CAPITULO 22

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Marco golpeo el rostro de Zadaquiel y este reacciono al golpe de manera aturdida. Se encontraba en una bodega abandonada y con un olor a moho y suciedad. El suelo estaba cubierto por tierra y habían varias ratas alrededor.

- Hola pequeña rata – sonrió el italiano mientras rodeaba el cuerpo del hombre.

- Que mierdas me han hecho – respondió Zadaquiel al ver que se encontraba atado de pies a una viga de metal.

- Idea del ruso – dijo gracioso marco mientras sacaba un cigarrillo de su bolsillo y lo encendía. Zadaquiel de inmediato abrió los ojos de par en par, el suelo estaba cubierto de gasolina así como su cuerpo, lo podía saber por el olor que emanaba.

- ¡Aléjate de mi estás loco! – respondió el hombre.

- Me encanta cuando claman como niñas – respondió marco.

Lucían apareció de una puerta adversa tenía en sus manos un maletín con más de un implemento quirúrgico dentro de esta.

- No se habla con la carnada – dijo Lucian mientras dejaba en el suelo el maletín.

- Solo me intentaba divertir como en los viejos tiempos.

- Debe ser difícil dejar el mando de la mafia – respondió Zadaquiel en tono burlesco-. Ya veo que solo eres un peón al que maneja el ruso.

Aquello hizo enfurecer al italiano, quien amenazo con quemar a Zadaquiel.

- Cuida muy bien tus palabras pequeña sabandija, no sabes con qué tipo de hombre te metes, si no quieres morir calcinado como un cerdo, es mejor que te calles la maldita boca, aunque de igual forma de vas a morir – escupió con frialdad el italiano.

- No te burles de él, es un maldito loco asesino – respondió Lucian.

- No van a salirse con la suya mis hombres vendrán a por mí. Serán muchos con dos pequeños idiotas como ustedes.

- Nos da igual morir – respondió con simpleza Marco.

Lucían decidió que era suficiente con Zadaquiel, la espera había sido larga para su venganza, había llegado el momento de cobrarse cada una de las cosas que había hecho.

- Tengo un sinfín de cosas que me gustaría probar en ti – sentencio con gruesa voz mientras sacaba uno a uno los instrumentos del maletín-. Un bisturí, unas pinzas o quizás unas tijeras....., o no espera el especulo se ve tentador para usarlo mientras te arranco las bolas maldito miserable.

- ¿Qué diría tu mujercita de ver el hombre en el que te has convertido? – respondió Zadaquiel.

- Que no te lave el cerebro ese maldito hijo de puta – dijo marco.

- No me interesa lo que tengas que decir acerca de Sophia, sabes.... Ella ha visto lo peor y mejor de mí, pero sin duda alguna ser el tipo de hombre que tortura a otros para vengarse de la forma tan nefasta en la que tú has atacado a una mujer, me llena de satisfacción.

Lucian saco de entre las cosas una enorme pinza de metal, se acercó hasta donde Zadaquiel se encontraba y rasgo primero la camisa de este, después empezó a clavarla con lentitud desde su pecho hasta la zona pélvica dejando una abertura de la cual empezó a brotar la sangre.

- ¡Miserable! – apenas pudo pronunciar el hombre.

- Así se abren a los cerdos, para quitarles las vísceras, y esto es solo el comienzo – dijo el ruso mientras dejaba a un lado las pinzas.

- Aquí esta lo que pediste – respondió marco mientras le entregaba una botella de ácido corrosivo-. Cura sus heridas - dijo en tono burlesco.

Sangre RusaWhere stories live. Discover now