Doctora

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Cuando Lena y Kara les comunicaron la noticia, de que vivirían juntas, a sus padres, ellos no lo tomaron muy bien. Insistieron en que era muy pronto y apresurado y que ellas aún eras jóvenes que necesitaban a sus padres. Los Luthors, en especial, dijeron que no pensaban dejar sola a Lena durante el embarazo.

- Por supuesto que no papi, ustedes estarán tan involucrados como quieran, pero entiendan que es lo correcto. Kara tiene derecho a estar todo el tiempo conmigo, y el bebé necesita a sus madres junto a él o ella. –Explicaba la morena, tratando de convencer a sus padres.

- ¿Y por qué no se muda Kara acá? –sugirió Lionel– O incluso tú a casa de Eliza, me sentiría más tranquilo con un adulto vigilándote.

- Pero si nosotras prácticamente somos adultas. ¡Seremos madres! –exclamó la morena– Además, no puedo permitirme ser una molestia para Eliza.

- Cariño, sabes que no eres molestia –respondió Eliza– Sin embargo, entiendo su punto –dijo, mirando tiernamente a Kara y a Lena– Tampoco estoy muy de acuerdo con la idea, pero comprendo su  punto –suspiró– Tienen  mi  apoyo –finalizó.

- ¡¿Qué!? –dijo Lionel- ¡Eliza!

- Trata de entender Lionel –comentó la mujer.

- Sí amor, creo que Eliza tiene razón. Lo que importa ahora es apoyar a nuestras hijas y ver que el bebé esté bien –agregó Lilian.

- Lionel, Señor Luthor, Lionel –decía una nerviosa Kara– Le prometo, le juro que Lena estará bien conmigo. Ya le dije que tengo un empleo y en cuanto termine la escuela, buscaré algo mejor. Yo no dejaré que nada le pase a Lena o al bebé, y sabía que ustedes iban a querer estar al pendiente, y tienen todo el derecho a estar presentes durante el embarazo; es por eso que busque una casa cerca. Pueden ir cuando quieran y visitarnos. Lo que usted desee. –La chica hablaba con nervios, pero también con muchas sinceridad. Lionel siempre había querido a Kara y sabía que su amor por su hija era honesto y real, y aunque no lo admitiera, esas palabras estaban derritiendo su enojo.

Después de un rato, lograron convencer a Lionel de la mudanza. Y éste advirtió que estaría muy al pendiente de su hija y nieto/a. Los tres abuelos sentenciaron que ayudarían económicamente a las chicas, y aunque ellas no querían aceptar, terminaron cediendo.

A la semana, ya estaban instaladas en su nuevo hogar. Era un lugar pequeño y acogedor. Lena se encargó de decorar con la ayuda de Eliza y Lilian. Kara no quería que ella hiciera esfuerzo alguno, pero la morena era bastante terca como para ceder.

Lena y Kara se encontraban en la recámara viendo televisión. La morena miró a su novia y se mordió el labio, colocó su mano por debajo de la playera de Kara y comenzó a acariciar el perfecto abdomen de la chica. Kara la volteó a ver y Lena le dirigió una mirada intensa y sensual, se mordió el labio y apagó el televisor. La chica entendió a donde iba todo eso. Lena se lanzó a la besar la boca de su novia. El beso se comenzó a intensificar y  Kara se separó.

- Lena, espera –dijo, recuperando el aliento– No, no podemos. Esto no está bien –la morena la miró confundida.

- ¿De qué hablas? –dijo, sintiendo aún el sabor del beso.

- El bebé. No quiero lastimarlo –respondió tiernamente. Lena sonrió, pues le pareció adorable.

- Kara Danvers, no le pasará nada al bebé. ¿De acuerdo? –decía, tratando de convencerla.

- Pero si te aplasto la pancita, o algo. –Comentaba, sufriendo sólo de imaginárselo.

- Como se ve que nunca fuiste a los talleres sobre sexo en la escuela –"se burló".

Aun en la muerte (Supercorp)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin