Introducción

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Advertencia: La siguiente historia puede contener lenguaje inapropiado para algunos usuarios, escenas llenas de violencia y sexo.

Se recomienda discreción

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Seis años atrás

Lucian detallo la figura de Sophia mientras ella recorría el jardín principal de la mansión, le parecía increíble que estuviera a tan poco tiempo de pedirle que se marchara de su lado. Por años se había mantenido alejado de mantener alguna especie de relación con una persona que no fuera de su familia. Pero ella, aquella mujer de ojos cafés se había convertido hasta en el mismo aire que respiraba.

Se había tomado un tiempo descubrir sus sentimientos hacia ella, cuando se dio cuenta de que estaba enamorado se lo terminó confesando, ahora las cosas cambiaban para ambos, ella había estado buscando a sus hermanos desesperadamente, cuando los encontró tomo la iniciativa de acabar con lo suyo, era consiente que a su lado nada sería tranquilo para ella y su familia. La vida que manejaba era peligrosa. No los iba a colocar en riesgo.

Se devolvió a su habitación para sacar de una de las despensas una botella de whisky, no estaba listo para lo que venía. Habían planeado una vida juntos y ahora nada de eso podría realizarlo.

Sophia recorrió el jardín y por instinto levanto la mirada a la ventana de la habitación de Lucian, le parecía increíble que ahora estuviera viviendo a su lado. Sabía las consecuencias que tendría el permanecer con él, pero a ella no le importaba en lo absoluto, había aprendido a quererlo, era la única persona que la había tratado distinto. La recibió en su casa cuando era tan sólo una desconocida, después de sentirse en deuda con él, decidió trabajar en la mansión para poder saldar la deuda por la ayuda que le había ofrecido, sin embargo ni ella, ni él podían ocultar lo que habían empezado a sentir el uno por el otro.

- Señorita, el señor Lucian desea hablar con usted - dijó una de las empleadas domésticas mientras se cruzaba en su camino.

- Dile que en un momento iré - sonrió la joven mientras terminaba de cortar las ramas sobre salientes de uno de los rosales.

- El señor ha dicho que es urgente - volvió a insistir la mujer.

Sophia dejo lo que estaba haciendo, y se dirigió lo más rápido posible a la habitación que juntos compartían. Toco dos veces como le era costumbre y la puerta se abrió con el sistema de seguridad que manejaba el ruso.

- ¿Me has llamado? - dijó ella mientras observaba a Lucian en la mesa que daba con vista al balcón mientras destapaba una botella de whisky,

- Así es - aseguro él.

- ¿Es algo de lo que deba preocuparme? - se acercó hasta él y le rodeo el cuello con sus brazos. Lucian se estremeció con la caricia que la joven le ofrecía, después se colocó de pie dejando a un lado el vaso vacío.

Pasó sus manos en maneras repetidas por su rostro no encontraba las palabras adecuadas para pedirle que se fuera.

- Esta noche me demorare un poco más de lo usual - no se atrevía a decirlo en ese momento. Debía esperar un mejor lugar-. El quedarte sola puede ser peligroso, así que no te quedes hasta tarde despierta.

- Lo sé - respondió Sophia-. Siempre llegas tarde, a veces en la madrugada. ¿Estás bien? suenas algo extraño.

- No es nada por lo que debas de preocuparte - suspiró él-. ¿Cómo están tus hermanos?

Sangre RusaWhere stories live. Discover now