All for you

Capítulo 6

Phillips y la ninfa de Amy se rieron casi a carcajadas, creando un eco tortuoso para mis oídos.

–Volviendo al tema, los argumentos en contra tuya, Christian, son... espera, ¿Jacob?, –el dragón verde y naranja se paro en dos patas adelante de una antorcha de fuego azul, creándole un cierto brillo que le recorrió el cuerpo. Colocó sus brazos frente a él con las palmas hacia arriba y apareció un libro en sus manos–. Gracias. – Jacob asintió con la cabeza y el dragón leyó sin detenerse a mirarlo–: Dejaste morir a una niña de siete años.

Una puñalada invisible me llegó al estómago. Recordar a esa pequeña que no tuvo culpa alguna de que yo no hubiera estado bien entrenado me hacia presa de mi desdicha y la culpa... aun no lo superaba.

–Al segundo humano al que cuidabas le detectaron un tumor en el estómago, el hombre estuvo mucho tiempo con aquella protuberancia hasta que lo llevaron a urgencias por una grave complicación. Estuvo a punto de morir, el Dios de la muerte casi llega a su pabellón, pero gracias a la ciencia de los humanos logró salvarse... no obstante, aquel hombre no la cuenta dos veces. Mi pregunta es, ¿porqué no lo ayudaste a que se lo detectaran con anticipación?

Al ver que no podía contestar su pregunta y me hallaba cabizbaja prosiguió.

–Tu quinto humano, entro en una depresión por la cual era casi imposible ayudarlo, pero tendremos en cuenta que lograste solucionar el problema, tu lo animaste a salir a delante. Y ahora, dejaste completamente sola y sin protección a Emily, mientras corría hacia su escuela. A los humanos no se les deja en ningún momento a solas, Christian, ellos son buenos para meterse en problemas, no se cuidan, por eso nos tienen a nosotros, a ustedes, sus ángeles que darían todo por ellos. La atropellaron porque tu no pudiste correr tras ella más rápido, y ahora se encuentra sin ti hospitalizada.

Todo quedó en silencio, que hasta pude imaginarme el rostro de los ángeles que me rodeaban por su rotunda mudez. Aquel enojo que inundaba sus mentes, me hacia tener la idea de que me querrían alejar de ella sin más, lo más rápido posible

–A estas alturas deberías saber cómo desplegar tus alas sin tomarte un largo e innecesario tiempo Christian –Indicó el Melissa tras la voz del Dragón de bello color.

¿Estará sola? ¿Estará bien?

Tan culpable soy que deberían sacrificarme, no puedo soportar saber que moriría por una estupidez mía. Por no haberme perfeccionado en el vuelo, por no entrenar bien, por no ser lo suficiente capaz de seguir a una chica... una chica como ella.

–Ella está bien, Glenn se encuentra a su lado cuidándola. –Me dijo el dragón mirándome directamente. Estaba frente a mí, y no lo había visto venir.

Amy se levantó de su asiento al igual que su criatura, y dijo:

–Pero también ha hecho cosas beneficiosas tanto como ángel guardián, y también como ayudante en el complejo. Chloe diles algunos.

Al oír esas palabras de apoyo sobre mi arduo trabajo -aunque no perfecto- levante la cabeza para admirar al ángel que me defendía en esta situación tan cruda. La ninfa de Amy, Chloe, sonrió mientras me miraba.

–En su cuarto trabajo, hizo que su humano obtuviera un premio por ser la persona más longeva de su ciudad, obteniendo el noveno lugar al ser el ángel que mas cuida a su humano. Además su penúltimo trabajo que fue todo un éxito a juzgar por las malas condiciones de vida emocional y social que tuvo el hombre, llamado Arnold, quien durante la vida de éste, el señor Christian tuvo una larga seguidilla de buenas acciones. Sin excluir que en el último trabajo Christian le prometió a la madre de Emily que cuidaría fielmente de ella. Durante la vida de Emily, este ángel que presencian aquí ha sido de gran ayuda y apoyo emocional a la chica por no poder conocer a su madre.

Miré las manos de Chloe, la ninfa. Sobre ellas tenía una esfera de cristal la cual cambió su aspecto mientras a admiraba casi hipnotizado. Era una escena bastante familiar para mí, pues se proyecto una imagen, la habitación de Emily, con cada desorden en su respectivo lugar y ella sentada sobre su cama, triste, pensando en su madre seguramente, luego se presenta junto a ella como salido de un lugar oscuro, una silueta, le acariciaba el cabello suavemente aunque a sabiendas tenía en cuenta que ella jamás lo sentiría en verdad.

Era yo.

Apoyado en uno de sus escritorios lleno de baratijas y envoltorios de chocolate. Ella no se daba cuenta de mi presencia, pero si tuvo una expresión de relajo al momento de rosarle la piel.

– ¿Ven? Fue de gran ayuda en sus momentos difíciles – El cabello largo, rojo y ondulado de Chloe me recordaba y familiarizaba a mi primer trabajo.

–Daremos el veredicto en un instante... puedes retirarte Christian –Me señalo Cameron, el ángel sabio.

Divise al mismo anciano de antes, el cual me había rozado y con ello logro que me colocara al centro de la sala. Esta vez caminaba seriamente hacia una pared, me miró y me indicó que fuera hasta allí. Hizo un gesto como si saludara alguien de pasada, la pared se abrió, me hizo entrar y la cerró. Quede en completa oscuridad, a la deriva, expectante por lo que pasaría conmigo, y con Emily.

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