?. —Magali hace lo que puede con su hacha.

—Me hace pensar que la puerta controla a las cosas estás. —Alejandro se toma un momento para verla.

Una silueta se percata de su distracción y vuela directo hacia el, pero gracias a un espadazo de Fany, el chico queda a salvó.

—Sin bajar la guardia vaquero. —Dice Fany para después seguir derrotando a las siluetas.

Alejandro entrecierra sus ojos pues cree que está presumiendo su avanzado dominio.

En ese momento, al chico se le ocurre una idea.

Tal vez si destroza la puerta, los angeles oscuros dejarán de aparecer y podrán encontrar de una vez por todas la hoja que Teyaka busca.

Piensa en otro plan pero hasta el momento, es lo más obvio.

Cómo puede, se acerca a Angela.

—Te necesito. —Le dice sin descuidar su defensa.

—¿Para?. —Ella comienza a actuar solo por su instinto.

—Cuando te diga ahora, arrojarras tu lanza a la puerta ¿Está bien?.

—¿Y como me protejo?.

—Para ese punto, ya no lo necesitarás.

—Mas te vale.

Alejandro termina con otras tres siluetas y cada vez hay menos.

Tiene la oportunidad de tomarse un pequeño momento e invoca la intia del escudo.

La agranda solo un poco, la pone en su cabeza y corre hacia la puerta con todas su fuerzas.

Todos las siluetas dirigen su atención hacia el chico y dejan de molestar a los demás para concentrarse solo en el.

Alejandro avienta la espada de sirio hacia la puerta y antes de que desaparezca logra chocar haciendo solo un pequeño daño.

—Lo sabía. —Alejandro suspira, se agacha, y transforma su escudo en un pequeño domo para protegerse totalmente de todos los angeles que comienzan a atacarlo.

Antes de que su domo/escudo llegué hasta el suelo grita.

—¡Angela, ahora!. —El escudo llega hasta el suelo y la chica termina de entender el punto de Alejandro, por lo que sin tardarse ni un segundo más, avienta su lanza hacia la puerta pero justo cuando pasa por el aconglomerado de siluetas alrededor del escudo del chico, uno de ellos alza su brazo deteniendo la lanza y así deteniendo también la oportunidad de destrozar la puerta.

—Mierda. —Expresa Angela al ver lo que sucede.

La silueta está dispuesta a destrozar la lanza de Angela, pero el tridente de Dyllan atraviesa su cuerpo y logra llegar hasta la puerta destrozandola al instante y también desapareciendo a todas las siluetas que trataban de asesinar a Alejandro.

Alejandro desde su domo/escudo ve como las siluetas van desapareciendo una por una hasta que se puede levantar y quitar el escudo pues ya no es necesario.

Cuando mira a la puerta, observa el tridente de Dyllan que después de un rato desaparece.

Los chicos se acercan a Alejandro.

—¿Y la lanza de Angela? ¿O apoco le terminaste diciendo a Dyllan que lo hiciera por ti?. —El chico sonríe.

—Obvio que no. —Angela se dispone a platicarle lo que sucedió.

Alejandro voltea y las choca con Dyllan.

—Ahuevo. —Dice emocionado.

—El instinto supremo. —Responde riendo.

—¡Comienzas a entenderlo!. —Tambien ríe. —Ahora, vamos a ver si está la hoja o no.

Los chicos se acercan a la puerta y desde ahí pueden ver una especie de capilla y al fondo una columna que sostiene algo del tamaño de una canica.

—¿Esto es... —Alejandro está a punto de tomarla.

—¡Cuidado!. —Jesus lo empuja hacia atrás.

Alejandro lo mira extrañado. —¿Que?.

—¿Acaso no has visto las películas? Podría haber un mecanismo de trampa que active más cosas que quieran matarnos o alguna otra cosa inimaginable. —Jesus advierte.

Alejandro lo piensa y después asiente. —Esta bien.

El chico retrocede el espacio suficiente para volver a invocar la espada de sirio y cuando ya la tiene en sus manos, con ello tira la canica al suelo y después la toma.

—Listo. —Sonrie Alejandro y se da la vuelta para disponerse a salir.

—¿Estamos seguros de que buscábamos eso?. —Pregunta Jessica pues duda.

—No había otra cosa más. —Responde Alejandro jugando con la canica.

Al salir del Cristo redentor, Teyaka los está esperando.

—¿Lo consiguieron?. —Pregunta extendiendo su brazo.

—Pues, había esto. —Alejandro le entrega la canica.

Teyaka sonríe. —Una dentia... Conocimiento en su forma original. —Aparece el libro en su mano, lo abre y pone la canica en la última hoja.

Inmediatamente, la canica se vuelve en una hoja más a la que le presta atención Teyaka. —Bueno, Felicidades pequeños defensores, lo lograron.

Los chicos suspiran aliviados.

—Nos vemos el día de mañana.

—¡Espera que!. —Alejandro quiere preguntar, pero Teyaka hace lo de la última vez.

Desaparecer repentinamente.

—Se supone que teníamos horarios para eso. —Alejandro baja la mirada.

—Si, es algo injusto. —Magali se queja.

—Creo que nuestro mayor problema ahora es, ¿Cómo vamos a regresar?...

Defensores: El Secreto Del LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora