El karma es una perra...
...Pero tambien una gran maestra.
Y Katsuki tiene mucho que aprender.
°Katsudeku
°M-preg
°Au sin Quirk
°BNHA pertenece a Kōhei Horikoshi
Apartó el periódico con decepción, su teléfono casi se quedaba sin batería a causa del constante uso que le había dado en la última hora, suspiró llevándose una mano a sus alborotados cabellos verdes, Inko le miró.
—¿Aún no hay suerte?—. Pregunto, aunque la cara de su hijo le respondiera la pregunta hecha, el peliverde simplemente apartó el diario con molesta.
—Esto es inútil—. Dijo. —Si no es por el embarazo, es por que no tengo experiencia—. Se reprocho y reprocho al mundo. —Tal parece que mi vida con Katsuki solo me ha vuelto un verdadero inútil que no puede valorarse por si mismo ¿Como pretendo darle de comer a mis hijos si no se hacer nada?—. El peliverde comenzaba a gimotear de desesperacion, Inko no lo pensó demasiado antes de abrazarlo como medio para consolarlo.
—Mi amor—. Dijo la mujer. —Todo estará bien—. Trato de tranquilizarlo, el hecho de alterarse no traería bien a los bebés.
Si, había decidido confirmar la prueba casera, su ginecólogo le había, no solo confirmado su estado, si no que además le había informado que serían dos los bebés que se encontraban en su interior. Izuku no pudo estar más feliz y asustado que nunca.
¿Que haria para poder mantener a sus hijos? ¿De dónde sacaría sustento? Sabía que Katsuki se había lavado las manos con su primogénito, ni mencionar a los nuevos dos.
Justo en ese momento, el teléfono de la casa comenzó a sonar, Inko soltó a su hijo para poder atenderlo, mientras el peliverde limpiaba sus lágrimas. —Bueno—. La mujer saludo cordial. —Ah, Mitsuki, que gusto—. El silencio reino por un momento. —Vaya, que pena—. Aquello ganó la atención del menor, que al notar a su madre un poco triste, hizo señas para que le dijera que estaba pasando, su madre tapó el auricular. —La suegra de Mitsuki falleció—. Susurro. —Si, entiendo—. De pronto Inko parecía sorprendida, tal parecía que la mujer al otro lado de la linea habia pedido algo. —¿Quieres que Izuku vaya a tu casa? ¿Hablar con él?—. Inko asintió. —Quiere hablar contigo—. Señaló al peliverde, el cual no dudo en tomar el aparato.
