Capítulo 1

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Logan saludó con un corto asentimiento a Dough, el portero del único club de North Hill. El hombre le sonrió antes de chocar sus puños juntos. "¿Buscando tener suerte esta noche?"

Logan sonrió, acomodando su chaqueta en su lugar. "Como siempre," dijo, antes de entrar al lugar. Tan oscuro como era el lugar, el dueño había puesto una ridícula cantidad en las reparaciones del interior. Las paredes eran de un color rojo vivo que le daban un toque picante, junto con la poca iluminación. Casi misterioso y seductivo, junto con la música alta que hacía que su pecho se estremeciera. Le sonrió a unas mujeres que guiñaron en su dirección, lamiéndose los labios provocativamente. La rubia con el vestido negro ajustado y pechos grandes, movió un dedo en su dirección y señaló el espacio vacío en su cabina. Sacudió la cabeza, todavía sonriendo, y siguió su camino hacia la barra a conseguir un trago.

Había frecuentado el lugar más veces de las que le gustaría admitir, pero conseguir una cita o una relación de una sola noche en el pequeño North Hill, no era sencillo. Veía a las mismas personas casi todos los días y era demasiado perezoso para ir hasta la ciudad, además que no pasaba mucho tiempo sin tener los negocios a la vista. Las mujeres de antes, ellas no le parecían conocidas, así que tal vez iría con ellas más tardes, pero primero necesitaba un trago de whisky caliente bajando por su garganta. 

Antes de llegar a la barra, sintió un roce cerca de su trasero, y cuando giró, vio a un delgado chico sonriendo hacia él. El chico usaba un ajustado pantalón de cuero y una camiseta que moldeaba toda su figura, dejando nada a la imaginación. El chico le dio un guiño coqueto junto con una sonrisa que prometía cosas, pero Logan solo sonrió y asintió hacia él. Había pasado un tiempo desde que se había desecho de los prejuicios y sus gustos. Se había acostado tanto con mujeres como con hombres, y todos eran lo mismo para él, porque todos querían el mismo objetivo: placer. 

Deslizó la silla lejos de la barra y se sentó allí, esperando a que el bartender llegara hasta su lugar. Se dio la vuelta, apoyando los codos sobre la barra, mirando alrededor. Hombres con mujeres, mujeres con mujeres, hombres con hombres, el club no tenía normas sobre ello. En cualquier esquina habían parejas revolcándose, metiéndose mano sin importar que otros mirasen. Algunos eran residentes de North Hill, los pudo reconocer, pero otros rostros eran distintos, seguramente de personas de afuera huyendo de  ser vistos en sus ciudades. Era todo un espectáculo. Inhaló, llenándose de olor a excitación en el aire, de las personas, de los shifters, el alcohol, y... Frunció el ceño, mirando más profundamente entre la multitud, intentando inhalar el mismo aroma salvaje y dulce al mismo tiempo, que puso a su oso en alerta.

Su hombro fue tocado ligeramente, sacudiendo su mente. Se giró y miró hacia el hombre delgado detrás de la barra. "Un whisky en las rocas," dijo, por encima del sonido de la música. El hombre asintió y se alejó. 

Logan suspiró, girándose otra vez hacia la multitud, pero su vista se detuvo en el hombre sentado a su lado, a solo unos pasos. Los hombros del hombre estaban hundidos mientras se apoyaba en la madera de la barra, revisando su celular profundamente. Logan inclinó la cabeza mirándolo, antes de inhalar y sentir que su garganta de cerraba. Parpadeó hacia él, otra vez girándose. Apoyó los codos en la barra y carraspeó, dándole una mirada de reojo. Dulce bebé Jesús, el tipo estaba construido como un jugador de fútbol americano, brazos anchos, torso grueso y piernas increíblemente moldeadas dentro de los ajustados vaqueros que llevaba. El bartender dejó su trago y se marchó. 

"¿Te puedo invitar un trago?" preguntó, sorbiendo de su vaso, mirando al enorme hombre. Se lamió los labios y esperó hasta que él levantó la cabeza. 

Logan apretó los dedos alrededor de su vaso, sintiendo que su pene saltaba cuando los profundos ojos avellana se clavaron en él y la más sexy y masculina sonrisa se estiró en los gruesos labios rojos. "Seguro," el hombre respondió, todavía con esa misma sonrisa arrogante que no debió ser tan sensual. Tenía una mandíbula firme y marcada, con un ligero rastrojo de barba que encajaba perfectamente en su rostro. El cabello marrón en la cima de cabeza era apenas del largo de dos dedos y muy corto a los lados, además de su piel blanca y reluciente. En realidad lucía bastante joven. Cuando se giró por completo hacia él, Logan levantó las cejas. El chico era grande, casi podía compararlo con la complexión de Dominic, solo un poco menos de músculos, y su amigo era un oso. Este chico era un humano.  "Reid," dijo, estirando su enorme mano hacia él. 

Cómo Amar a un Oso. SPO#4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora