D I E Z [AU]

366 17 3
                                    

—Lester. — Reyna suspiró. —¿Qué Tártaros estás diciendo? No
estoy de humor para acertijos.

—Que tal vez soy la respuesta, —espeté. —Para sanar tu corazón.
Yo podría... ya sabes, ser tu novio. Como Lester. Si quisieras, tú y yo.
Ya sabes, como... así.

Reyna me miró sin decir palabras, meditando probablemente en cual sería la mejor forma de rechazarme, o golpearme. Posiblemente ordenaría a sus perros atacarme, sin embargo no sucedió nada.

Los segundos pasaban realmente lentos, no había ninguna expresión en su rostro y creí que era el momento de seguir adelante. Se habían dejado de escuchar los pasos de Meg a esta altura.

—Amm... bueno, ¿deberíamos irnos? Meg...
—¿Lo dices enserio?

Este fue mi turno de quedarme sin palabras. Reyna no me había golpeado, ni siquiera se rio de mí. ¿Era una buena señal, cierto?

—Totalmente.

Y ahí estábamos, los dos parados en medio de la nada, viéndonos fijamente sin poder hablar. No podía creer lo que estaba sucediendo. ¿Era real? Finalmente una cosa buena en mi vida como Lester estaba por suceder. Derrepente mi herida en el intestino ya no parecía tan mala y no dolía como antes. Todo parecía estar apunto de mejorar.

Pero tal vez estaba hablando de más. Los ojos de Reyna parecían recorrer mi rostro, en ellos había un brillo especial. Esperanza, se podía leer en su bella cara. ¿Ya mencioné lo hermosa que es?

Desde que dejamos el Campamento Júpiter, no pude apartar mi mirada de ella. Lucia tan guapa con la ropa casual que vestía, el maquillaje que traía era ligero. Todo en ella era perfecto.

¿Enserio yo estoy diciendo todo esto?

Reyna iba a abrir la boca para decir algo justo cuando la voz de Meg nos hizo volver a la cruel realidad. Teníamos una misión, encontrar al Dios silencioso y después obtener su último aliento para así poder invocar a una fuerza divina que nos ayudaría a salvar el Campamento. Y también, ayudarme a salvarme, porque estaba muriendo.

—¡Hey! ¿Dónde se han quedado? Ya estaba por llegar... — La voz de Meg se detuvo cuando nos vio. No la podía engañar y apuesto a que en su mente estaba tratando de averiguar que estaba pasando. Aunque posiblemente, por su mirada, ya lo sabía.

Oh Meg, te quiero pero acabas de interrumpir nuestro momento.

—Bueno... yo siento interrumpir su momento—. Pronunció "momento" con cierto toque que no supe descifrar bien. —Pero no tenemos mucho tiempo. Una batalla se aproxima y tenemos apresurnos si no queremos perdernosla.

Ambos asentimos, Meg tenía razón. Había muchas cosas que hacer aún, y se nos estaba acabando el tiempo. No podía permitir que más vidas sean sacrificadas por mi culpa. No más.

—Tendrás una respuesta. Lo juro por el Estigio—. Un rayo se escucho a lo lejos —Cuando la batalla haya terminado, nos encontraremos en el pequeño Tiber y tendrás una respuesta. Ahora, vamonos.

Y así quedó por el momento, tenía ilusión por que después de todo, tenía algo que esperar. Solo había un pequeño inconveniente, estaba muriendo y no sabía si sobreviviría a esta misión o incluso si lo hiciera, sería un zombie al terminar el día, pero hey, no todo es tan malo ahora.


NOTA: 1/3 ¡Enserio estoy muy emocionada de volver a escribir! Piensen en esta parte como algo en un universo alterno jajaja. Los veo en la segunda parte de este au.

Apolo & Reyna (Apoleyna) One•ShotsWhere stories live. Discover now