one shoots

Oliver Queen 1/2

No era idiota, lo sabia, lo supo desde la primera vez, aun recordaba como lo descubrió, como descubrió que el la estaba engañando.

Antonella acababa de llega de un día de trabajo agotador, tan solo esperaba llegar a casa, darse una ducha y dormir, se detuvo con las llaves en la cerradura, una risa de mujer provenía del departamento, era una risa chillona, la joven cerro los ojos rezando porque las sospechas que mantenía hacia rato, finalmente entro en el departamento guardando el mayor silencio posible. Había un par de zapatos en el suelo, no eran suyos. Se quito sus zapatos y dejo el bolso en el suelo, subió las escaleras resignada a lo que iba a ver, en su cama, en la cama en la que dormían ambos, estaba el, y a su lado una de las secretarias de la alcaldía.

Luego de eso Antonella se había borrado por meses, se estuvo quedando en la casa de Barry, su primo se encargo de ocultarla de Oliver, pero ella lo amaba, así que finalmente volvió a el. Debió verlo venir, si había podido serle infiel una vez, nada le impedía seguir siéndolo.

Una mano sobre su muslo la hizo volver al presente, Oliver la miraba preocupado mientras a su lado William miraba la televisión sin darse cuenta de lo que ocurría, y era mejor así.

-¿Esta todo bien?- Miro los ojos de su pareja se notaba la preocupación en ellos. En cambio Antonella, ella sabia que aquellos ojos marrones que tanto Oliver decía amar ya no reflejaban nada, estaban apagados, ella estaba apagada.

-Si, solo se me quito el hambre- el teléfono de Oliver empezó a sonar, supo que era ella por la rapidez con la que tomo el aparato. Se levanto de repente llamando la atención de los dos hombres en la mesa-No me siento bien, iré a recostarme.- Oliver la miro unos segundos antes de volver a la llamada, se estaba dirigiendo a las escaleras cuando fue detenida por William.

-¿Estas segura de que estas bien?- el pequeño tenia miedo, Antonella lo sabia, no quería que nadie mas a su alrededor muriera.

-Tranquilo will, solo estoy cansada, si quieres puedes subir conmigo a ver una película.

El niño aun preocupado acepto y ambos subieron las escaleras, acabaron viendo los simpsons recostados en la cama, al cabo de un rato el pequeño se había quedado dormido, cuando Oliver subió a la habitación los encontró a ambos dormidos, cargo con lentitud a William y lo llevo a su cuarto, cuando ya no se escucharon pasos en la escalera Antonella abrió los ojos y se recostó boca arriba, no se movió ni hizo un sonido, tan solo espero aquel ruido. Al cabo de unos minutos lo escucho. La puerta cerrarse tras el.

En silencio se levanto y se dirigió al baño, una vez allí se encerró y se observo al espejo desde todos los ángulos posibles, no era fea, tenia el cabello negro largo hasta la cintura, unos labios pequeños pero tiernos, ojos marrones, la cintura marcada y unas lindas piernas. Finalmente luego de contemplarse durante una media hora comprendió...El problema no era su apariencia, tan solo no era ella, y nunca lo seria.

Salio del baño y tomo el celular para llamar a Diggle rápidamente.

-Antonella, ¿Esta todo bien?

-Hoy no iban a reunirse ¿No?

-¿Que?, no bueno, este.

-No es necesario que me mientas Diggle- Antonella corto el balbuceo de su amigo- Yo ya lo se, creo que siempre lo eh sabido.

-Lo siento mucho nella.

-Tranquilo, son mejores amigos entiendo que tu lealtad siempre va a estar con el.

Y sin decir mas corto, se vistió rápidamente, a su vez armo Su bolso con pocas pertenencias y llamo a su primo. Barry en pocos segundos estaba en la puerta del departamento.

Cuando llego al departamento de su primo Iris los estaba esperando, la chica la envolvió en un abrazo, al cual Barry se unió segundos después. Estando allí, sintiéndose segura, amada, y mas que nada, estando lejos de el, se quebró, hubiera caído de bruces al suelo de no ser que el chico no la hubiera sujetado. No sabia cuanto tiempo estuvo arrodillada en el suelo llorando, siendo consolada por Iris, solo supo que al fin libero todo aquel dolor que venia guardando hacia ya un año.

Mañana a las 17:00hs subo la segunda parte