XII

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Lisa's POV

—¿Cómo estás? — le pregunté interesada.

— He estado bien. — su rostro mostraba tranquilidad. — ¿Cómo estás tú? ¿Y Jennie? ¿Anda contigo?

— Yo también estoy bien. Jennie está en la universidad. — dije mientras tomaba una lata de refresco.

— Oh eso está genial, ¿te tocó llevar la despensa o algo parecido? — dijo de forma graciosa.

Reí. — Solo llevo lo necesario, tengo planes con Jennie esta noche. Hablando de eso, ¿conoces la comida favorita de Jennie? Quiero decir, eres su mejor amiga, debes saberlo.

El rostro de Rosé cambia al escuchar mis palabras y trato de descifrarlo.

— Veo que ahora se llevan muy bien. ¿No es así?

— Creo que sí. — dije.

Lo que había dicho anteriormente era confuso, parecía celosa o tal vez sólo era mi imaginación.

— Pasta. — añade.

La miro sin entender.

— Es su favorita, Jennie ama las pastas.

Claro, cómo no lo había pensado. La noche en la que la conocí cenamos justamente eso. Pasta.

— Tienes razón, Rosie. Gracias. — le dije.

Ella asintió y antes de que pudiera adelantarme por el pasillo lleno de productos, habló.

— Lisa, aguarda. — masajea su sien. — ¿Podrías darme tu número?. — Como no contesto, con vergüenza añade.—Verás, con mi anterior psicólogo eso funcionaba mucho, algunas veces cuando me sentía mal hablaba con él y sabía perfectamente qué decirme.

Lo único que puedo hacer es mirar a Rosé, con la esperanza de no lastimarla. Ella me mira también y veo como su expresión corporal cambia a una más tímida, exhala y comienza a mover los dedos en sucesión, uno detrás de otro.
Rápidamente tomo mi billetera y busco una de mis tarjetas de información laboral, sé que por allí tengo algunas aún. Cuando la encuentro extiendo mi brazo hacia ella.

— Lamento no habértela dado antes. Puedes escribirme siempre que quieras.

Ladea la cabeza, perpleja como si tal acción la hubiera impresionado mucho.

— Gracias. — se ruboriza y trata de mirar a otra dirección.

Me acerco a ella. — Se me hace tarde, creo que debo irme. Siempre es bueno encontrarme contigo Rosie. — la abrazo, ella apenas es capaz de corresponder al abrazo. — No dudes en escribirme si pasa algo, ¿está bien? — digo mientras pongo mi mano en su hombro.

— Lo haré, gracias Lisa. — sonríe y comienza a dar pasos hacia atrás, luego desaparece rápidamente de mi vista.

Me dediqué a encontrar todo tipo de ingrediente que creyera necesario, seguido de eso pagué por cada uno de ellos y caminé de regreso hasta el departamento. Subí tranquilamente las escaleras del edificio hasta llegar al piso correspondiente, estaba por colocar la llave en la perilla cuando noté que la puerta estaba entreabierta. Con cuidado miré por la línea de la puerta y agradecí para mis adentros que la que estuviera allí sentada leyendo una revista era la madre de Jennie. Ya estaba empezando a cuestionarme, porque por mi cabeza pasó la probabilidad de dejar la puerta abierta cuando salí.  A veces era considerablemente distraída.

Sounds | JenlisaWhere stories live. Discover now