No todas son malas noticias

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Bostecé una vez más sin poder disimular el cansancio. Mis ojos pesaban y mi cabeza dolía debido a la resaca, lo que me hacía sentir de un humor terrible.

El sonido de las espadas chocando no ayudaba en nada en mi malestar, sin embargo era parte de mi trabajo y debía soportarlo.

Mientras observaba a un par de chicos enfrentándose en una pelea de práctica con escudo y espada, mis ojos se toparon con unas esmeraldas de cierto rubio que casualmente también me me estaba mirando. Bajo su ojo había una gran marca violácea y su pómulo estaba hinchado. No pude evitar sonreír vanidosa mientras que él se limitó a desviar la mirada.

—¡Estás descubierto! —gritó a uno de los chicos— ¡Estás descubierto! —repitió en cuanto el pubescente cayó nuevamente en su error— ¡Alto! —ordenó en medio de un enfurecido grito

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—¡Estás descubierto! —gritó a uno de los chicos— ¡Estás descubierto! —repitió en cuanto el pubescente cayó nuevamente en su error— ¡Alto! —ordenó en medio de un enfurecido grito.

Los chicos de inmediato cesaron la pelea y prestaron atención al instructor, quien ya se les acercaba de forma amenazante.

—¿Para qué carajos tienes el escudo si no lo vas a usar correctamente? —continuó regañando al chico para después arrebatarle el broquel(1)— ¿Sabes qué habría pasado en una batalla real? ¿Lo sabes? Estarías viendo tus propias entrañas fuera de tu cuerpo. ¿Eso es lo que quieres? —el zagal, el cual a leguas se notaba que intentada reprimir su coraje, permaneció taciturno— ¡Te estoy hablando! ¿Eso quieres?

—No —respondió el pelirrojo de mala gana.

En un abrupto arrebato, Declan tendió el escudo al zagal alcanzando a golpearlo con él en el pecho, haciéndolo tambalear.

—El escudo parte de aquí, desde aquí lo vas a mover según lo requieras pero no puedes dejar al descubierto el torso. —dando otro empujón le devolvió el broquel al bermejo, quien rodó los ojos con fastidio ante la reprimenda del rubio— ¡Pero insisten en revolotear la pieza más importante de su defensa como si fuera la falda de una mujer! —no pude disimular una mueca de desaprobación ante su comentario machista— ¿O quieres que sea yo quién pelee contra ti para que se te quede grabado? —continuó bramando.

—Ya entendió, Declan —interferí debido a que yo igualmente me sentí fastidiada por el despotismo de aquel cretino.

El aludido me hizo frente con la misma prepotencia.

—No recuerdo haberte preguntado a ti, bichito.

—Deja de llamarme así, ¿o tengo que noquearte otra vez para que se te quede grabado? —lo reté imitando su postura.

Inmediatamente el grupo de jóvenes emitió una particular bulla ante mi respuesta.

Los ojos verdes de mi compañero me fulminaron con aversión, sin embargo no replicó y decidió ignorarme, siguiendo con su lección.

Sonreí victoriosa, mas mi sonrisa se borró y mi entrecejo se frunció en cuanto, al mirar hacia un lado, noté a la lejanía a un apenado Jack Frost que se acercaba lentamente. Eché un vistazo a Declan y a los chicos para después ir directo al zagal e interceptarlo.

Come fly with me (Hipo y tú)Where stories live. Discover now